Quiero, París, verte con otra mirada,
observarte,
deletrearte
con la lengua y a placeres.
Los momentos, espontáneos,
son los mejores.
Y las risas a tu lado también.
Porque no hay mejor que ser humana,
caótica
y sonreírle al viaje que me espera;
un futuro lleno de rosas florecidas,
compartidas
y aún por vivir,
será algo
-aquello-
mágico.
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