Siempre escribiendo de huecos, recovecos por los que lamerse. Duelen hasta que te acostumbras a los vacíos constantes, latentes. Solo pido quererme bien, ¿Será verdad que la caída son tres miserables segundos? Solo siento que no siento nada. Voy de verso en verso y la palabra estalla. Créeme cuando digo que he muerto varias veces en vida. Descontadas, las heridas, aquellas deshilachadas. Ya no sé nada.
Ya no sé (nada)
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