Categoría: Escritos
La fe inédita
No sé qué me está pasando, me voy atrasando y atragantando, y voy partida de pies a cabeza. Me duele la costilla de una forma tan intensa que se expande inmensamente. Te quise y, por mi mala suerte y con mi maldita fe, te sigo queriendo en el otro gerundio sempiterno, el sitio donde ambos…
Estrellada
La tirita está, bueno, va enrojecida, como la costilla izquierda. Siempre hablo, escribo, sobre ella. Y la florecilla normalmente está pilla, porque es muy pícara, sí, la sonrisita que me nace solo con verte. Lo de observarte ya es otro placer. Encajada en otro lugar -espacio estelar-, que brilla, que brilla. Luego cierro ventanas, unas…
Arráncame la hoja
Y lo siento, lo siento tanto por absolutamente todo: por ser yo, por no serlo, por enamorarme sin querer y romperte y, al unísono, estrellarnos, de donde las siete puntas raspan hasta escocer(nos) a los dos. He dejado de llorar, ahora solo me van cayendo lágrimas secas, muy internas y espesas, hacia dentro, porque te…
Después de
Después de tanta soledad e ir solitaria, de convertirme a la vez en loba, luna y miseria… después de quererte y estrellarme, que me salgan por las orejas las estrellas, solo queda, habita, entre estos latidos, un tú y un yo sin estar unidos, así, separados, malditos. Porque a posteriori de tantas pausas -del suicidio…
Sorda, de corazón
Más rota que coja, voy de cora‘ sorda. Aquel inciso, un pequeñísimo detalle: soy, me acabo de convertir en la muerte personificada. Lo siento, lo voy sintiendo tan adentro. ¿Que sonría? ¿Qué tipo de finalidad hay después de? ¿De qué? De todo el mísero, y maldito, caos. Vaya inmensidad, qué absurdez, y la brutalidad de…
Ojalá
Soy aquella, la del corazón sangriento que estalla como un vacío roto, a cámara muy lenta. Con él me pinté los tacones, ahora son de un color espeso, y me los puse y me convertí en un pibón volando hacia Plutón. Milagrosamente, las lágrimas estaban ausentes, aunque muy latentes. Sácate las lentes, vayámonos de forma…
Resuena, mi corazón
Antes de que te vayas, otra vez, y me dejes con la sonrisa herida y entristecida y la tirita enrojecida. Antes de que, bueno, mi cora’ se marchite al son del atardecer, antes de florecer y después de que se vayan cayendo los pétalos, ¿Sabes? Justo ese instante, el preciso vaivén entre el irme o…
Es que te quiero
Lucho por quererme, quererte y querernos, aún así me nace solo ese latir de ir a por ti pues mi corazón danza al son del enamoramiento en un gerundio sempiterno.
«Voy a dejar de quererte»
La única promesa que me hice la rompí. Spoiler: me enamoras cada vez más, así, in crescendo. Y me odio por ello y me siento culpable y me duele y me gustaría arrancármelo, que dejase de sangrar, pero es que me miras y se me sonroja hasta la herida, me provocas las cosquillas y mis…
La eternidad efímera
Sostenme mientras puedas, o detenme, porque durante esta escasa mañana me siento extraviada, aunque también enamorada y raramente confortable. Solo de pensar en tu mirada y en cómo me observa y la forma en la que vamos volando. «No tengas miedo, Anna», me susurra el dedo pequeño de mi pie derecho. Escucho, todavía, tu «Confía»…
De la rosa florecida
Me saco las espinas de la rosa herida, casi florecida, de una en una y, aunque duela, poco a poco me caigo de pie. Entristecida, sobrevive. A veces, ensombrecida. Pero mírale los pétalos derramados en el suelo: se van volando hacia el cielo y allá, en lo más alto, saltan, a posteriori, el vacío ennegrecido.…
Describiéndonos
¿Sabrás tú qué es el amor propio? ¿En qué consistirá? Supongo que en ir saboreando los días amargos, los descoloridos, los destrozados, los malditos, los inéditos. La fe naufraga, ¿O es el mismísimo náufrago? Aquel que se ahoga por la abundancia de desamor? ¿Será el dolor, una pizca de color o por un enamoramiento completo?…
De toda la vida, amor
Margarita, margarita, quítate la tirita, que la herida ya está florecida. Desvístete, corta la etiqueta, frena esa, y sácate las alas, que quieren irse a surfear entre las nubes y el mar. Que crezcan, que crezcan las semillitas. Serán hermosas las florecillas. Que ya es otoño, ¿Y qué más quieres? ¿Qué más deseas? Colócame el…
El atardecer florecido
Saltándome unas cuantas canciones, guardándome las mariposas en los cajones, que se me escapan, se marchan porque están nerviosas. Vaya cielo, piqué tu anzuelo y ahora florezco desde dentro. Luego están tus ojazos, que no son ellos, sino la forma en qué me miran. ¿Será que me estás queriendo en esa milésima de segundo cuando…
Queriéndote, en gerundio
Te estoy queriendo, así, en un gerundio sempiterno. Es que eres perfecto, y este cielo tan impreciso, nublado, casi anaranjado, poco enturbiado y a rebosar de mariposas son las sensaciones -inéditas- que voy sintiendo por ti. El olor al suelo mojado después de una lluvia torrencial, me quiero quedar en ese latir, y contigo, para…
El enamoramiento
Enamorarse de la fe inédita, vaya absurdez, ¿No? Luego queda el recuerdo, aquella imagen, la de mi yo-poético roto. De mientras, los pedazos quebrantados en mis manos ensangrentadas. Mi corazón ha estallado porque tú le has disparado. O moría en vida o me vivía muerta y, al final, cuando apretaste los labios mirándome con la…
Mi mundo literario
Quiero morirme en mi propio mundo literario, dejar la realidad apartada, que se quede en el otro sillón, el del más allá, sentada. Tampoco me apetece que tú entres, pues siempre te cuelas entre mis pensamientos, en mi imaginación y desde un gran silencio. Eres tan sigiloso, que solo escucho tu latir al unísono del…
Otra breve carta
Sigo enamorada de ti, continúo enamorándome como una idiota. Me duele el hecho de no afrontar ese sentimiento tan intenso e inmenso, pues le temo al amor, al acto de sufrir; el dolor. Así que, si por casualidad acabas leyendo estas escasas líneas, que sepas que te quiero aquí, en mi pecho y que, bueno,…
Puntos suspensivos
Se me acaban los textos, quiero decir, las palabras, ¿O serán los sentimientos? Poner tantos cimientos, uno encima del otro, para después culminar en aquella nada. ¿Sabes de cuál te hablo? De las agridulces, ojalá sean más dulces que agrias. El caso, que me voy hacia las ramas podridas, destruidas, es que, ¿Qué? Ya me…
¿Cómo se sentirá?
