¿Y cuándo viviremos?
Autor: perezitablog
No lo fue
Si me alejé, no fue por mi voluntad.
Léeme
Y, sé, que sólo son palabras, escritas con tinta de sangre, derramada de mi corazón. Que sólo tecleo, intacta alma, que a cada letra se va derritiendo porque estoy enamorada de ti. ¿Cómo soplarte estas palabras? Y de más, que siempre están de menos porque nunca son suficientes.
Escúchame, léeme, tú ahora a mí.
Susurrame, dime aquello que anhelas tanto e iremos a volar mundo, juntos.
Bésame, ya, no hay tiempo. Se está acabando. Necesito de tus lunares, contártelos -luna lunática, yo-. Tú, Universo, chispeantes, tus ojos marrones.
Me estrellaste
Me estrellé en tus versos, y ahora estoy aquí, pensando como una idiota.
Tú
La lluvia decae,
pero tú eres arte,
porque las flores
florecen de ti.
Te fuiste a Marte,
y, cuando regresaste,
te amaste.
Ahora, eres un sastre,
de las palabras descosidas;
idas y venidas.
Derrumbamientos mentales,
tsunamis hechos de cristales,
como tu alma,
que es una flor ensangrentada,
marchita y deshilachada,
pero que florece cuando abunda el agua,
o, se ahoga de tanto sentimiento;
puro y lúcido, ópaco y hueco.
Tierra y eco.
Para mi amigo incondicional,
de Ann.
Jay.
Buenos días;
por aquí os dejo el prólogo de una historia que estoy creando, que ahora está estancada pero que espero que resucite otra vez. Tal vez, depende de como vaya la cosa, la podréis leer en un futuro no muy lejano.., 2019, 2020… Vete a saber..
DESGARRADOR
Prólogo
Escuchó como unas gotas, indefinidas, abstractas, chocaron contra el alféizar durante unos segundos. Se levantó y, acercándose a la ventana lentamente, la abrió. Entonces las vio. Gotas de sangre, caídas desde arriba, esparcidas por todo el capialzado llegando hacia el suelo, derramándose por los tochos grises oscuros llenos de graffiti. Arte.
Y es que después de haber estado ingresada en un manicomio durante cinco años, la dejaron en libertad porque su cerebro mal amueblado, se fue arreglando y, justo después de aquellos años, tan inciertos por los doctores, dejó de tener los engranajes mal encajados. Cuando salió al exterior el mundo estaba derrumbado, deshecho y, al regresar a su hábitat, este estaba descolorido, roto, ahuecado, oscurecido, vacío. Era un bloque de pisos, huecos, sin la estructura definida, pintada de colores y formas abstractas con sprays de esos que usan los jóvenes de hoy en día. El esqueleto estaba desnutrido. Y, ella, Rouse, vivía en aquel bloque, sola, sin nadie que la acompañara, justo cuando un día la vida le dio un giro quedándose patas arriba. Es decir, que vio las gotas, de sangre, y las siguió, entreteniéndose, metiéndose en un caos, el que jamás se hubiese imaginado.
Salió a la calle, descalza y con un vestido roto, gastado y ensuciado por el tiempo, el mismo que llevó el primer día que fue ingresada al psiquiátrico. Una vez en el exterior siguió el rostro de la sangre.
En las calles no había nadie y el sol abrasaba su cuerpo fuertemente. Simplemente las huellas dactilares marcadas en la arena, que las siguió con la mirada hasta detenerla en un punto en la lejanía, donde se acababan y empezaba un río de sangre, la marca de como un cuerpo, muerto o casi, fue arrastrado. Después, huesos, débiles, delgados, rotos. Y, basura. Montañas de residuos, centenares. Allí vivía ella, al lado de un vertedero. Se adentró en él. Y como ya era habitual, lo encontró. El cadáver.
