Caen, caen

Caen, secas, las lágrimas. Léeme a gota gorda la vida porque ya estoy harta de la letra pequeña, que se presiente y jamás se aprecia. De instinto en instinto y tiro para seguir sufriendo. Recuerdos, fotografías en mi cabeza, de aquella niña feliz y, sobre todo, inocente. Ríete ahora, luego será demasiado tarde.


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