El aire en mis pies sube, y asciende, rompiendo, deformando mi cuerpo entero. Desde la nariz hasta el dedo meñique de mi pie izquierdo. Soledad, ¿por qué no vienes a buscarme? Te necesito y aun así siempre estás, aquí, a mi costado, cogidas de la mano. Como ya es habitual en mi vida. Del día a día. Rutinario. Y camino, no sé qué dirección escoger, hay demasiadas pocas. Sí, joder -y lo siento por el vocabulario vulgar, pero me da igual-. Demasiadas pocas…
demasiadas pocas
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Comentarios
2 respuestas a «demasiadas pocas»
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Es muy complicado.elegir una dirección acertada en esta vida. Yo creo que casi nunca acertamos. Me gustó leerte. Besos a tu alma.
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Cierto, siempre erramos
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