Me puse unos Jack and Jones, en mi imaginación, y abrí una botella de alcohol. Sin sujetador y descalza salí al ático a obsevar las estrellas de la noche ennegrecida. Y mientras las observaba, contándolas una a una, soñé un futuro a tu lado.
A partir de aquel momento dejé de vivir el presente, porque antes de estamparme contra la realidad, comencé a vivir de suposiciones
-de ilusiones-.
De días pasando sin moverme, sin accionarme.
Y así es cómo perdí mi tiempo.
(Así es cómo viví sin vivir).
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