Los truenos empezaron a retumbar por toda la ciudad y las gotas de la lluvia comenzaron a borrar el rostro de la sangre, dejándola menos espesa, más líquida. Creando una mezcla extraña, repugnante. Un viento agrio se levantó, disecando la sangre que no se había diluido.
Se acercó al cadáver. Era su hija, pequeña, la sexta, la última.
Había alguien allá fuera que las mató a todas, sin dignidad ni compasión. Sin dilación, con la excepción en mano, agarrando el corazón en alto, desangrado, bombardeando, siendo el rey.Estrellas
No quiero dudar, ya no más.
¿Cómo sé si me quiere?
¿Cómo se siente al quererle?
¿Cómo siento si lo quiero?
¿Cómo se siente al no quererlo?
¿Por qué tantas dudas?
¿Por qué tan lento todo?
¿Por qué tan complicado?
¿Por qué no llega mi oportunidad?
¿O es que las estoy perdiendo todas?
Sólo quiero volar y no estrellarme, pero se ve que no puede ser, que las estrellas vuelan por mi cabeza.
Sólo
Y quiero a un amor correspondido,
que me sea respondido con un «estoy» y un «voy» -hacia ti-.
Quiero que sea algo real, y no superficial.
Quiero escribirle a alguien que me quiera y no estar pudriéndome por un amor que ¡ya ves tú! Ni siquiera me responde.
Sólo quiero a alguien que me quiera y quererlo yo también.
Infierno
Ábreme las puertas de tu infierno,
quiero caer en él.
Y es que hay muchas formas de ser,
y por eso, contigo quiero ser.
Y aunque no estés o te vayas,
en un mañana no muy lejano,
seré, sin ti.
Porque podré, lograré, dejarte de sentir.
Eso es lo que quiero; lo conseguiré.
Dejaré de llorarte y lamentarme por un amor que ni siquiera tiene alas o, quizás,
demasiadas. Se alzan al vuelo muy rápido y, después, acaban estrellándose.
Como siempre.
Siempre.
Un poco
Dame un poco de amor con hielo,
ron y hierro.
Dame, amor, un poco de amor.
Sólo un poco.
Rosa rosa
La rosa rosa, roza;
nace en mi interior,
ilusa y ñoña.
Crece por dentro,
sin espinas,
idealizada
e idolatrada.
Estoy enamorada,
de él,
que es como esa rosa rosa que roza.
Monstruación
Me floreces por dentro,
derramando rosas ensangrentadas,
que con las espinas desgarras.
Matas.
Estás en mi interior, y matas.
Como mil agujas desgarrándome.
¿No puedes comportarte?
¡Por el amor de Dios!
Sé consciente de que, matas.
Sé comprensible,
¡compórtate odiosa pecora!
Te amo
Bésame las entrañas. ¿Pero acaso sabes lo que son? No tienes ni la mínima idea. Bueno, quizá, en eso, me equivoque. Escribe, rasga el papel hasta llegar a las secuelas, oscurecidas por las ramas, por la luz del sol que no las alcanza. Y, cuando lo hayas hecho, escríbeme un poema. De hecho, iba a contarte algo pero se me ha olvidado porque cuando te tengo delante, o entre mis pensamientos, desaparecen mis palabras o se me atascan o atragantan. Soy torpe.
Ahora, quiero bailar. Volverme loca, poco cuerda. ¿Y si te hago un streptease y luego me versas? O besas. Las dos cosas. Yo te haré uno con cada letra salida de mi interior.
Te quiero; un día de estos te lo diré, con sonrisas para joderte un poco. Aunque la que se jode soy yo, porque no, ¡no puedo más! Te necesito ya. Aquí. Ahora. Conmigo. Y siempre te lo digo con sonrisas. ¿No me ves? Pues mírame. Ya lo haces, lo sé.
Sólo me desahogo, porque te quiero, otra vez. Y otra, y otra.
Y, lo sé, que soy una contradicción personificada, como dijiste. Y me encantó porque la clavaste. Siempre lo haces y yo, como una idiota, me pierdo en ti. Estoy sumisa a tu mirada, soy de tu sonrisa. Tienes el alma enternecida. Te amo.
