Categoría: Escritos

  • Acrobacia

    La acrobacia,

    es que sales corriendo de casa,

    con un libro en mano

    y los zapatos desgastados.

    Que llegas tarde,

    y el tren se te va.

    Pero con un poco de suerte,

    lo alcanzas al vuelo.

    Siempre mirando la hora

    y nunca viéndola;

    así se pasa la vida,

    en un tic-tac parpadeante,

    esperando intermitentemente,

    como el semáforo que se pone en verde.

    Y erre que erre, un pie delante del otro,

    corre, corre -te dices inconscientemente-.

    Siempre con prisas,

    estrés,

    y un montón de faena por hacer.

    ¿Cuándo se acabará la rutina?

    Te preguntas.

    Nunca; tiempo interminable.

    Agotador,

    desolador,

    desgarrador.

  • Desencuentro

    Y como no me pudiste dar amor, o porque no quisiste o porque no supiste, me ofreciste canciones, que me vacían los ojos y me llenan el alma.

    ¿Por qué? Y, ¿para qué?

    Para joderte, para joderme, para jodernos.

    Ya no soy, ya no estoy. Ya no.

  • Duelen

    Necesito un corazón,

    enamorarme

    y una nueva risa.

    Se apellida

    y siempre va con prisa.

    Es,

    y ahí me quedo.

    No alcanzo las palabras.

    Duelen.

  • Vagabunda

    Soy melancolía,

    tristeza,

    vacío.

    Aun así me río,

    como una vagabunda enamorada;

    que perdió su billete de vuelta,

    su hogar,

    y su corazón.

  • Letra

    Y me estoy diciendo a mí misma que lo intentaré, que no perfeccionaré, que desgarraré las palabras. Las descuartizaré, las diseccionaré. Pero no las enterraré, porque no es bueno. Claro que no, ¿qué sentido tendría?

    Quiero, tiempo verbal actual, sacarles las garras. Cogerles el órgano principal y desangrarlas. Imagínate a una letra llorando sangre. Y es que de ahí, justo, sale la carne bien hecha, sincera, aunque duela.

  • Ser humano

    Quiero decirle tantas cosas al ser humano que, al momento de la verdad, me quedo muda.

    Quiero hacerle entender que es ira,

    rabia,

    melancolía.

    Absurdez

    y estupidez.

    También risa pero nunca será poesía.

    El ser humano es crueldad, maldad.

    Y un cuerpo de mujer siempre será arte, además de un alma.

    O una flor marchitada,

    o una cicatriz encerrada en su bucle de realidades.

    Y una verdad.

    Una anatomía,

    la gastronomía.

    Pero el ser humano, jamás.

  • Ilusiones

    Y si hablo de ti, si escribo, mejor dicho, ya no me hundo. Estaba buscando pretextos, trazándolos para llegar al principio del todo, para alcanzarte.

    Si te soy sincera, no hay manera de quitarte de mi cabeza. Ya no escribo con melancolía, ni con ira. Tampoco con ternura ni finura. No escribo con pesadez, tampoco con pájaros en mi mente. Escribo con lucidez, con claridad y con un cursor parpadeante a la espera de que se me escape cualquier «Te necesito» o «Te quiero». Aunque nunca te lo dije, tal vez porque nunca te quise. Fuiste una fantasía ilusa, como todas mis ilusiones pasadas.

  • Decadencia

    Ese momento en que no hay sentimiento,

    ese;

    no duele,

    no rasguña,

    no quiebra,

    no desgarra

    y no mata.

    Pero te hace envejecer unos años por dentro, interiormente. Hace marchitarte, poco a poco, al compás del tiempo, que es tan audaz, tan suspicaz.

  • Desalmada

    Estoy cansada,

    agotada,

    derretida,

    abrumada.

    Soy una desalmada.

  • Inercia

    Mi corazón ennegrecido,

    no se da por vencido.

    Florece,

    se enternece.

