Categoría: Escritos

  • 5.

    Hoy hay un cuadro distinto; el cielo está más iluminado. El calor no se aprecia y aunque vaya con una camiseta de tirantes, sigo sintiendo Marzo, cayendo en mis hombros. El peso de sus días se me ha quedado calado en los huesos; me tiritan hambrientos.

    Agradezco al mundo esta pequeña pausa, porque él como yo, necesitábamos respirar. Parar. Reflorecer y sanar.

  • 4.

    Me gusta escuchar cómo cae el agua, la lluvia. Me transmite paz, tranquilidad y serenidad.

    Seguimos de confinamiento, sin poder salir, por una buena causa.

    Yo sigo un poco saturada…, me apetece descansar y no puedo.

    Trabajo tras otro. Demasiado por como corren las horas.

    Maldita vida.

    Hace tiempo, meses atrás, quería escribir una novela corta o historia. Pero no tenía ni idea. No sabía el qué, ni el cuándo, ni el cómo, ni el porqué.

    Y es que nunca sabes cuando ni donde puede aparecer una nueva historia. Estos días lo único que surgen son historias soñadas y nunca vividas…

  • 3.

    La luz va y viene, como el vaivén de mis caderas junto a ti.

    -Pasado-.

    Y miro por la ventana, no me dice nada. Luego me quedo pensativa y, de mientras, un mensaje tuyo: «Tengo ganas de besarte».

    Y me lo imagino: el hecho de que después de tanto tiempo, se te vayan las ganas de besarme.

  • 2.

    Caos, caos y caos.

    Acabo de recordar, nada, escenas de mi vida pasada: memorias de una jovenzuela rota, y loca. La locura corría por sus venas.

    «Alocada», le decían.

    Quería saltar al vacío y volar. Se estampó contra el suelo. La caída fue dura…

    Volver a su habitual vida fue. Fue. Una historia que contar, un pasado que borrar. Porqués imperceptibles, dudas inmensas y respuestas inexplicables.

  • 1.

    Quizás era que tenía que cambiar de bolígrafo, o pasar la página. Quemar la libreta o tirarla por el retrete.

    Me estampé contra aquel sujeto, tan indefenso y, a la vez, tan fuerte. Como un roble.

    Ya no sé qué escribo, ni qué pienso.

    Esto; que me afecta. Pero…, Por fin vuelvo a escribir. Aunque me gustaría hacerlo de verdad. Y está siendo más real que otra cosa. Aún así, por eso existen las libretas y por eso yo soy caos. Irregular, indescifrable e imparable. Porque aquí se lee mi paz; mis sentimientos estampados en un mundo ajeno; el mío.

    Quería escribir tanto que, mira, estoy, con la tontería, llegando al fin de la página.

  • Seguimos amando

    Quiero irme contigo, a lo lejos.
    A bailar,
    a correr
    y a vivir.
    Quiero seguir toda mi vida a tu lado y no parar nunca de sonreír.
    Estallar a carcajadas y volar en una nube.
    Y es que el cielo me está rozando,
    tocando,
    hablando.
    Te envío amor y un Te Quiero desde aquí y a ver si las estrellas esta noche se les escapa mi secreto y te susurran en la oreja ese soplido.
    Que no estamos juntos, pero te sigo sintiendo.
    Te sigo amando.

  • Esto no es un poema

    Pues me ahogo, aquí, en un poema de mierda, vacío y desolado.
    Enjaulados estamos;
    nos morimos solos,
    y más rotos que nunca.

  • Soñando

    Me estoy amoldando a la idea de que no te veré; me estoy acostumbrando.
    Ese instante, mientras me tomo un capuchino largo, en el que me imagino mi futuro: encerrada en casa cada semana y el domingo haciendo un ritual mañanero.
    Tomarme las cosas con calma, ya no sentir la brisa del aire rozándome la nariz, arrasando con todo. O tus labios cálidos recorriendo mi piel. Una sonrisa de luna media y no tener tiempo a leerme un libro, dejarlo abandonado allá en mi escritorio. Porque la vida antes -antes- era corta y, ahora, es larga -muy- larga. No hay manera de salir de esta, digo, de salir de mí misma. Estoy entre cuatro paredes, en un caos, en un lío alocado.
    Me gustaría tanto verme a mí contigo, vernos juntos en otro escenario; en la calle, a lo lejos y amándonos. Sentirnos. Y más que piel con piel, alma con alma.

