Categoría: Escritos

  • 13.

    ¿Sabes de qué tengo miedo? A decir tanto y a quedar tan poco cuando todo esto acabe. A que todo sea una farsa; mentira e hipocresía. Tengo miedo al dolor, ese que te va matando por dentro; consumiéndome. Tanto, que me marchito y dejo de ser yo misma. Me oculto en una burbuja imaginaria.

    Tantos días sin verte, abrazarte y sentirte.

    Tu olor, tu mirada, tus palabras.

    Pánico;

    a que me despidas de esta relación, tan nuestra.

    A que yo deje de amarte, tenerte cerca.

    A que el amor ya no sea amor sino odio. Y que el odio, sin querer, se convierta en rencor. Y, luego, dolor.

  • 12.

    Vi la primavera en mis sueños, a través de mi alma. Y cuando observé la calle, miré aquel árbol, justo detrás de la ventana. Estaba floreciendo; mi corazón sonrió. La comisura de mis labios se curvó. Fue hermoso mientras duró. Y es bonito pensar que el mundo, una parte pequeña, está naciendo.

    Esperanza,

    paz

    y amor.

    -Repítelo-.

    A ver si así se cumple.

    La naturaleza es la única que cumple, la única que corre en estos tiempos de gloria. Porque para la Tierra es gozo y alegría. Para los humanos tristeza y dolor. Aún así, admiro la madre naturaleza. Es poesía.

  • 11.

    Mi pasado; hermoso y doloroso. Déjame decirte, déjame bailarte. Déjame ser libre. Ser ser. Correr y, luego, detener el alma.

    Pausarla.

    Descubrir la anatomía de la vida, la mía, es como descuartizarte por la mitad.

    Como partirte, suicidándote.

    ¿Qué te voy a decir yo a ti?

    ¿Y tú a mí?

    Cada día lo mismo; rutina y cotidianidad.

  • 10.

    Me gustaría liberarme contigo;

    salir a bailar toda una noche. Dejarnos fluir, ser juntos. Sin beber y no en una discoteca. En la calle, a la luz de la luna y con dos copas de vino tinto. Celebrando nuestro amor. Siendo uno en dos.

    Y, así, ser jóvenes para toda la vida.

    Hacernos una polaroid para inmortalizar el momento. Y que el resto de nuestra vidas signifique esto, y un poco más. No olvidarnos jamás de lo que fue vivido, querido y, luego, olvidado. Sé que no será para siempre, pero sí para un rato largo, eterno. Y si eso ocupa mi trayectoria hasta morir; seré feliz.

    Porque ni dos más tres hacen cuatro y ni nosotros somos perfectos; pero somos. ¿Seremos infinitos?

  • 9.

    Entonces me quedé así. Paralizada, pensativa. ¿Qué sentido tenía la vida sin el amor? Porque por mucho que luches, que corras, que grites, que arranques -almas-, sin amor nada. Nada.

    ¿Sabes? Ahora, sí, ahora, te estaba observando por Skype y desde la lejanía te sigo queriendo. Te amo. Es hermoso ese acto y que lo sientas tú, también.

  • 8.

    Te amo.

    A mi yo del pasado, a mi tú del futuro.

    Eras fuerte, tenías valor. -Valor-. Lo sigues siendo. Lo sigues teniendo.

    Y temías a ser herida. Aún así, te lanzaste al hueco: el amor, que también es dolor. Hielo y fuego; tú y yo. Antes y ahora.

  • 7.

    Te echo de menos, de hecho, echo de menos lo nuestro.

    Han alargado los días de confinamiento y estoy más loca, más triste, más nostálgica. La música lo dice, mis ojos nublados, cada vez más ocultos y menos inexpresivos, lo sentencian; la llegada a mi yo interno. Me siento flotar en una niebla espesa, negra. Y cuesta, se me hace difícil caminar. Y hablar. Dar respuesta a mi vida, a mis momentos. Que son míos. Y de nadie más.

