Y te diría una y mil veces que no te vayas, que te quedes conmigo, que seas junto a mí.
Que rompas la regla del amor, aquí, mirándome. Armándote de valor y diciéndome:
-Te amo tanto, que me quedo, no por ti sino por mí. No porque puedo, porque quiero. Te siento, mi amor.
Y yo te miraría fijamente con los ojos empapados de lágrimas, te besaría los labios y el rostro, y te abrazaría hasta explotar. Hasta estallar y sentir que no podría más.
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