  • Estos días en Marzo

    Me ha crecido el pelo,
    y estoy un poco más blanca,
    y veo luces,
    azulejos que se mueven por el día.
    -Destellos de luz-.
    No indican mi libertad,
    nombran mi oscuridad.
    El deseo de querer salir y no poder.
    -Obligación-.
    Y estoy todo el día mirando series,
    y lloro sola,
    y también río.
    ¿Lo mejor? Que fluyo conmigo.
    Que siento, que soy.
    Con lo bueno,
    con lo malo
    y lo peor.

  • Ir; en gerundio

    Quiero saber de ti aquello más oscuro,
    amargo
    y sucio.
    Quiero descubrirte;
    los huecos más escondidos.
    Quiero encontrarme contigo, otro tú.
    Aquel distinto,
    el que aún no ha salido.
    Ganas,
    ganas de reencontrarme con un tú diferente.
    ¿Nos vamos de birras?
    ¿Me invitas a aquello tan cruel?
    Lo que nunca se escuchó de ti…
    Sabes tanto de mí que es irónico;
    Tú tan poco, yo tanto.
    Quiero reescribirte,
    ser,
    sí,
    otra vez.
    Redescubrirte.
    Eres la diferencia,
    único e irrepetible.
    Inquebrantable.
    Te quiero, así;
    aquí y allá.
    Tanto si eres como si no.
    Simplemente, soy con o sin ti y,
    con eso,
    ya voy,
    hacia ti.

  • Mi voz, yo

    ¿Hay alguien que me escuche, que me comprenda, que me quiera?
    ¿Hay alguien?

    «Sí, yo» dijo la vocecita y levanté la cabeza, el reflejo lo confirmó.
    Era yo la única que podía quererse siempre si quería.

  • ¿Amor propio?

    Tener complejos con una misma por los reflejos de los espejos.
    Y que te digan,
    que te repitan,
    que lo estás.
    Y que antes estabas más guapa.
    Dos tallas de más,
    aquellos pantalones favoritos que ya no te caben, guardados en el fondo del armario.
    Y aquella blusa tan bonita, tan distinta,
    colgada en una percha para adornar.
    Que ya no eres la misma,
    que eres mucho mejor,
    porque cuanto más,
    menos prejuicios y
    un jarrón lleno de autoestima.
    Es cierto que te quieres, pero te cuesta, no por ti, sino por ellos.
    Que si te quieres comer una hamburguesa, hazlo.
    Que sea con huevo, baicon y ya si eso, un poco de ensalada, gracias.
    Con tus cicatrices y celulitis,
    con tu chichita y tus rollitos,
    que no es que te sobren,
    porque te quedan de lujo.
    No llores por querer estar perfecta,
    porque ya lo eres.
    Es un sufrimiento innecesario,
    y el dolor incrustado en tu corazón es por culpa de la sociedad;
    quítate la culpabilidad y el dolor.
    No son tuyos,
    son de ellos;
    los monstruos.

  • Ella

    La que llora porque sí,
    porque no puede más
    y se rompe.
    -Se rompe-.

  • Ella, yo

    La que se mordía los labios del dolor que sentía dentro,
    la que ya no tenía mariposas en el estómago sino gusanos.
    La que lloró sin parar una noche de invierno, helándose en su hogar, que ya no lo era.
    La que salió de fiesta para bailar,
    y se desvaneció más que disfrutó.
    La que mentía
    para no herir,
    para no sufrir,
    para no sentir.
    Ella, yo.

  • Nuestro amor

    Es tan hermoso nuestro amor que sintiéndonos rotos, acabamos con el dolor. Lo apartamos, lo hacemos desaparecer. Porque si lloramos, juntos lo hacemos.
    Y qué romántico, tú.
    Y qué desastre, yo.
    Y vaya caos,
    vaya vida.
    Ser rosa marchita,
    ser luna sola
    y nube a punto de estallar.
    Mi corazón vibra, siente y quiere. Te ama.
    Y lo siente, lo siento, por ser instante e instinto.

