Etiqueta: blog de escritura

  • La diana soy yo

    Cansada, desesperada de tantos escopetazos, de todos los balazos por y para encajar en un golpe, o varios, ya insostenibles y muy sospechados, aunque totalmente desechados. Me apatecía quedarme, allá, en el borde de la orilla, apreciar la ola enloquecida, convertirme en ella y llenarme entera de arena para luego vaciarme. Quiero armarme sin tantas erres y sin ser la que siempre va errando. Y, oye, ¿Me escuchas? ¿Me hueles? A mí me dueles y, ahora, ya ni me sostiene la ira. La tremenda y gigante herida parece que se cicatriza, pero con tanta sal pica. Arrasé en el muelle mientras llueve. Quizás, de un «zás» me caigo queriendo. ¿El suspiró se quedará atrás o se quedará conmigo? Posiblemente se ensangrentará: las costillas te escocerán, ya que habrán chocado en el cielo del suelo, la profundidad enfermiza del agua del mar. Los diminutos agujeros (ahora perfiero dejar aparcados los diminutivos, me sangran los pelillos de las orejas…) El caso es que los agujeritos de mis ensombrecidas ojeras se asoman de una forma abstractamente gradual y también en desigual. Está mal estar bien, según la percepción de mí misma. A pesar de todo, rompo el tacón, abro el telón y enciendo la televisión del año del dos mil veintidós: espera, ya llego, que aparezco y, en un par de toques ajenos, que son los polvos mágicos, sí, ¿No me pillas? Las pastillitas de cuando ni dormir podías. Bueno, resulta que te has quedado sin casa, vas divina del asco. Y con tu cara dura, te da el subidón después de tanta cafeína. Sigue sonriendo tristemente a tu nube dela izquierda, la de la esquina, la rota, la negativa. Pégate bien la tirita que tienes la sonrisa ensombrecida. A conjunto, con tanto cuadro pintado a garabatos enturbiados -grises y muy blancos-, los demás, los restantes, se quedaron en el otro banco fotografiándote. Eres la reina del baile de tu propia telenovela, pequeña y bien escueta, y ellos son el blanco perfecto.

  • Un estado que me define hoy

    Hoy es un día de no hacer absolutamente nada. Voy cansada, estoy agotada. Me pica la pereza, abunda, resplandece por y para ella. Es uno de los domingos, de los que una se queda en el sofá leyendo Virginia Woolf o algún poema de Shakespeare. O leerme a mí mientras estallo al son de varios balazos que van sangrando después de dejar que se desvanezca mi ansiado corazón. Lo quiero arropar durante este vaivén, que pase la tormenta. Estoy tan deshecha. Metida en mi melancolía, se me peta el chispazo de alegría, revienta, se quiebra. Aunque mi enemiga, ella, se cuelga la fe de la oreja izquierda, y le soplaría hasta que saliesen las estrellas y le brindaría unos cuantos destellos de ellas, y de sencillez y un tempo sólido para darle poco al coco. La voz se me ahoga dentro de mi mísera razón, y la patata palpita con rapidez, así, yéndose borracha, dando la lata. Es tan veloz… y, yo, tan absurda e ingenua.

  • Una lista de cosas que necesito soltar

    Algo que necesito transformar es a mi ser del pasado. Semilla a semilla lo voy cambiando, porque estoy floreciendo, y es un proceso hermosamente roto porque va doliendo. Aunque si debo enumerar de una forma menos metafórica, podría escribir que…

    • …dejo atrás el dolor, aceptándolo y superándolo.
    • …dejo de exigirme y presionarme por querer hacer las cosas perfectamente, sin ningún fallo.
    • …dejo que mi día a día vaya según algunos imprevistos, porque siempre pueden surgir, aunque ya haya planificado anteriormente mi semana.
    • …dejo ir a las personas que no me aportan, así que me aparto y continuo.
    • …dejo de evadirme y empiezo a expresarme con los seres a los que sí les importo.

    En resumen, ya me empiezo a apreciar, a querer y a amar y, por eso mismo, me estoy cuidando, pues estoy viviendo y expresando mis sentimientos, pongo límites a mis pensamientos negativos y hago nuevas actividades saliendo de mi zona de confort.

