A veces siento que no estoy, que soy sombra y humedad. Me desvanezco y me voy. En ese instante, mi cerebro deja de funcionar, y se queda mudo durante un tiempo indefinido. Y lo siento, más con el corazón. Y no puedo, me veo en el fin. Porque no soy; en cuerpo sí, en alma no. Cada vez se me complica más la vida. El querer avanzar y estancarse, y quedarse. Quedarse. Revivir en un intento suicida de amor para acabar volando más alto que nunca. Y gritar, y volar. Gemir. Mucho. También sentir. Nadie sabe, ni comprende, el sentimiento aquel de no sentir. De pudrirse ante alguien que ni siquiera se percata de tu corazón a medio florecer.
Ya marchitó
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