Había una vez,
una niña que se convirtió en mujer.
Llena de cicatrices, de dolores y desamores.
Entonces, un día, apareció él para cambiar su pensamiento, su forma de sentir y ver el mundo.
Hermoso.
Ya no era autodestrucción;
sino comprensión,
empatía,
valentía
y amor mutuo.
Sanar, simplemente, sanar.
Sanar
por
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