  • Punto, ¿y seguido?

    Es hora de colocar el punto y seguido, seguro que es más sencillo, o no. Con los intentos fallidos de dejar de quererte, cada vez me desvanezco más. Ahora suena una de las muchas canciones que hiciste sonar en tu coche. Sí, eres un todoterreno, pero te quiero lejos porque me dueles, me dueles y, entonces, concluyo, que eso no es amor sino otro tipo de color: el dolor, pero aquí zanjo la cicatriz. Ayer, cómo me mirabas, maldita sea tu mirada, que me corta la vena aorta, que me hiela la sangre entera. Creía ser eterna: soy más efímera que mi propia miseria. Así que si me permites, me elijo de entre todas mis raíces y me planto aquí, no sin antes desvivir mi proceso, mi duelo, mi sufrimiento. ¿Que te quiero? Demasiado, pero, despreocúpate, porque con ese «yo me arreglo», aún sin tener un tipo de celo ni pegamento ni tampoco una pizca de vitalidad, pues me construyo. Del desamor nacerá la rosa, dicen, ¿No? Pues yo narro plantando mi título marchito que soy yo, que siempre lo he sido. Permíteme dar el paso, que ya estoy arrancando del suelo los pétalos muertos. Crujen, crujían y crurjieron. Quizás se cruzan o se mezclen entre la hierba mala, y tanto que nos la acabamos tomando y terminamos, así, descosidos. O torcidos o agarrados de las manos, pero muy separados. Y el texto, es uno de carácter personal, uno de los que he escrito. A leguas se ve tu pescuezo y me quedo sencillamente con mis quehaceres, con los placeres de esa monotonía sempiterna, lo único que queda será esa pequiñísima semillita ya florecida, porque de la flor herida siempre vuelve a nacer, a crecer una más bonita.

  • Entre líneas y un poco de vida

    Después de charlar de forma distendida e inusual conmigo, con el reflejo y perderme y encontrarme y verme cicatrizada, me visualizo, me acepto, me aprecio y me estoy queriendo. ¿Sabes qué? Que ¿Te puedo escribir algo? estará gratuito. Léeme y, quizás, te hundas un poco más. Fueron momentos intensos, llenos de suciedad, quiero decir, a rebosar de mierda y miseria que, fíjate tú, ya he salido de esta, o sea, de mí.

    Continúa siendo complicadísimo resurgir entre la negrura espesa y mirarse de frente… estrellarse y convertirse en una estrella, bella. ¿En serio aún te crees destello?

    Bueno, a posteriori del susceso, del muermo cayéndose al suelo, rompiéndose, pues sí, pero, oye, viniste aquí a ser feliz. Sencillamente, yo, me paso por aquí tarareando una de las muchas canciones que me dedicaste para recordarme que sigo más translúcida que cuerda que, aunque sagra el corazoncito, sucede para transmitirse a una misma, comunicarse desde dentro, que hay que seguir vívida y existir y quererse. Porque de heridas habrán siempre: ponte la sonrisa, alza la vista y desvístete por sonreír que te queda bien esa actitud, te sana, te cura el alma y la mirada, y además, inquieta a la tristeza, la que hace conjunto con todas tus facetas y que debería ir alejándose.

    Asústala con tus carcajadas a pulmón abierto, a costillas sin tanto miedo. Vaya domingo, qué hermoso está acabando.

  • El enamoramiento

    Enamorarse de la fe inédita, vaya absurdez, ¿No? Luego queda el recuerdo, aquella imagen, la de mi yo-poético roto. De mientras, los pedazos quebrantados en mis manos ensangrentadas. Mi corazón ha estallado porque tú le has disparado. O moría en vida o me vivía muerta y, al final, cuando apretaste los labios mirándome con la comisura de estos hacia arriba, la sonrisa pícara, y tus ojos chispeantes, brillantes, me sonrojaste. Qué barbaridad, qué brutalidad justo aquel momento, fugaz e instantáneo, en que nuestros deseos se fusionaron convirtiéndose en solo uno. Qué instante aquel en el que bailamos dentro de mi sueño, que se está descolgando, chocando con la pura, y dura, realidad. Ya se cayó, pero yo sigo en el vaivén de esa ilusión que se va balanceando, que se marcha galopando, también sanglotando. Y, entre herida, risa y cicatriz abierta donde abunda la melancolía, me pica la otra oreja por el secreto que llevo guardando desde hace año y medio entre mi garganta y mi pecho izquierdo. De hecho, levito en el suceso, arrastrándome en mi lecho, el del enamoramiento entero y eterno, y lato porque o peco o te beso y, a la vez, te pido otro de esos.

