Disecadas, las lágrimas

El café por los suelos,
los sueños llenos de infiernos
y los vacíos,
de huecos oscuros,
absurdos.
Se manchan,
se derrumban.
Las paredes han caído,
mis flores se marchitan,
se marchitan.
Dime, dime nene,
cántame la canción de ayer que sonó,
que sintió,
no sé quien
sino nosotros,
siendo otros -desconocidos conociéndose-
y sin ellos.
Yo solo sé que mi corazón vibró,
tembló por vez primera,
otra vez.
Otro ser,
muchas cucharadas de azúcar.
Claro, que no, que no quiero morir y aún así sobrevivo a los monstruos de mi ser,
de ti.
Mírate, observa mis delirios,
las lágrimas ya salieron tiempo atrás.


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