Monstruosidad
Es un monstruo,
descarado y ordinario.
Le gusta salpicar con sangre
-palabrotas- y sacar las garras.
Matar con armas,
amarrándose a las entrañas.
palabras atascadas
Se me atascan las palabras,
las tengo en la garganta.
Soy un poco idiota, tal vez,
por haberme enamorado de ti.
Ven
¿Por qué no te vienes?
Aquí, arriba.
Vuela conmigo.
Alza las copas, bebamos.
Un cielo estrellado,
invierno helado,
parpadeante en el tiempo.
Las flores ya nacen,
florecen en abundancia;
no todas salen pues hay de ellas que parten.
Hacia el sur,
hacia el norte.
Piérdete conmigo,
vente a la cima;
la montaña más alta,
aquella,
la más oscura.
Días
Ya no busco entre la gente tus pasos,
busco tus labios.
Porque paseo entre barrios,
lamo el suelo con las puntas de los zapatos.
Entro y salgo del metro.
Dentro, observo unos, mojados por las puntas. Y es que la lluvia abunda. Pero el cielo deslumbra.
Hoy, ayer, mañana
Hoy no me he levantado,
me he quedado,
rasgando el alma,
cosiendo el corazón.
Y, cuando por fin,
he puesto un pie
delante del otro,
me he caído.
Ha sido,
una caída fuerte.
Me ha costado comer,
por eso, las entrañas,
se han quedado vivas y no muertas.
Me he hecho tres orgasmos
leyéndome un libro regalado.
Y, después, no he sentido nada,
vida.
Azul y celeste,
amarilla y naranja,
negra y estrellada;
me matas cada mañana.
Des
Aliento,
un orgasmo lento,
después, rápido.
Bésame,
muérdeme.
Que sé que eres un duende,
escondido entre las des.
Des de desesperación.
Una canción sofocada en tu alma,
cansada, agotada, ¿verdad?
Sólo abre los ojos y sal a volar,
corre,
córrete,
y vive.
Audaz
¿Por qué han puesto relojes?
Deteniendo el tiempo en cada bala perdida.
Cálame hasta los huesos, sesos enternecidos, o sexo, humedecido.
Sé que te corres con mis palabras,
que corres, quería decir.
Leyéndolas, saboreándolas.
Son expertas ¿eh? Porque salen, así de simple. Yo me pierdo en ellas, retumban mis sirenas por ti.
Ahora te has perdido, lo sé.
Sólo te diré que, estas, son mis senos que, a conjunto con mis gemidos, vuelan por ti.
Relojes para alcanzarlo todo.
Balas perdidas, son dardos, como besos.
Humedécete, bien bien, córrete, lámete, quiérete.
Palabras, disparadas en silencios.
Saborea mis labios, los vas a echar de menos, o de más. Qué se yo.
Sólo sé audaz.
Cóseme
Cóseme las alas.
Matan
Lo que no sabes,
amor,
es que soy de antemano,
que lo escribo todo en vano.
Que amo,
con las palabras
salidas de mi órgano
principal.
Y es que, hay cosas que no cambian,
y esas matan.
Amor
Tú y yo,
-nosotros-
desnudos entre sábanas
mientras suena Amy Winhouse.
Haciéndome polvo,
mordiéndome,
besándome,
queriéndome
y amándome.
Ceniza y a la vez flores,
margaritas.
Jadeos y sueños.
Manos, uñas, y descaros.
¡Oh sí, amor!
Muy personal
Tanto como,
¿tú o yo?
¿Los dos?
¿Nosotros?
Somos, seremos
Ya no quiero amor,
sólo sexo.
Quiero que me mires con deseo,
que me transmitas anhelo.
Quiero ser tu cisne negro,
que se convierte en blanco por las noches.
Quiero que te derritas,
que se me manchen las braguitas.
