La acrobacia,
es que sales corriendo de casa,
con un libro en mano
y los zapatos desgastados.
Que llegas tarde,
y el tren se te va.
Pero con un poco de suerte,
lo alcanzas al vuelo.
Siempre mirando la hora
y nunca viéndola;
así se pasa la vida,
en un tic-tac parpadeante,
esperando intermitentemente,
como el semáforo que se pone en verde.
Y erre que erre, un pie delante del otro,
corre, corre -te dices inconscientemente-.
Siempre con prisas,
estrés,
y un montón de faena por hacer.
¿Cuándo se acabará la rutina?
Te preguntas.
Nunca; tiempo interminable.
Agotador,
desolador,
desgarrador.
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