¿Hay alguien que me escuche, que me comprenda, que me quiera?
¿Hay alguien?
«Sí, yo» dijo la vocecita y levanté la cabeza, el reflejo lo confirmó.
Era yo la única que podía quererse siempre si quería.
¿Hay alguien que me escuche, que me comprenda, que me quiera?
¿Hay alguien?
«Sí, yo» dijo la vocecita y levanté la cabeza, el reflejo lo confirmó.
Era yo la única que podía quererse siempre si quería.
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