Y quizás me vuelva loca, sí.
Y quizás esté echando ira por la boca, también.
Y quizás sea otra loba,
ahorcándome en el precipicio del alma.
Porque desgarro mi corazón volviéndolo a construir;
lo lamo,
y lo relamo.
Y lo vuelvo a machacar,
a maltratar.
Lo tengo entre mis manos
mientras se ahoga en un río lleno de órganos.
Es necesario morir una vez para saber lo que es vivir y,
aun así, revivir.
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