¿Qué será el amor? Será un cosquilleo en el estómago y un pellizco en el corazón. Darse tregua constantemente y estallar en una guerra entera de besos hasta reventar de risa, aquella de carcajada sincera. ¿Y cómo se sentirá? Deletréamelo con la mano en el pecho, a escopetazo limpio, a juego sensato, directo y real.…
El atardecer anaranjado
Queridísma yo, voy más muerta que viva, llevo tres borracheras de alma de más, las corazonadas van salpicándome y, bueno, son casi las siete de otra tarde de viernes, que parece más martes. Me voy a Marte, aunque siempre culmino aterrizando en uno de mis mundos paralelos. Las bocanadas arrasan tanto, porque mis besos se…
Me quiero, desde dentro
Voy tarde a la vida y, también, al acto de existir y de describirme. Porque, ¿Qué significa ser una, la que sea, estando inexistente? Un palpitar, un aletearse para acabar parándose siempre en el mismo, y mínimo, vaivén. Ven, ven y quédate. Agárrate, aférrate a mí, o al (otro) cora’. «Muñequita, muñequita», me dirá la…
Solo me apetece llorar
¿Con insomnio? Me enchufo a la música y empiezo a leer, comiéndome la literatura como si no hubiera un mañana, total, ya es de madrugada. ¿Y sabes qué? La nada está latente a rebosar de placeres y vaivenes y nubes grisáceas. La luna brillante, y en soledad, estará latiendo por allá, en algún lado, pero…
Latiendo del revés
¿Qué significará describirse bien, así, correctamente? Como poner a latir el cursor y que del teclado salten las letras y las teclas y las piezas, y entren en conflicto, en un bucle y choquen con ellas mismas y terminen estallando. Que los puntos suspensivos desaparezcan quedándose suspendidos en el aire, y que el punto coma…
La semilla ya florecida
Quedarme ahí, con las pestañas húmedas y un sabor agridulce. Ven, aquí, a mi lado. Recordémonos, al día de mañana, de una forma bonita, sí, de un palpitar a rebosar de amaneceres anaranjados. Por un precioso precipicio se me caen las puntas puntiagudas de mi cora’, y oye, está bien sentirse nublada, ennegrecida y turbada,…
Otra noche más, quizás
¿Me he quedado sin texto, sin contexto o sin sentimiento? La sensación ronda por mi corazón y, el hecho es que, bueno, ha muerto un trecho de mí o de mi ser o del reflejo de la sombra ennegrecida que cada noche se plasma mejor en el espejo. ¿Cómo definir o describirme? ¿Y la forma?…
Quítate la coraza
No sé ni para qué sigo intentando, eso de ir arrasándote y acabar arrastrándome. «Ahí no es», me mata la consciencia. «Déjalo ir, no estáis destinados», me remata el corazón, y la razón. Voy saliendo del caparazón, la cáscara se quebrantó. Lo siento, por las molestias causadas. Espera, cierro la puerta, y todas las ventanas…
El amor impropio de mí
Ir queriéndose a una misma al vaivén del run run del mar. Caerse, y que de corazonada a corazonada salte eso que bombardea dentro de ti tan fuerte, con tanta furia y de un sabor más dulce que amargo. Es la fiera que quiere salir a la profundidad e introducirse en otro amar, para luego…
El amor se escapó
Me he dejado la libreta roja, y cada rosa, allá fuera. Se están marchitando, y enfriando, porque se quieren tanto que los colores, y dolores, repiquetean. Suenan los huesos y los reflejos de los espejos, sombras que se van ocultando para luego ir estallando, se van, pero en el otro vaivén. He perdido el tren…
Estrellándome
Quiero, quiero bailar contigo y ser estrella y estrellarme en tus labios. Bésame despacio, hazme creer en el amor por primera vez. Quiéreme, quiéreme. Roza con la yema de tus dedos los míos, mira mi sonrisa, ¿sientes cómo late? Con solo verte todo se hace grande, eres inmenso porque las nubes grisáceas desaparecen y la…