Después de aquella pelea absurda, del viaje en coche, de la broma de mi padre, de la adrenalina en mi estómago, de una caricia y de llegar al restaurante, sonreí. Porque me sentí, porque estaba viviendo el presente. Claro que el dolor estaba en mí, pero era uno distinto. Al observarme, la espontaneidad y el sol de mi interior, me gusté. Me sentía querida por ellos y gracias.
A todos.
A aquel caos de mi corazón que reafirmándose se colocaba otra vez. Y no con alcohol sino con amor. Uno dulce, tierno.
En mi mente apareció un carrusel de imágenes de las personas que componían mis días. Pasó fugazmente, como flashes. Qué hermoso, palpitó mi corazón. Se dio cuenta de que aquella situación, la nueva etapa, era tan valida como yo misma. Que era el bien, la sinceridad y la honestidad con cada uno.
Era el amor personificado.
Amor personificado
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Comentarios
Una respuesta a «Amor personificado»
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y en este vagar no resta sino el consuelo del licor….besos al vacío desde el vacío
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