¿Para qué?

¿Para qué me quieres?,
es que,
no sé,
pero siento que no sientes tanto como yo.
Te quiero para amarte,
y tú sólo me deshaces
convirtiéndome en arte.
-Espejo roto-;
¿Lo ves?
Ya no se puede reconstruir,
pues yo tampoco.
Y así me quedo,
así me quedé.
Llena de grietas,
de porqués,
de dudas
y de cientos de suspiros inacabados,
ahogados en gritos silenciados.
Compréndelo,
joder,
no quiero más dolor.
-No quiero-.


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