Etiqueta: desamor

  • Desamor

    Vete (jodido desamor),
    aléjate de mí.
    Es un sufrir constante,
    es un morirse presente
    y un «no avanzo» contínuo.
    Es un,
    querido
    ya no quiero querer(te).

  • Cojo de alma

    ¿Que no me ves?
    (No me ves).
    Lo rota que estoy,
    lo mal que voy
    -por el sendero de la vida-.
    ¿Sabes qué pasa amor mío?
    Que estás cojo de alma,
    por ella (el pedazo) y no por mí.
    Porque, bueno, sigue ahí
    en tu pecho
    y yo ya no.
    -Ya no-.

  • Hechos (efímeros)

    Joder,
    quiero escribir una historia.
    Ya no sé si la mía, la tuya o la nuestra.
    Quiero escribir algo épico,
    aquello que se sale de la norma;
    un amor efímero pero lleno de realidad,
    (de amor).
    Hay dolor, más de uno.
    Se juntan,
    incrustrándose,
    muriéndose.
    Matándome.

  • Recuerdo lejano

    Ya no leo (libros).
    Tampoco vivo (mi vida).
    Ni siento (sentimientos).
    Y miento, al verme,
    al verte
    en un recuerdo lejano.

  • Primer latido

    No lo sé, te recuerdo -amor- del pasado. Siempre fuiste y serás mi debilidad aunque no lo parezca. Estuve enamoradísima de ti. Sin conocerte, sin siquiera hablarte, ni tocarte. Sólo me rozaste (el alma). Tan adentro. Me rompiste, quizás me rompí. Dolió tanto.
    No puede ser real lo que me está pasando ahora mismo, lo que estoy sintiendo. No hay llanto, pero sí nostalgia que arranca cada flor de mi corazón. Que se marchitan, se van. Se van. Dejé de creer en el amor por ti. Nunca regresé del todo de aquel estado tan emocional. Tan irracional.

  • Adiós

    Te fuiste,
    amor mío
    y si lo escribo
    es para
    matarme lentamente.
    Palabra a palabra,
    espada contra espada
    y una perdedora
    en esta guerra
    que parecía no tener fin
    pero que la derrota derrapó
    por mi corazón
    desgarrándome.
    Joder,
    que ya no estás.
    Tu presencia,
    mi invisibilidad.

  • Predecible

    «No te emociones»,
    lo sé.
    Porque luego llega la desilusión,
    el desamor
    y el dolor.
    Y no se puede prevenir.

  • Complicaciones

    Soy complicada, lo sé.
    Y se me complica la vida, también lo sé.
    Pero la vida son dos segundos,
    tres cigarros
    y cuatro estaciones
    que en todas ellas pasa el amor.
    Para irse
    y no regresar.
    Porque las casualidades son momentáneas,
    efímeras.
    Si te encuentras con una de ellas,
    hazme un llama cuelga que,
    quizás,
    y sólo quizás,
    nos besamos mientras pasa el tren
    porque de antemano lo hemos alcanzado
    antes de que se vaya por el andén.

  • La última curva

    ¿Ves la rotura al borde de la costura?
    Está rota y,
    o la cortas
    y muere
    o se va deshilachando,
    desangrando.
    Es mejor quitar el dolor de raíz que dejar que vaya rompiéndose.
    Así estoy yo,
    siendo la segunda opción.
    La mujer de la herida que sangra,
    con la cicatriz abierta
    y el corazón partido
    por la mitad.
    Intentando agarrar de frente la última curva de la carretera
    para luego estrellarse y matarse
    a cámara lenta.
    Pero, aún así,
    morir en el intento
    sin haberlo intentado.

  • Estrellas

    Estallo estrellas,
    mapas sin destino,
    sin lugar.
    El desamor derrapando
    en forma de ilusión
    y aparcando,
    ahí,
    en mi calle
    para,
    bueno,
    matarme
    del susto,
    del golpe.