Quiero ser tu Ron más dulce,
quiero darte sexo en verbena.
Porque el amor ya ha llegado,
el amor ha derrumbado,
arrasando,
rompiendo,
amando.
El amor se ha convertido en sexo.
Un hecho,
sin firmar
pero sí pactado.
Eres,
soy;
somos.
Soledad
Sólo, recuérdame en tus
noches más frías,
marchitas.
Anhélame.
Deséame.
Búscame.
Y bésame.
Agujeros
Es como si me costara leerte, libro del corazón roto. Como si cada palabra me rasgara, atravesándome, hundiéndome en el dolor. No sé si serán los protagonistas o las comas, creo que son los párrafos, cada punto y seguido; como una interminable carrera. Hostias de palabras, me abofetean.
¿Por qué?
Porque, tal vez, siento los sentimientos que sienten los personajes o, que sintió la autora al escribirlo, o la narradora.
Se me agujerea el alma, se me cristalizan los ojos.
Arrójame
Arrójame a las hojas muertas, negras.
Lánzame hacia estas y aquellas.
Demuéstrame que Sí y, después, que No.
Desintégrame por dentro, sácame los órganos; el corazón, para no sentir más, por favor.
Y, entonces, el vacío será cómodo, dentro de la cotidianidad.
Yo
Aun así, se me cristalizan los ojos.
Y se me sigue rompiendo el alma.
Se me enorgullece el corazón de tantas cicatrices, sobretodo, de aquella tan profunda. Que la odio con todo mi odio y, a la vez, la amo con todo mi amor. Porque me ha enseñado a sobrevivir, y no es por despreciar a las otras, pero es que sólo fueron rasguños reparables o, quizás, más quebrantables.
Porque el amanecer ya está aquí, rozándome los labios, acariciándome el pelo; me dice que viva, joder. Me lo grita a cada instante, con cada rayo.
Estallo.
Y me vuelvo a levantar aunque, unas cuantas veces, me quedé abrazando el suelo. Hasta lo quise que, aunque era feísimo, fue queridísimo.
Porque soy amante de las margaritas, las marchitas, las que se quedan en ceniza, las que se mueren por haber sentido demasiado.
Tal vez
Quizás se trate de mirarse el alma a través del espejo.
Quizás se trate de salvarse justo al instante que te tiras por el borde del precipicio.
Quizás se trate de caerse boca abajo y, aun así, sentirse flexible, como quien nunca se rompe.
Quizás se trata de dejarse llevar por la corriente del viento.
Quizás se trate de morirse por un beso y, de tanto morirse, acabar dándolo.
Quizás,
tal vez,
quizás.
Sueños y desastres
Mil cosas por hacer,
es el atardecer y,
los deberes sin acabar.
La cama deshecha,
como mi vida,
y llena de ropa.
Un vaso de leche
por terminar,
mi bigote manchado
de Neskuik.
Un trago de vez en cuando y,
me pierdo entre letras.
Un libro por terminar,
y mil sueños por
hacer nacer.
Spotify puesto,
suena aquella canción.
Otra ensoñación.
Y aun mil cosas por hacer.
Besos y miedos
Quiero contarte que perdí a la niña que llevaba dentro.
Quiero contarte que fluía por mis venas pero que, ahora, ya no.
Quiero contarte que ya no sé vivir, que la revolución ya no la palpo y, a la locura le tengo miedo.
Que aun así quiero intentarlo, surfearla. Vivirla.
Quiero contarte que tengo ansias de besarte, pero que no puedo hacerlo. No debo. ¿O sí? Tal vez, si lo hiciera, saldría corriendo como una cobarde. ¿O me estaría volviendo loca? Otra vez..
¿Cómo hablarte susurrándote al oído, versándote o, mejor, besándote?
¿Cómo?
¿Cómo hacerlo sencillo y no complicado?
¿Cómo?
Cómeme la boca y quítame todos los miedos.