Cojeo de corazón

Es irónica la vida ¿No? Al fin y al cabo, vivir en un lugar que nunca fue hogar aún así llamándolo «casa» es contradictorio. Dejar de ser persona a causa de ellos. Ir y venir. Morir y morir: una forma de suicidarse en el mundo. Tendré los años que tenga, pero tengo más heridas sin cicatrizar que vidas. Duele. Me hunde. Jamás seré lo que vosotros queráis que sea.
Soy texto, palabra y verbo.
Soy mi propio arte: me construyo y me destruyo al ritmo del viento.
La superficialidad me habla. Es algo así: llama a mi ventana y dejo que se marche lentamente mientras la observo percatándome de la mierda que se viene. Sí, con ojos críticos y un haz fugaz de tristeza, que divide mi cielo en dos: lo real de lo surrelista.
Aún así, me rompen. Ya no se trata de cómo me veo ni de cuánto me quiero.
Simplemente,
sé paz por mí.
No me interesa esto: la estupidez humana.
Y cojéando me voy.


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