  • Corazones

    Tengo cinco sobres y medio aquí guardados (en mi corazón). Y me duelen porque no los has leído, porque siento y no lo puedo transmitir (a ti). Porque son para cuando ya no estés, para cuando te hayas ido.

  • Escribiéndonos

    Y por salud mental voy a dejar de escribirte,
    de escribirme.
    De ser naufragio entre tanto mar,
    de agarrar de frente el dolor
    y comérselo con pudor.
    De ser tanto en tan poco tiempo,
    en milésimas de segundos.
    Porque me está matando.
    Siempre he sido caos,
    pero ahora soy más lío
    que hilo.
    Y es cierto que habrá días, incluso noches,
    donde seré escrita,
    donde me deletrearás con tu lengua,
    hasta con tu mirada.
    Pero he llegado al límite de sentir,
    ¿Eso es posible?
    Pues sí,
    porque he pasado de amar a sufrir.
    Y, duele.

  • Basura acumulada

    Todo lo otro son destrozos, basura.
    (Mierda), que sale del corazón tan roto, desangrado y hueco.
    Duele, nene, duele.

  • Aquella noche

    A mí aquella noche me dolió mucho el corazón.
    De hecho, se me quebrantó a pedazos y a cámara lenta que es cuando mata más internamente.

  • Corazón roto y partio’

    Me parto el corazón por ti,
    estoy aquí
    rota y llena de heridas.
    Salí en busca de un pedazo tuyo
    y acabé desgarrándome entera.
    Te esfumaste
    perdiéndote en aquel par de ojos
    -no míos-
    sino de ella.
    Aquella jovenzuela,
    ahora,
    convertida en mujer.

  • ¿Qué?

    ¿Qué vas a entender de la vida?
    Del acto de sobrevivir,
    de ser un «zombie»,
    de no dormir.
    ¿Qué vas a comprender?
    ¿Te vas a poner en mi piel?
    Porque si empezamos a conversar,
    ¿De qué sirve hablar?
    Si no hay empatia,
    si no hay confianza,
    si no hay amor.

  • Ya no.

    No pienso perder más el puto culo por ti.
    Me cansé,
    sí,
    me cansé de ser siempre yo contigo,
    yo hacia ti,
    yo para y por ti.
    Pues, ¿Sabes qué? Ya no.

  • ¿Para qué?

    ¿Para qué me quieres?,
    es que,
    no sé,
    pero siento que no sientes tanto como yo.
    Te quiero para amarte,
    y tú sólo me deshaces
    convirtiéndome en arte.
    -Espejo roto-;
    ¿Lo ves?
    Ya no se puede reconstruir,
    pues yo tampoco.
    Y así me quedo,
    así me quedé.
    Llena de grietas,
    de porqués,
    de dudas
    y de cientos de suspiros inacabados,
    ahogados en gritos silenciados.
    Compréndelo,
    joder,
    no quiero más dolor.
    -No quiero-.

  • Inundación

    Hambriento,
    mi corazón.
    Y día a día se
    me cierra la razón
    y se inunda todo mi ser
    de sentimiento puro.

  • Sangrando

    No hay manera y no avanzo.
    Necesito escribir,
    vivir
    y sufrir.
    Sanar en un acto de valentía,
    en el de sangrar a corazón abierto.

  • Deshecha

    Me estoy deshaciendo,
    el corazón me arde ahí,
    entre las costillas.
    Y el fuego que late dentro de mí,
    me quema,
    me calienta,
    me rebienta.
    Estoy deshecha.

  • Ya morí ayer

    Hace días que no hablamos,
    ni tú ni yo,
    ni con el espejo.
    Me muero,
    de hecho,
    me estoy muriendo.
    Ya morí ayer.
    Es tarde para reempezar,
    para volver,
    para querer(se).