  • Mi mundo literario

    Quiero morirme en mi propio mundo literario, dejar la realidad apartada, que se quede en el otro sillón, el del más allá, sentada. Tampoco me apetece que tú entres, pues siempre te cuelas entre mis pensamientos, en mi imaginación y desde un gran silencio. Eres tan sigiloso, que solo escucho tu latir al unísono del mío. ¿Ves? Ya saltaste hacia dentro. Mira que cerré las puertas, pero se me olvidó cerrar el hueco de mi ventana. Por eso, digo, y deseo con muchas ansias, y ganas, que te quedes o, por contra, que me eches de mis fantasías donde el protagonista eres tú.

    Lo que me pasa es que me observa desde la lejanía, o una escasa cercanía, y con una intención inmensa se va introduciendo en mi corazón. Sus latidos son golpecitos de verdad y tanta, que profundizo en la única que cabe en mi mente. Y me ahogo y me parto y me divido. Tu mirada fugaz me quema, tu presencia provoca que me ardan las mejillas y que con tanta delicadeza y poca sutilidad, mis venas exploten diluviando ansiedad y, yo, al fin, estalle sin tanta dilación y perdición. Me niego, ¿O es que ya no sé cómo dejar de quererte? Quiero querer olvidarte, y el mismo olvido me acaricia de una forma tan hermosa que al final te apareces en mis sueños. ¿Cuántos deseos caben en nuestro amor? ¿Será algo mutuo? Solo quiero sentirlo, que nos armemos. Solo pienso en el beso, el del futuro, el que me plantarás en los labios después de confesarte que lo estoy intentando, eso de desenamorarme de ti, y que ya he desistido, colocando la bandera roja, y enrojecida me quedaré delante de ti, asustada, pero tú, tú, sencillamente me besarás y entonces todo florecerá: desde mi interior hasta nuestras lenguas, manos, piernas y almas. Porque… ¿Estaremos hechos el uno para el otro? Ya hice limonada con las medias naranjas. Luego me bebí el zumo y ahora estoy entera, como la luna, porque también brillo un poco solitaria. Aunque, si vinieses hacia mí, sería muchísimo más feliz.

  • ¿Cómo se sentirá?

    ¿Qué será el amor? Será un cosquilleo en el estómago y un pellizco en el corazón. Darse tregua constantemente y estallar en una guerra entera de besos hasta reventar de risa, aquella de carcajada sincera. ¿Y cómo se sentirá? Deletréamelo con la mano en el pecho, a escopetazo limpio, a juego sensato, directo y real. La vida es bonita, supongo, si la miramos con nuestros ojos, desde un amor leal, hermoso y fiel, solo quiéreme bien.

  • ¿Dejarse florecer o florecerme?

    Porque cuando una se deja florecer, ¿Luego qué? ¿Qué de qué? Pues café y sumergirse en un breve latir diferente. Ir de frente, abrir las alas y sonreír porque sí. Cuando el otro día, precisamente ayer, alcé la mirada, vi algunas nubes de algodón en la entrada de mi corazón esperanzado, y esperando a que soplara con chispazos de ternura y vaivenes y de caricias, que estoy aquí latente, presente, queriéndome.

    En la repisa de mis pulmones, que se ensanchan, de donde van naciendo flores ensangrentadas, pues ya no se quedan atragantadas ni arraigadas en mi pasado, spoiler: ha nacido un jardín rojizo, escasamente enfermizo, que parecía escurridizo, pero con sus tierras ya serenas, mucha tregua, pues todas las semillas fueron puestas. Y, con un redoble de tambores y dos parpadeos curiosos, ambos coras’ derramaron lo que quedaba de sangre espesa y disecada y negra y, al fin, se sanaron.