  • Y te diría

    Y te diría una y mil veces que no te vayas, que te quedes conmigo, que seas junto a mí.
    Que rompas la regla del amor, aquí, mirándome. Armándote de valor y diciéndome:

    -Te amo tanto, que me quedo, no por ti sino por mí. No porque puedo, porque quiero. Te siento, mi amor.

    Y yo te miraría fijamente con los ojos empapados de lágrimas, te besaría los labios y el rostro, y te abrazaría hasta explotar. Hasta estallar y sentir que no podría más.

  • Me apetece

    Me apetece perderme entre líneas, tus pestañas. Ser mar contigo,
    ser desastre conmigo.
    Porque el arte nace del caos, de la tristeza, del dolor.
    Y no hay nada más bonito que el amor,
    y el desamor es duro, porque rompe, porque mata las entrañas hasta estrujártelas.
    Y lo hermoso es invisible a los ojos;
    ver un atardecer a tu lado a la luz de la luna escondida entre las nubes, es hermoso.
    Sentir tus labios,
    amar tus lágrimas
    y de llantos sonreír.
    Un cielo oscurecido y las estrellas destellando, ellas.
    Un vacío tan perfecto que da miedo quebrantarlo y, que, cuando cae aún más en la negrura espesa, da vértigo;
    uno sucio, austero.

  • Cualquier día

    Me levanté como cualquier día, justamente a las siete. Miré por la ventana, aún el cielo oscurecido y las estrellas ocultas entre las nubes. Me sentí barro, lluvia que cae arrasándolo todo.
    La vida se ma hacía tarde porque ya sabía de antemano que a las ocho de la tarde seguiría igual que siete horas antes: perdiendo.
    -Perdiéndome-.

  • Sentir(se)

    Algo sencillo,
    algo real.

    Algodón de azúcar,
    cielo lleno de dolor;
    parece ser el amor.
    Que clava,
    arranca
    y mata.

    Qué vas a saber,
    y menos a comprender;
    que eso, sentir, no es más que fluir con alguien.
    Y volar en medio del océano,
    siendo más paz que guerra.

  • Domingo

    Llega el domingo y no hay ganas de hacer nada;
    todos los papeles desperdigados encima de la mesa,
    miles de ideas,
    y a punto de estallar.
    El cuerpo quiere relajarse,
    el cielo a punto de despejarse.
    Despegar y aterrizar en otra era, vida.

  • text not found

    Lo siento, no hay texto, tampoco corazón.
    Se perdió por el camino y las letras se quedaron a medias. El bolígrafo ya no pintaba y las teclas saltaron, para huir. Fluir en otros aires, en otros ambientes.

  • Tú, y la música

    Me influencias musicalmente.

  • Evadirse

    De buena mañana una bonita canción, que suena, que te hace vibrar. Y de salto en salto, de charco en charco, te manchas de barro. Eres ave, eres cielo, eres la luna. Tan sola y feliz; anhelando al Sol, y queriendo cada vez más a su propia soledad.

  • La luna y su soledad

    Un instante en la luna siendo callejera de tus cráteres.
    Viajar a través de tus ojos y ser estrella caída del cielo conjugándome a tu lado. Y brillar más ahí abajo qué allá en el cielo.
    Moverme a base de bombardeos; mi corazón, al son de una canción.
    Y Lewis Capaldi sonando en mi interior, me hace vibrar como un tambor. Se me eriza la piel, se me caen las pestañas de tanto llorar. Pestañeo ante el mar infundiéndome paz. Y la noche me transmite calma. Adiós al dolor, y al mal olor.
    Ser mejor, que algo que se pasea por el mundo porque sí.
    Más humana,
    más dimunita
    y más real.

  • Estrella polar

    Si me tengo que derrumbar, me derrumbaré. Porque eres importante para mí, porque te has creado un hueco en mi corazón.
    Y si un día te vas, alejándote indefinidamente, me dolerá. Lo sentiré tan profundo, porque anteriormente sentí y siento. Soy humana. Tengo huesos que son de cristal, que suenan sólo al andar si los escuchas con el alma, con calma.
    Para mí no son los años, ni los meses, ni los días.
    Para mí son los instantes a tu lado, tan efímeros e intensos que me alegra tenerte tan cerca. Poder besarte los labios siendo míos. Y ser tuya, esta vez, para siempre. No volveré a ser de otro. Pertenezco a ti.
    Nunca podrás borrarte del mundo, he escrito sobre ti. Y cuando una escritora enamorada escribe sobre su ser amado, ya jamás podrá ser olvidado.

