Me gustaría liberarme contigo;
salir a bailar toda una noche. Dejarnos fluir, ser juntos. Sin beber y no en una discoteca. En la calle, a la luz de la luna y con dos copas de vino tinto. Celebrando nuestro amor. Siendo uno en dos.
Y, así, ser jóvenes para toda la vida.
Hacernos una polaroid para inmortalizar el momento. Y que el resto de nuestra vidas signifique esto, y un poco más. No olvidarnos jamás de lo que fue vivido, querido y, luego, olvidado. Sé que no será para siempre, pero sí para un rato largo, eterno. Y si eso ocupa mi trayectoria hasta morir; seré feliz.
Porque ni dos más tres hacen cuatro y ni nosotros somos perfectos; pero somos. ¿Seremos infinitos?
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