Y el tiempo iba pasando mientras imaginaba una panorámica distinta a la habitual. Observaba a las personas, a los edificios y a la natura que, por poco que había, existía. Los árboles eran primaverales, otra era distinta. Más bonita, pero más fría. Porque aunque las flores florecían, el cielo era poco tierno. Estaba entristecido y helado. Lo percibí porque lo transmitía.
Era yo
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