Ya no creo expectativas,
porque me dejo fluir y volar.
Reír en un instante de llanto y calcular cada latido que late roto,
como el impacto de un balazo en el estómago.
Siempre he sido aquella que busca los instantes moviéndose por impulsos, a ratos y descontroladamente.
Entrar a bocajarro en la vida de alguien y, de improvisto, que este desencaje cada pieza del puzzle creando caos, confusión y extrañeza.
Rareza.
Y, de un momento a otro, una felicidad incandescente.
Instante
por
Etiquetas:
Deja un comentario