Derrumbaste mis paredes
y entraste, así, sin avisar.
Tú y yo y el cielo vacío,
de estrellas.
Un poema frío por mi parte,
de palabras inertes, corazón intacto.
Acto, y arte por tu parte,
una declaración,
¿de qué?
¿De sinceridad?
¿O sólo era cordialidad?
Es que ya me estoy cansando,
de esperar.
Te quiero, aquí y ahora, conmigo.
Porque fuimos y seremos,
y no sé si estamos siendo.
Entiéndeme, quiérete, porque
de quererme ya lo haces.
Y tal vez, me odies.
Y quizás, justo ahora, me estés odiando
pensando que estos versos no son para ti,
que no te quiero
y que nunca lo haré.
Eso es mentira, cielo.
Pero, oye, ¿qué puedo yo hacer?
Correr hacia donde estés, locura incesante.
Invierno quebrantable.
Besarte, almarte.
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