El monte y otro amanecer

¿Y si nos rompemos las cicatrices? ¿Y si cambiamos los sucesos deshechos por caricias? ¿Sabes qué pasa? Que voy paseando y no pasa nada y, para no pasarse de la raya, pasando, el presente se fue. La primavera llega, bueno, ya se quedó. Con un simple soplo suave me rompió el corazón. Mi ser interno del pasado, la del espejo. Seré frágil, ¿o ya estaba quebrada? Quizás la vida nos coloca, o reubica, en el monte. A mí me tocó aquel perdido entre un día lleno de sol, y soledad. Y allá me quedé: muerta del asco, en sentido literal. Vulgarmente hablando -lo siento, soy y seré y seguiré siendo así- vaya ascazo. Vaya si duele el dolor. Esperando, estoy, a que las flores sigan floreciendo, ¿Entiendes? Enciéndeme o aviva la llama de aquel ramo que ya murió. Necesito otro amanecer.


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