  • Extracto

    Oye, lo siento. No es mi mejor momento. Y las palabras escritas son mis aliadas y la madureza mi peor enemiga, como dices tú.
    Lo sé, lo sé. He sido una irresponsable, no debería culparte. Todo el caos fue de mi parte. Me sabe mal, y lloro. Hay veces que estallo en un llanto silencioso, con la música sonando en mi cerebro.
    Y te quiero (para amarte follándote).
    Me siento sola ahora mismo y aunque mis pies estén calientes, mi corazón acaba de congelarse.
    Me derrumbo, como las murallas en Roma, o al revés. Porque es destrucción. Arrasa como un terremoto y, luego, mata. Asesina. ¿Y lo peor? Que se dice que después de la muerte «te seguiré queriendo». Y digo yo: «¿Para qué?»
    Es que no lo entiendo, explícamelo. A besos. Tus labios en mis labios, ¿Por qué no?
    Oye, que estoy aquí. Que yo también existo. Que soy humana y persona.
    De ser me queda poco. Me desvanezco. Soy vaho, neblina espesa que en un soplido se va. O medio.
    Quiero disculparme, y todo esto es un pretexto para hablarte. Sé que no lo haré. Que guardaré el texto, haré marcha atrás, desconnectaré la música, apagaré la luz y, ya, si puedo, me dormiré.
    Sí, es la una de la madrugada.
    Insomnio, ¿Otra vez? Te vuelvo a ver, encantada pero no quiero ser tu amiga. Esta noche no.
    Y pienso; que ya no me quieres igual que antes, que sientes menos. Que no me quieres tanto.
    Antes me ha faltado algo; charlar profundamente aunque sea a la distancia. Que me cuentes cosas, que sienta yo que soy contigo. Hemos estado, pero no hemos sido.
    ¿Qué pasará mañana?

  • 6.

    En la calle hay sol, y soledad. Escucho Dean Lewis mientras respiro tranquilidad. Se siente en mis venas, vibran paz.

    Quiero volar y salir a bailar, pero mientras pueda sentirme, ya soy feliz.

    -Ansias-.

    También quiero verte, abrazarte y besarte. No me martirizo. Sé que el día llegará. Y hay momentos en los que los recuerdos me acechan. Aún así voy, y soy.

    La música me construye y me destruye, constantemente.

  • 5.

    Hoy hay un cuadro distinto; el cielo está más iluminado. El calor no se aprecia y aunque vaya con una camiseta de tirantes, sigo sintiendo Marzo, cayendo en mis hombros. El peso de sus días se me ha quedado calado en los huesos; me tiritan hambrientos.

    Agradezco al mundo esta pequeña pausa, porque él como yo, necesitábamos respirar. Parar. Reflorecer y sanar.

  • 4.

    Me gusta escuchar cómo cae el agua, la lluvia. Me transmite paz, tranquilidad y serenidad.

    Seguimos de confinamiento, sin poder salir, por una buena causa.

    Yo sigo un poco saturada…, me apetece descansar y no puedo.

    Trabajo tras otro. Demasiado por como corren las horas.

    Maldita vida.

    Hace tiempo, meses atrás, quería escribir una novela corta o historia. Pero no tenía ni idea. No sabía el qué, ni el cuándo, ni el cómo, ni el porqué.

    Y es que nunca sabes cuando ni donde puede aparecer una nueva historia. Estos días lo único que surgen son historias soñadas y nunca vividas…

  • 3.

    La luz va y viene, como el vaivén de mis caderas junto a ti.

    -Pasado-.

    Y miro por la ventana, no me dice nada. Luego me quedo pensativa y, de mientras, un mensaje tuyo: «Tengo ganas de besarte».

    Y me lo imagino: el hecho de que después de tanto tiempo, se te vayan las ganas de besarme.

  • 2.

    Caos, caos y caos.

    Acabo de recordar, nada, escenas de mi vida pasada: memorias de una jovenzuela rota, y loca. La locura corría por sus venas.

    «Alocada», le decían.

    Quería saltar al vacío y volar. Se estampó contra el suelo. La caída fue dura…

    Volver a su habitual vida fue. Fue. Una historia que contar, un pasado que borrar. Porqués imperceptibles, dudas inmensas y respuestas inexplicables.

  • 1.

    Quizás era que tenía que cambiar de bolígrafo, o pasar la página. Quemar la libreta o tirarla por el retrete.

    Me estampé contra aquel sujeto, tan indefenso y, a la vez, tan fuerte. Como un roble.

    Ya no sé qué escribo, ni qué pienso.

    Esto; que me afecta. Pero…, Por fin vuelvo a escribir. Aunque me gustaría hacerlo de verdad. Y está siendo más real que otra cosa. Aún así, por eso existen las libretas y por eso yo soy caos. Irregular, indescifrable e imparable. Porque aquí se lee mi paz; mis sentimientos estampados en un mundo ajeno; el mío.

