Categoría: Escritos

  • Quererse

    Y de repente un vacío te invade y un agujero se crea en tu interior, agrandándose hasta hacerte explotar. Pero es hermoso, y aunque sea doloroso, no hay quien te quite ese sufrimiento. Recreándote, reencarnándote. En otras pieles, en otro tú. Siendo, otra vez, humana. Repetirte y autoconvencerte de que eres, y estás. Ya no hay marcha atrás. Quiérete mucho y volarás.

  • Loba

    Y quizás me vuelva loca, sí.

    Y quizás esté echando ira por la boca, también.

    Y quizás sea otra loba,

    ahorcándome en el precipicio del alma.

    Porque desgarro mi corazón volviéndolo a construir;

    lo lamo,

    y lo relamo.

    Y lo vuelvo a machacar,

    a maltratar.

    Lo tengo entre mis manos

    mientras se ahoga en un río lleno de órganos.

    Es necesario morir una vez para saber lo que es vivir y,

    aun así, revivir.

  • Atropellos

    Me atropellas,
    y luego destellas estrellas.

  • Guerra

    ¿Cómo salir de lo sucio, amargo y tóxico?
    ¿Cómo?
    Libérate,
    libérame,
    libéranos.
    De esto, eso y aquello.
    Que quiero y no puedo.
    No puedo.
    No.

  • Fuego y ceniza

    Es tóxico nena,
    es malo,
    es oscuro.
    Es tóxico nena,
    no vuelvas con él.
    Menéate,
    desenrédate,
    deshazte.
    Tóxico, muy tóxica es esa relación.
    Uno vuelve otro se va,
    y volver a empezar.
    Estirar y aflojar la cuerda,
    y no detenerse.
    Entrar en bucle, en aquel círculo imposible de salir.
    Nena, que no, que ya no te quiere.
    Y si te quiere no lo siente,
    lo hace mal.
    Que te pudre.
    Te pudre.
    Te marchita por dentro y eso, eso, es malo.
    Muy malo.

  • Llovizna

    Y llueve,
    llueve mucho,
    aquí,
    en mi corazón.

  • ¿Quién brilla más?

    Y ya no sé quién brilla más,
    si tú o yo.
    Porque no se trata de resplandecer por fuera.
    Se trata de morder y matar,
    de machacar,
    de acabar,
    marchitar todo aquello que no vale.
    Y renacer,
    cada vez que sea necesario.
    Y no tener miedo a perder,
    porque el perdedor es más que un ganador.
    Y para triunfar hay que haber perdido mucho también,
    sin querer y porque sí.
    Y ya no sé quien brilla más.

  • Nosotros haciendo magia

    Tus dedos son magia,
    y tus besos,
    y todo tu ser.
    Tú eres poesía,
    la que entra en mí
    y me invade de sensaciones,
    de emociones.
    Mucha humedad
    y poca tregua.
    Guerra,
    y vida a montones,
    a estaciones,
    a canciones.
    Y un hogar,
    tú eres el mío.
    Y vaya si río;
    escándalo.
    Míralo de frente,
    agárralo
    y asustalo
    -del miedo te estoy hablando-.
    Porque cuando estoy contigo soy océano,
    ola colérica.
    Soy tierra
    y volcán.
    Ave que no cae.
    Relámpago instantáneo,
    lo que siento cuando tú me acaricias,
    y me das caricias;
    con tus manos.
    Y estallo,
    de placer.

  • Ya marchitó

    A veces siento que no estoy, que soy sombra y humedad. Me desvanezco y me voy. En ese instante, mi cerebro deja de funcionar, y se queda mudo durante un tiempo indefinido. Y lo siento, más con el corazón. Y no puedo, me veo en el fin. Porque no soy; en cuerpo sí, en alma no. Cada vez se me complica más la vida. El querer avanzar y estancarse, y quedarse. Quedarse. Revivir en un intento suicida de amor para acabar volando más alto que nunca. Y gritar, y volar. Gemir. Mucho. También sentir. Nadie sabe, ni comprende, el sentimiento aquel de no sentir. De pudrirse ante alguien que ni siquiera se percata de tu corazón a medio florecer.