    Y no quiere,

    pero la inercia lo retiene,

    en la candencia de las miradas,

    las que vienen y se quedan amarradas al alma.

  • Sobrevivir

    A los rasguños,

    a las cicatrices,

    a las heridas,

    a los corazones rotos.

    Sobrevivir al dolor,

    a la decadencia,

    a la abundacia

    y a la escasez del desamor.

    El desamparo,

    el no saber,

    el sentir demasiado.

    Sobrevivir a la vida,

    asusta,

    desgarra,

    mata.

  • Iceberg

    El invierno nunca llegará a mí, pues ya hace tiempo que está dentro de mi ser. Se incrustó como cuando un barco choca contra un iceberg.

  • Demente

    Quiero cojerte, decirte y, luego, escupirte.

    Esculpirte un nuevo tú.

    Porque no has sido sincero conmigo. Y, eso, me está jodiendo.

    Me jodiste.

    Tal vez, fue un despiste.

    O es que estás descerebrado.

    Pero lo más probable, es que te sientas culpable.

    No voy a tolerarlo más, no voy a tolerarte.

  • Soledad,

    alcánzame;

    Cójeme de las bragas y arrastrame hacia ti, si es necesario.

    Eres una condena,

    una sicaria.

    Eres pena y melancolía.

    Eres una desgraciada, no tienes alma.

    Porque, cuando menos lo esperan, los atrapas, los alcanzas y los matas de soledad. Los desintegras por dentro, dejándolos huecos. Vacíos.

    Eres la soledad,

    la puta soledad.

    Pero yo, sola no estoy.

    Aun tengo sangre.

  • No lo es

    Sonríe, y no es feliz.

    No sonríe, y cree ser feliz.

    Llora, y quiere serlo.

    No lo es.

  • ¿No? No

    Mi alma está muerta pero quiere salir a flote, tiene ganas de vivir.

    Mírala, tan bonita, así, deshecha, destrozada, ahuecada, desalmada.

    De hecho, no quiero que se rehaga.

    Está bien.

    Estoy bien, yo también.

    Porque sí. No hay motivo por el que estar mal.

  • Celosía

    Nunca he escrito de la celosía.

    Nunca he escrito sobre ella, la reina de este mundo, mandando con la cabeza ahorcada porque no piensa.

    Se deja llevar por impulsos.

    ¡Impulsiva!

    -Yo..-

    Impulsiva de mierda.

    Ven, mata al mundo. Y, ya que estás, mátame a mí.

  • Danza

    Danzando entre las hojas coléricas de mi alma.

    Cantando un sonido agudo, quebradizo.

    -Quiero volar, quiero volar, quiero volar-.

    ¿Por eso antes tengo que estrellarme contra el suelo?

    Arrasarlo y nunca soltarlo.

    ¿Por eso, antes, tengo que morirme de pena?

    Sólo quiero vivir en una risa, estallada con prisa, recorriendo aquella herida que, con el tiempo, ha dejado de doler.

    Sé que llegará otra. Pero, ¿tan profunda como la anterior?

    ¿Más profunda?

  • Negación

    Me niego,

    a querer mi pasado -aquí-.

    Me niego a quererte a ti.

  • Inocencia

    Melancolía,

    en los ojos,

    en el alma,

    en los destellos,

    que brillan durante la oscuridad,

    ensombreciendo un corazón inocente.

  • Amar(se)

    ¿Volveré a amar?

    ¿A amarme?

  • Querer

    No luchaste lo suficiente, te acobardaste.

    Tal vez, nunca llegaste a quererte,

    a quererlos,

    a quererme o,

    simplemente a querer.

    No te atreviste.

    «Queriéndote» estaba yo. En gerundio.

    Intento suicida, claro era.

    Claro es.

  • Estrella fugaz

    Mírala,

    con esa mirada melancólica y el pelo sin arreglar.

    ¿La miraste?

    Con su dulzura y brillo en los ojos; pasado.