    Quería escribir tanto que, mira, estoy, con la tontería, llegando al fin de la página.

  • Seguimos amando

    Quiero irme contigo, a lo lejos.
    A bailar,
    a correr
    y a vivir.
    Quiero seguir toda mi vida a tu lado y no parar nunca de sonreír.
    Estallar a carcajadas y volar en una nube.
    Y es que el cielo me está rozando,
    tocando,
    hablando.
    Te envío amor y un Te Quiero desde aquí y a ver si las estrellas esta noche se les escapa mi secreto y te susurran en la oreja ese soplido.
    Que no estamos juntos, pero te sigo sintiendo.
    Te sigo amando.

  • Esto no es un poema

    Pues me ahogo, aquí, en un poema de mierda, vacío y desolado.
    Enjaulados estamos;
    nos morimos solos,
    y más rotos que nunca.

  • Soñando

    Me estoy amoldando a la idea de que no te veré; me estoy acostumbrando.
    Ese instante, mientras me tomo un capuchino largo, en el que me imagino mi futuro: encerrada en casa cada semana y el domingo haciendo un ritual mañanero.
    Tomarme las cosas con calma, ya no sentir la brisa del aire rozándome la nariz, arrasando con todo. O tus labios cálidos recorriendo mi piel. Una sonrisa de luna media y no tener tiempo a leerme un libro, dejarlo abandonado allá en mi escritorio. Porque la vida antes -antes- era corta y, ahora, es larga -muy- larga. No hay manera de salir de esta, digo, de salir de mí misma. Estoy entre cuatro paredes, en un caos, en un lío alocado.
    Me gustaría tanto verme a mí contigo, vernos juntos en otro escenario; en la calle, a lo lejos y amándonos. Sentirnos. Y más que piel con piel, alma con alma.

  • Estos días en Marzo

    Me ha crecido el pelo,
    y estoy un poco más blanca,
    y veo luces,
    azulejos que se mueven por el día.
    -Destellos de luz-.
    No indican mi libertad,
    nombran mi oscuridad.
    El deseo de querer salir y no poder.
    -Obligación-.
    Y estoy todo el día mirando series,
    y lloro sola,
    y también río.
    ¿Lo mejor? Que fluyo conmigo.
    Que siento, que soy.
    Con lo bueno,
    con lo malo
    y lo peor.

  • Ir; en gerundio

    Quiero saber de ti aquello más oscuro,
    amargo
    y sucio.
    Quiero descubrirte;
    los huecos más escondidos.
    Quiero encontrarme contigo, otro tú.
    Aquel distinto,
    el que aún no ha salido.
    Ganas,
    ganas de reencontrarme con un tú diferente.
    ¿Nos vamos de birras?
    ¿Me invitas a aquello tan cruel?
    Lo que nunca se escuchó de ti…
    Sabes tanto de mí que es irónico;
    Tú tan poco, yo tanto.
    Quiero reescribirte,
    ser,
    sí,
    otra vez.
    Redescubrirte.
    Eres la diferencia,
    único e irrepetible.
    Inquebrantable.
    Te quiero, así;
    aquí y allá.
    Tanto si eres como si no.
    Simplemente, soy con o sin ti y,
    con eso,
    ya voy,
    hacia ti.

  • Mi voz, yo

    ¿Hay alguien que me escuche, que me comprenda, que me quiera?
    ¿Hay alguien?

    «Sí, yo» dijo la vocecita y levanté la cabeza, el reflejo lo confirmó.
    Era yo la única que podía quererse siempre si quería.

  • ¿Amor propio?

    Tener complejos con una misma por los reflejos de los espejos.
    Y que te digan,
    que te repitan,
    que lo estás.
    Y que antes estabas más guapa.
    Dos tallas de más,
    aquellos pantalones favoritos que ya no te caben, guardados en el fondo del armario.
    Y aquella blusa tan bonita, tan distinta,
    colgada en una percha para adornar.
    Que ya no eres la misma,
    que eres mucho mejor,
    porque cuanto más,
    menos prejuicios y
    un jarrón lleno de autoestima.
    Es cierto que te quieres, pero te cuesta, no por ti, sino por ellos.
    Que si te quieres comer una hamburguesa, hazlo.
    Que sea con huevo, baicon y ya si eso, un poco de ensalada, gracias.
    Con tus cicatrices y celulitis,
    con tu chichita y tus rollitos,
    que no es que te sobren,
    porque te quedan de lujo.
    No llores por querer estar perfecta,
    porque ya lo eres.
    Es un sufrimiento innecesario,
    y el dolor incrustado en tu corazón es por culpa de la sociedad;
    quítate la culpabilidad y el dolor.
    No son tuyos,
    son de ellos;
    los monstruos.