  • Grito de auxilio

    No te vayas de mí. Aunque me vuelva loca, aunque me ausente. Aunque deje de sentir. No me dejes sabiendo que te voy a herir. Porque lo haré. Me matará, me dolerá y me marchitará. Decayendo en la oscuridad. Y te pido disculpas. Yo también sufro como tú sufres.
    Ya lo sé que me estoy adelantando a los hechos. Tengo miedo. Por favor, sujétame, agárrame la mano. Aunque te duela y te mate por dentro. Estaremos bien, lo estaré. No te preocupes, todo pasa. Será una etapa y se pasará como pasa la vida.
    Corazón, no te asustes. Ven. Soy yo pero fuera de mí. Aún así, volveré a serlo. Siempre estamos siendo, por eso mismo volveremos a ser. A estar. A sentir. A amar.
    Perdóname otra vez. No lo elegí, no fui elegida. Nadie lo eligió. Fue así. Sucedió porque sí.

    PD: Te quiero, en gerundio.

  • Somos

    ¿Y cómo describir la sensación de que cada vez te quiero más?

    Llegar a amarte y seguir haciéndolo,

    queriendo y sin querer y porque sí.

    Te introduciste en mí en aquel primer ir y venir,

    en aquel entrar y salir.

    Y te quedaste, y me quedé.

    Nos miramos como la primera vez,

    lo seguimos haciendo volando en aquel placer.

    Porque llegué, te miré y sorprendida me quedé, allí de pie.

    Un beso en el aire y un «Te quiero» en la mirada.

    Viniste hacia mí, me llevaste hacia ti.

    Introduciéndonos en un placer inolvidable, único e inquebrantable.

    Volar, y soñar, y volver a volar.

    Y mientras la música sonaba, creando un momento que jamás se repetirá, me sumergí en un mundo ajeno a ellos.

    En tu mundo, en el nuestro.

    No había palabras, sólo alas,

    y gemidos en nuestra canción de amor.

    Un nido ideal y a la vez realista, que se movía al compás del sonido que hacía un violinista.

    A veces breve, a veces largo.

    Grave o agudo.

    Amargo y dulce al mismo compás.

    Un sentimiento de felicidad máxima al terminar, unas sonrisas que irradiaban complicidad.

    Un «Te quiero»,

    un «Te amo»

    y un lo siento,

    aquí, muy adentro.

    14:04 h.

    19, de Junio del 2019

  • Corazón, quédate

    Y no lo sé si seguiremos siendo en un futuro,

    o serás con alguien más.

    No lo sé, no lo sabes.

    Lo que siento con certeza es que te amo,

    y si y no,

    quizás,

    tal vez.

    ¿Pero y si siempre?

    Un remolino de emociones siento en mi estómago;

    paz,

    y mucho amor.

    Cariño y ternura.

    Un cielo iluminado,

    esclarecido

    con nuestras miradas que resplandecían.

    Y flores del alma floreciendo,

    ya no me estoy marchitando.

    Voy rumbo hacia un futuro incierto pero preciso.

    A veces temo resbalar y caer,

    y que el estamparse contra el suelo duela.

    Y sé que el impacto será más el susto que el dolor, porque, este, vendrá en un futuro simple, pero complicado.

    Y hartado de sufrimiento.

    Sentiré que fue, y ya fue, hermosamente duro y frágil.

  • Mi amor

    Te observé detenidamente, te veías muy hermoso. Tus facciones oscurecidas o iluminadas en la noche, dependiendo de la luz de la luna. Eras perfecto. Con aquella mirada tuya perdida en el horizonte de la ciudad iluminada. Y, luego, tu rostro resplandeció de curiosidad. «¿Por qué hay más luces rojas en un lado que otro?» Preguntaste. Yo iba fotografiando mentalmente cada retrato de ti. Pequeños movimientos imperceptibles a los ojos de la gente pero perceptibles para mí. Tu belleza, en aquella perspectiva, alcanzaba lo supremo. Eras, ni más ni menos, un ser, un humano, una persona pero con una diferencia; que eras hermoso por fuera y por dentro.

    Tu sabiduría, tu lealtad, tu confianza y tu amor por los demás, y por mí. Eras distinto, en el buen sentido. Eras honesto y divino; una divinidad del cielo, del planeta, del Universo.

    Estaba enamorada de ti, y con la ventaja de que no te ponía en un altar. No te idolatraba. Porque me enseñaste cómo eras realmente desde un principio. Tanto lo bonito como lo oscuro.

  • Es lo que hay

    Y asúmelo. Ya no te quiere, ya no te ama. Y seguro que te quiso y te amó, pero ahora ya no. Y hay que aceptarlo y seguir. El tiempo pasa y los sentimientos cambian, y muchas veces no son correspondidos. Ni hacia una persona misma, ni hacia la otra.

  • Un día

    Un día no podré parar de llorar y me convertiré en agua endulzada.

