Y es que a veces uno se agarra al dolor, que se engancha sin querer en el corazón, incrustándose sin ton ni son.
Lo siento, amor, pero soy de las que quema el libro directamente hasta hacerse cenizas. De las que mira a los ojos al miedo y se lo come a bocados. Porque muchos hablan de desamor y pocos lo sienten, pero yo, yo no voy a tolerar ni a consentir.
Te voy a dejar sentir que ya no eres sin mí, pero si vas a alejarte dejándome aquí sola, plantada como una rosa roja, mejor agárrate fuerte porque va a dolerte.
Deshojándome
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