Una batalla con las sábanas.
Unos ojos al intento de abrirse.
Un desayuno sin prisa.
Un sol de maravilla.
Buena compañía, uno mismo, bonita sintonía.
Música alegre, tanto, que te cala hasta los huesos, negros.
Una hoja en blanco y un bolígrafo azul a punto de estallar.
Una silla, un escritorio.
Una vida que contar o, mejor, que vivir.
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