  • Caerme, y romperme

    Ya lo sé que me quieres, pero un día te irás, me dejarás y me quedaré sola muerta del asco. Porque cuando ya no estés, ¿Qué? Yo ya no seré.

    ¿Sabes? La gente, las personas en sí, son muy mal pensadas. Siempre ven la parte negativa de todo, lo trasgiversan todo. Cambian el sentido real de las acciones, y las palabras.

    Y yo ya estoy harta. De no ser querida, de que no me acepten, de que me maltraten psicológicamente. Y ya lo sé que no es un maltrato en abundancia, pero duele y desgarra poco a poco el alma.

    Estoy cansada, agotada, exhausta. De que me griten, de que me traten con mala gana. De acabar llorando por las noches como un gato medio vagabundo abandonado por las calles de cualquier ciudad, aullando sin piedad.

    Me siento sola, y herida.

  • Sociedad

    Aquí se sigue hablando de que las mujeres tienen que tener todo el amor del mundo. Que si se las tiene que enamorar para conquistar y que, una vez conquistadas, seguirlas enamorando. Que si se las tiene que mimar, cuidar y consentir. Pero, ¿Y los hombres qué? A ellos también hay que conquistarlos enamorándolos y, una vez estén conquistados, seguir enamorándolos. Comérselos a besos, a caricias y a acciones. Consentirlos y mimarlos. ¿Por qué la mujer siempre tiene que ser la víctima y la débil? Que al revés también se puede, y se debe.

    La mujer es fuerte y el hombre también, los dos a partes iguales. Por y para siempre. Porque son personas, son humanos. Somos.

    Estoy harta de ver como la mujer es victimizada, y también estoy harta de ver como lo es el hombre. ¿Por qué ellos tienen y deben ser caballerosos? Son víctimas de que tienen que llegar a la altura de un hombre «ideal». Y eso es lo que no se visibiliza. Sólo se ve y se alza la voz con la mujer maltratada y violada. ¿Pero y los hombres?

    Ellos tienen sentimientos, porque son humanos. Y lloran. Sí, lloran. Eso es sentir, con el corazón.

    Y me agota el hecho de que sólo las personas vean una parte de la realidad. Hay muchas más realidades, de todo tipos.

    ¿Sabéis lo que falta en este mundo? Tolerancia.

    También estoy cansada de que la sociedad no normalice que dos mujeres estén y sean, y lo mismo con dos hombres. O con el poliamor. Y otro tipo de relaciones que puedan existir en el mundo. Lo que sea. No importa cómo sea. Y no me gusta nombrar porque no deberían ponerle nombre a este tipo de relaciones sexuales y no sexuales. Que tampoco son un tipo. Simplemente es amor. Y ya.

    Y estoy harta, exhausta.

    Ojalá existiera más amor y menos odio.

  • El amor se fue

    Siempre he escrito de desamor, lo que se me da mejor. Nunca he especificado la falta que me hace el amor.

    Es aquello que se queda roto en la lejanía, que no puede ya caminar y no se acerca a mi ser, a mí. No lo entiendo, ¿Por qué? ¿Será que yo no doy amor y por eso no lo recibo? Y sí, me duele, me mata y me sienta mal.

    ¿Por qué tanto odio?

    ¿Por qué tanta ira?

    ¿Por qué tanta rabia?

    ¿Por qué largas caras?

    ¿Por qué?

    Utilizamos el amor en contextos incorrectos, en lugares inadecuados. ¿Por qué las familias se odian si son familiares? Ojalá un verbo que pueda explicarlo, verbalizarlo, conjugarlo y expresarlo a todo pulmón.

    Yo ya no soy, me desvanezco mientras puedo y, cuando no quiero, me escondo entre las sombras ocultas de la noche.

    Los segundos pasan largos con vosotros. Ni un cómo estás, ni como te ha ido el día. Ningún abrazo, ni mucho menos una mirada de amor.

    Y es que aguanto y aguanto y estallo. Y explotar es malo. Para ti, para mí y para todos.

  • Caos

    Enganchada al vicio, a lo malo y a lo sucio. Otra vez, en bucle. Porque me autoconvenzo de que no puedo y, luego, suspiro. Me interrumpo en mi introspección. Sé que voy y vuelvo en mis pensamientos. Un vaivén de dudas y porqués. No muero, aun no. Soy. Sí, mucho caos, mucho desastre; el que se acumula y nunca termina. Cóseme sastre. Estoy deshilachada, hay piezas de mi propio puzzle que no encajan. ¿Seré yo? ¿Serán ellos? ¿Por qué siempre culpar a los demás? ¿Por qué no mirar hacia atrás? ¿Por que no observarse a uno mismo? Hace falta mucha paciencia; romperse para volver a construir un castillo de arena. Y sentir que eres, no en vano, sí en alto.