    Invienros atascados, que nunca acaban, que no pasan. Que se estancan.

    ¿Y qué me dices de los veranos?

    Aquellos que no deslumbran, que arrancan almas, que las desgarran.

    Así se siente ella;

    melancólica,

    estancada,

    arrancada

    y desgarrada.

    Por dentro.

    Porque por fuera parece bella, destella.

    -Cualquier estrella-.

  • Bailemos

    Quiero bailar, ¿cómo?

    Quiero tocar la arena de la playa,

    rozar las olas con la yema de los dedos.

    Y, así, porque sí, salir a volar y a cantar.

    Cojer una bocanada de aire, y reír. Estallar en risas.

    Ven, conmigo.

    No tengas miedo, cojéme la mano o imita mis pasos.

    Porque estamos bailando sobre la luna,

    que se esconde pero deslumbra.

    Y no quiero brillar,

    sólo volar.

  • Rompiéndose

    La brisa del mar, ya no está calmada. Encolerizada, como mi alma.

    Quiero gritar y saltar.

    Y no quiero un corazón ennegrecido, aburrido y derretido.

    ¿Alguien me ayudará?

    Yo, soy yo.

    Lo estoy haciendo, logrando.

    Con un simple soplo, la dulzura de mis ojos explota en tu mente, demente.

    Y se cae a pedazos, con una bofetada, en la cara.

  • Nuevo sabor

    Esa rabia consumida en lágrimas,

    esas lágrimas pesadas como el petróleo,

    espesas, gruesas.

    Ya no salen, al aire; se han quedado atascadas, atrasadas, estancadas en el pasado -amargo-.

    Un nuevo sabor quiero,

    como el de leerse a uno mismo y saber y entender que aun con todo lo negativo, hay que quererse. Y quererse. De verdad, básandose en una realidad, en la de cada uno.

  • Corazón

    Entonces, lloró.

    Lloró tanto mi corazón, que se ahogó como el océano.

    Y, después de tanto llanto, de tantas lágrimas, que se disecaron, paralizándose en el tiempo. Pausa y sequía. Amargura y poca alegría, -poesía-.

    Comenzaron a florecerle rosas, tantas, que se pelearon por buscar su sitio en él. Había centenares.

    Y tantos forcejeos que se fueron marchitando, pudriéndose del dolor.

    Los pétalos, de un rojo descolorido, iban cayendo poco a poco, paulatinamente, al compás de los latidos llenos de dolor. Pausados, quebrantados y desalmados.

    Y de estos, nació un ramo, sin amo y con mucha alma.

  • Esfúmate, corazón

    Lo que quiero yo, sinceramente, es hacer desaparecer mi corazón.

    No quiero hacerlo más fuerte, no quiero que se encierre en él mismo para siempre, que sea una armadura. Quiero que se esfume de mi cuerpo.

  • Reír

    Y quiero reír,

    reír hasta quedarme sin corazón.

    Hacerlo desaparecer con una simple jugada.

    Un laberinto de miradas,

    que se esconden entre almas.

    Almas derretidas,

    y quebrantadas.

  • Ahuecada

    Ya no tengo alma,

    está ahuecada.

    No hay hechizo que la pueda encariñar.

    Y quiere arrasar, con todo.

    Tirarse por el acantilado

    y volar, amar.

    Amarse, a ella,

    ¿entiendes?

    Una retrospección,

    o dos,

    o dos y tres.

    Estoy enferma,

    por no saber querer.

    Será un arte.

    Una montaña rusa de emociones.

    O una simple ilusión.

  • Vuela

    Destrozando ríos,

    arrasando montañas.

    Marcando territorio,

    gritando arañazos.

    Heridas,

    cicatrices,

    corazones sin alma.

    Peligroso,

    demasiado.

    Porque,

    cuando hay amor y no odio,

    reina el dolor.

    Aun así,

    deja el rencor,

    y vuela.

    Vuela alto.