Necesito pegarme dos tiros,
el primero en la sien
y el segundo en mi corazón
para que pete -yo- de una vez.
Para estallar y derramar la sangre
en mi muerte (súbita).
Será mi sombra,
y el cielo
ese día
llorará,
pero no de dolor
sino de amor.
Y en mi funeral
sólo habitarán los que deambulan por las calles,
los que viven muertos.
No los llames «zombies»,
llámalos como seres sin alma.
Son las personas vacías.
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