Quiero leer(me) aquello lleno de sentimiento,
de vivir sintiendo el tacto,
rozando el pacto que hice
conmigo misma
de ser gerundio a cada rato.
Quiero un libro caótico y a rebosar de heridas,
de cicatrices sin cicatrizar.
Explicarme una y otra,
y otra vez
que el mundo
-el mío-
no es tan malo,
ni vacío
ni descolorido.
Porque,
al fin y al cabo,
siempre estarán mis dos esperanzas:
las alas de mi espalda con las ganas recargadas,
a punto de alzar el vuelo hacia un nuevo terreno.
Mis alas
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