  • Ahí, en mi pecho

    No creo que estemos destinados a forjar un futuro juntos, más allá de cinco años. Siento que el destino nos separará, que dejaremos de ser, de estar.
    He escuchado canciones y he visto películas donde las parejas que se sienten unidas, que traspasan el amor, que lo tienen ahí dentro, en el corazón, se les acaba rompiendo el hilo rojo. Por situaciones externas provocando crisis internas y creando una rotura, tan grande que asfixia y mata.
    Duele.
    A mí ya me fastidia;
    pensarlo,
    imaginarlo,
    sentirlo
    -roto-.
    Aún no ha pasado y no sé si pasará, pero presiento y no quiero.
    Te amo, y lo tengo ahí en mi pecho.
    Las estrellas brillan más que nunca,
    las flores florecen
    y mis ojos se enternecen
    de solo ser contigo.
    Todo esto -el sentimiento- está guardado en mí.

  • Derrotados

    Y dime, amor propio, ¿Qué es de nosotros? De nuestros huesos, rostro y manos húmedos. Llenos de sangre, de sudor y dolor. De perdedores que quieren levantarse pero les gusta tanto el suelo que acaban arrastrándose. Esa soy yo.
    -Esa, soy yo-.
    Y dime loca,
    pero ya no quiero seguir.
    Aquí mi derrota ha llegado y siento que la de todos, los otros, también.

  • Sombras

    Las sombras,
    las sombras me persiguen.
    Me hablan,
    me cantan
    diciéndome que estoy pero que no soy.
    Hay momentos,
    hay instantes,
    parecidos y predecibles.
    De otros ni te hablo,
    porque no hay forma de describirlos.

  • Jodido brillo

    Las mañanas abruman,
    angustian.
    El sol, como cada día, aparece.
    Más allá del cielo, diciendo, haciendo creer que siempre hay un motivo para brillar, para darle luz a la vida.
    Yo ya estoy cansada de lo mismo;
    de las mismas personas,
    de las mismas caras,
    de los mismos recuerdos.
    De pasados y presentes que son rebeldes sin causa.
    Porque ya no hay indicios de seguir,
    si todo es parecido, similar.
    Ya no se sale de la regla, no es anormal.
    Quiero locura,
    bailar
    y sanar
    -hacia dentro-.

  • El hilo rojo

    El hilo rojo.
    Jodido.
    Que se tense hasta romperse de una vez por todas.
    Me está fastidiando.

  • Corazón frío

    Cuando mi corazón se enfría,
    cuando me congelo
    y el hielo penetra en mi día a día.
    Después de cada terremoto
    -pensamiento inerte-
    muero en el acto y en seco.
    Derrapando por el hilo de la cuerda floja,
    que afloja.

  • Tuve traumas

    Tuve traumas, no te lo voy a negar.
    El más doloroso fue el trauma del desamor.
    Me rompió por la mitad y de golpe.
    Un portazo,
    y me evaporé.

  • Chica

    De la chica con la mirada perdida, aquella que está mejor fluyendo sola. Que se arrepiente de todo. A la que le mata el amor porque odia sufrir. Para ella, la vida eran momentos decepcionantes. Instantes rotos y panorámicas en blanco y negro. No existía el color, ni el doble sentido en aquellos cielos pasados.
    Era la tristeza,
    que se apoderó de su cuerpo arrancándole el corazón, dejándole, allá en el pecho, un hueco. Rompiéndole cada órgano
    -asfixiándola-.

  • Amor doloroso

    Pero esta vez sufriremos juntos el amor y yo. Y es que hay momentos que duele tanto, que acaba matando.
    Te agarraré, te acunaré. Te tendré bien cuidado para que cuando sufras, no me rompas más. Resistir, simplemente.
    Y respirar.
    Latir más rápido, más intensamente.

  • Canciones

    Joder, me definen las canciones que escucho.
    Perfilan una silueta -yo- haciéndome entender que así soy. Se va dibujando con ceniza la línea de mi rostro. Y a medida que la música avanza, que la letra baila, se va desdibujando mi corazón. Deja de ser, y desaparece desvaneciéndose en un soplido.