  • Flor marchita, por Perezita

    Buenos días;

    Tengo una historia que contaros y, por eso mismo, la publico en Wattpad lunes día 1 de Julio.

    Toda la información está en mi Instagram (perezitablog), pero aun así, os lo comunico por aquí también. Sólo deciros que publicaré cada lunes a las 9 h. a.m. Y que, cualquier duda que tengáis me podéis contactar mediante el Blog, Instagram o mi correo (perezitablog@gmail.com).

    De todos modos, os dejo el link aquí, aunque también está en mi biografía de Instagram:

    https://www.wattpad.com/story/191351484-flor-marchita

    Y a continuación, el prólogo:

     

    Tengo miedo, estoy asustada. La incerteza recorre por mis venas y las dudas invaden mi cerebro. No es un deber, tampoco una obligación. Ni mucho menos un placer. Es más bien una necesidad, y un querer escribirlo para no recordarlo nunca más. Aunque eso no pasará porque el recuerdo siempre está en la mente de cualquiera.

    Hace tiempo quería escribir literalmente mi vida pero no sabía cómo hacerlo, es decir, no sabía ni por donde empezar. Mi objetivo era recopilar cada fase vivida y narrarla, pero ¿Por qué no simplemente recordar para luego escribir? ¿Para qué sirve el recuerdo sino? Entonces abrí el ordenador, me senté en la silla de mi escritorio y comencé. Sí, porque no hubo un fin. Tampoco un principio. Simplemente relaté un paréntesis de mi vida.

    Allá va.

  • Era yo

    Y el tiempo iba pasando mientras imaginaba una panorámica distinta a la habitual. Observaba a las personas, a los edificios y a la natura que, por poco que había, existía. Los árboles eran primaverales, otra era distinta. Más bonita, pero más fría. Porque aunque las flores florecían, el cielo era poco tierno. Estaba entristecido y helado. Lo percibí porque lo transmitía.

  • Huyendo

    Me voy, de lo que me persigue, de lo sucio e insoportable. Me alejo porque sino me quebrantaría más. Y no quiero pero me sigo hundiendo. Y muerdo y mato, el recuerdo. Crueldad y poca lealtad. ¿Qué es eso de ir ahogando a las personas? Que somos seres, humanos y muy descerebrados. Ya no hay ni cordialidad.

  • Felizmente ahogada

    Me siento dentro del mar,

    tristemente feliz,

    felizmente alegre

    y alegremente salada

    por estar enamorada.

    Estoy hechizada,

    gracias a ti.

    Porque nos queremos, nos amamos.

    Y eso es recomponerse en un momento instantáneo.

    Que nos romperemos, lo sé.

    Que te romperán, también.

  • Panorámica inmortal

    Me derrumbé de camino a casa. Estaba atardeciendo y la lluvia ya había amanecido hacía rato, cayendo encima de mi ropa, chocando paulatinamente. Me sentí ignorada, incomprendida y poco querida por mi familia. Así me sentía, así me hacían sentir.

    ¿Por qué era tanto caos? ¿Por qué era tanto desastre? Yo, tan desalmada y marchita. En mi soledad me desintegraba. ¿Qué pensarían los demás? Otra depresiva loca.

    Simplemente mi corazón estalló, mis ojos se cristalizaron -paisaje borroso- y mis pestañas se mojaron.

    Tristeza, has venido a mi alcance. Y ya no puedo deshacerme de ti. Te tengo intacta en mi alma.

  • Ahogamiento

    Demonios, oscuridad y noche.

    Me pasa que la vida me decepciona, estoy triste y me quiero emborrachar. Morirme en un latido de dolor.

    Porque no puedo más. Harta. De vosotros. Del mundo. De todo.

    Necesito soledad y mucha música.

  • Flores disecadas

    Y qué vas a saber de una flor marchita,

    y de una flor medio florecida.

    Qué vas a saber de una flor disecada,

    y de la aplastada.

    Así es como yo denomino a los corazones.

    El cielo, azul, brillaba. No se arrepentía de como resplandecía a la luz del sol, porque era celeste y muy vivo. Allá mismo había un ramo de flores encima de una mesa. Disecadas ellas, desalmadas sus almas. Era un bonito atardecer. Libre, y solo. Demasiado, intenso.

  • Versándote

    Y no quiero caerme,
    ni romperme,
    ni perderme.

  • Quebrantamiento

    Tengo miedo a salir mal herida, del corazón.