  • Eres tú

    Quizás yo para ti sea algo pasajero, pero tú para mí no. Eres algo más, más que amigos, más que novios. Más que un simple deseo, que un anhelo instantáneo.
    Eres aquel beso dado en el momento más querido, más necesitado. Eres aquel abrazo tan sentido, recibido en el momento exacto.
    Para mí eres un pedazo gigante de mi alma, ocupas mi corazón. Y eso es grandioso, deberías sentirte agradecido.
    Y no sólo eso; eres conmigo y nadie antes lo había sido. Hemos conectado, nos contagiamos felicidad. Somos la hoguera chispeando amor.
    Seré tonta,
    seré corta,
    estaré ilusionada.
    Tanto, que destello estrellas; brillando hasta en la oscuridad.
    Y dentro de este desorden, yo, me encuentro real y, contigo, aún más.

  • Fidelidad

    Perdona, pero yo no tengo que fingir que me gusta cuando me toca. Yo siento placer. A mí me sabe tocar y cuando gimo, gimo porque lo siento. No todas somos iguales, pero él, justamente, me hace vibrar como nunca antes nadie lo ha hecho. Porque hay comunicación, porque en esta relación de dos, se habla. Se habla. Sin tapujos ni miramentos. Y no le he tenido que guiar mucho, pero sí le he abierto las puertas enseñándole como se lee mi libro más íntimo. Y no sólo eso, hemos conectado y nos compenetramos. Es cierto que no siempre vamos al mismo compás y, aún así, hay veces que somos más que estamos. No hay miedo sino confianza. Es primordial, esencial. Tampoco hay asco; hay curiosidad y el querer descubrir. Cada vez descubro algo nuevo en su piel, en su mirada y en su sonrisa. Y de su corazón salen chispas de amor. Y surge. Espontáneamente somos, y eso, es lo más hermoso. No se decide el cuándo, ni el cómo, ni el dónde. Se siente, y cada vez más.
    Y es real que llego al orgasmo; unos más intensos que otros, algunos de ellos cortos y los restantes largos. Pero es que hay de tantos tipos, que ya ni les pongo etiqueta. Simplemente me dejo llevar siendo yo misma; la más pura, la más libre, la más fiel a mí.

  • ¿Y qué…?

    ¿Qué pasa?

    Aquello me preguntaba yo a cada instante.
    ¿Qué pasa cuando te desarman? Cuando ponen la realidad en medio de la nada, aplastándotela en las narices. Matándote a base de perdices.
    Pues que ya no eres, que sientes que mueres. En medio de la nada, en un atardecer a punto de amanecer.
    Porque no hay nada peor que se te junte el dolor de la noche, siendo más oscura que luna. Y el brillo de las estrellas te ensombrezca más que te ilumine.

  • Reflejo

    -Espejito, espejito ¿Quién es la más linda de este edificio?

    El espejo mágico se quedó mudo y, al fin, ella pudo comprender qué era la belleza interior. Lo que reflejaban sus ojos era el poder de su alma;
    rota, fría y marchita.
    Una rosa roja, con espinas.
    Un invierno, sin sus hojas.
    Una flor, sin sus pétalos.
    Aquello, era infierno.
    Y el dolor que atragantaba su corazón en su cuello, era aquello nunca visto.
    Aquello nunca descrito.

  • Amor

    Que se caigan las estrellas del cielo,
    segurié queriendo.
    Que se rompan las nubes a mitades,
    seguiré queriendo.
    Que estallen las hojas a ruidos irritantes,
    seguiré queriendo.
    -Queriéndote-.
    A ti, a mi misma.
    Seguiré luchando,
    aunque hayan adversidades
    que sean imposibles de comerse,
    continuaré amando.
    -Amándote-.

  • Y

    Y te das cuenta de que no estás bien cuando una lágrima recorre tu mejilla sin querer.