  • Ella

    La que llora porque sí,
    porque no puede más
    y se rompe.
    -Se rompe-.

  • Ella, yo

    La que se mordía los labios del dolor que sentía dentro,
    la que ya no tenía mariposas en el estómago sino gusanos.
    La que lloró sin parar una noche de invierno, helándose en su hogar, que ya no lo era.
    La que salió de fiesta para bailar,
    y se desvaneció más que disfrutó.
    La que mentía
    para no herir,
    para no sufrir,
    para no sentir.
    Ella, yo.

  • Nuestro amor

    Es tan hermoso nuestro amor que sintiéndonos rotos, acabamos con el dolor. Lo apartamos, lo hacemos desaparecer. Porque si lloramos, juntos lo hacemos.
    Y qué romántico, tú.
    Y qué desastre, yo.
    Y vaya caos,
    vaya vida.
    Ser rosa marchita,
    ser luna sola
    y nube a punto de estallar.
    Mi corazón vibra, siente y quiere. Te ama.
    Y lo siente, lo siento, por ser instante e instinto.

  • Y te diría

    Y te diría una y mil veces que no te vayas, que te quedes conmigo, que seas junto a mí.
    Que rompas la regla del amor, aquí, mirándome. Armándote de valor y diciéndome:

    -Te amo tanto, que me quedo, no por ti sino por mí. No porque puedo, porque quiero. Te siento, mi amor.

    Y yo te miraría fijamente con los ojos empapados de lágrimas, te besaría los labios y el rostro, y te abrazaría hasta explotar. Hasta estallar y sentir que no podría más.

  • Me apetece

    Me apetece perderme entre líneas, tus pestañas. Ser mar contigo,
    ser desastre conmigo.
    Porque el arte nace del caos, de la tristeza, del dolor.
    Y no hay nada más bonito que el amor,
    y el desamor es duro, porque rompe, porque mata las entrañas hasta estrujártelas.
    Y lo hermoso es invisible a los ojos;
    ver un atardecer a tu lado a la luz de la luna escondida entre las nubes, es hermoso.
    Sentir tus labios,
    amar tus lágrimas
    y de llantos sonreír.
    Un cielo oscurecido y las estrellas destellando, ellas.
    Un vacío tan perfecto que da miedo quebrantarlo y, que, cuando cae aún más en la negrura espesa, da vértigo;
    uno sucio, austero.

  • Cualquier día

    Me levanté como cualquier día, justamente a las siete. Miré por la ventana, aún el cielo oscurecido y las estrellas ocultas entre las nubes. Me sentí barro, lluvia que cae arrasándolo todo.
    La vida se ma hacía tarde porque ya sabía de antemano que a las ocho de la tarde seguiría igual que siete horas antes: perdiendo.
    -Perdiéndome-.

  • Sentir(se)

    Algo sencillo,
    algo real.

    Algodón de azúcar,
    cielo lleno de dolor;
    parece ser el amor.
    Que clava,
    arranca
    y mata.

    Qué vas a saber,
    y menos a comprender;
    que eso, sentir, no es más que fluir con alguien.
    Y volar en medio del océano,
    siendo más paz que guerra.

  • Domingo

    Llega el domingo y no hay ganas de hacer nada;
    todos los papeles desperdigados encima de la mesa,
    miles de ideas,
    y a punto de estallar.
    El cuerpo quiere relajarse,
    el cielo a punto de despejarse.
    Despegar y aterrizar en otra era, vida.

  • text not found

    Lo siento, no hay texto, tampoco corazón.
    Se perdió por el camino y las letras se quedaron a medias. El bolígrafo ya no pintaba y las teclas saltaron, para huir. Fluir en otros aires, en otros ambientes.

  • Tú, y la música

    Me influencias musicalmente.

  • Evadirse

    De buena mañana una bonita canción, que suena, que te hace vibrar. Y de salto en salto, de charco en charco, te manchas de barro. Eres ave, eres cielo, eres la luna. Tan sola y feliz; anhelando al Sol, y queriendo cada vez más a su propia soledad.

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