Me ves pero no escuchas como chocan los cristales de mi corazón cuando me muevo; en un andar, en un baile, en un gritar o en un hablar.

Rota soy, rota voy.

Me observas pero no contemplas, no aprecias, como se mueven mis huesos, el ruido que hacen, como repiquetean contra el suelo. Se han caído en un vuelo, en un intento de abrir las alas.

Rotas son, rotas van.

Estoy débil, soy frágil.

Un soplo, un silbido en un silencio que se hace eterno. Y susurro, nadie me escucha. Sólo me ven, algunos observan pero no sienten mi alma perforada. No la pueden localizar, normal, ya no está.

Paulatinamente me voy deshaciendo de lo que sentía tiempo atrás, pues ya no estás. Y me deshago por completo del sentimiento de sentir.

Estoy inerte.


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