    ¿Qué sucedió, nena? Que el reflejo miró al espejo, o al revés, yo qué sé cómo fue, y se encariñó de una forma tan hermosa, poco rota, que se enamoró in crescendo de la otra yo: la metafóricamente poeta, de donde nace y surge como una seta, aunque paulatinamente, la escritora que fue inédita durante una época muy intensa, ahora extensa.

    Y deja que me enrolle con mi futuro, sí, estoy a gusto, y me apetece galantearle, alabarle, jugar con él, hacerle el amor continuamente. Así voy, queriéndome.

  • Otra noche más, quizás

    ¿Me he quedado sin texto, sin contexto o sin sentimiento? La sensación ronda por mi corazón y, el hecho es que, bueno, ha muerto un trecho de mí o de mi ser o del reflejo de la sombra ennegrecida que cada noche se plasma mejor en el espejo. ¿Cómo definir o describirme? ¿Y la forma? ¿En qué se queda? ¿En la absurdez de lo abstracto o entre la multitud a rebosar de soledad? Así que, vuelo. Esta vez, o la otra, yo qué sabré, me estampé tan fuerte que me convertí en una mujer estrellada, llena de lunares y vacía de lugares, y con muchísimas tiritas. De las cicatrices ni me hables, déjalas allá, que quedan bonitas. Escúchame: oye, luego huye, aún así ve quedándote y si, por casualidad o causalidad, te permites arañarte la locura y prescindir de la cordura, descúbreme en otro instante, pues eres de las mías. Estoy narrando cómo serían las personas si fuesen personas (humanas), es decir, estoy aquí, yo, para descifrarte y confirmarte que yo soy una de estas. Quédate, sí, quédate si realmente quieres quedarte porque eliges y te escoges sin tanto revuelo, porque, ya lo sabes ¿verdad? Que todos viven de ilusiones y anhelos, pero la vida es tan jodida que te va matando de honestas, y sinceras, realidades.

  • ¿Qué significa escribir bien?

    El otro día, alguien, no recuerdo quién me soltó un: «Escribes bien». Entonces me puse a pensar, a reflexionar sobre qué sentido tiene, o contiene, la siguiente cláusula, una frase que sentencia y se planta y se queda, instaurándose en tu ser para el resto de tus días. Escribir sí, pero «bien». ¿Quién lo define? ¿Quién no? ¿Qué te dice que sea así? ¿Cómo te lo confirman? Quizás es que soy bastante insegura. Me soplarán, gritándole a los cuatro vientos: «Creételo más, pues eres escritora.» Eso creo, ¿O no? Acaso comprendes para qué escribo? Por necesidad, la de soltar e ir sanando, curándome y florecer, pero hay tantos matices y es un proceso tan largo, porque dura hasta fallecer, ¿Sabes? Aunque yo me maté y a mí me mataron tantísimas veces, incluso de forma real y leal con metáforas pintadas a pinceladas, y esbozos malditos (y marchitos) en la hoja, que mi corazón seguirá vívido.
    Así que, «escribir bien», para mí, el significado que contiene es que mientras te describas y te deshaucies y te marchites y regreses para caerte y, bueno, lo transmitas desde un sentimiento a rebosar de vulnerabilidad, culminarás sintiéndote mal, y lo describirás bien.

  • Estancarse

    Sigo aquí, pausada y, además, se va tensando la coma. Y entre espacios y acentos y señales salgo a la superficie para volver a hundirme en mi mar de dudas, de precipicios que siguen alzándose hacia el cielo.

    Estancarse, o arrancarse los pulmones de una bofetada, o dos, por describirme demasiado o, al menos, intentarlo. Definitivamente, no sé cerrar ni ciclos ni etapas ni colocar puntos finales, pues siempre termino en el bucle inicial, alargando la corazonada ya sin tanto latir ni sentir.

    Desde hace semanas que pensé que podría zanjar, de una vez por todas, la novela y presentarla. Bueno, realmente presentarme. Luego saltar por el trampolín, y fin. Con todo ello, vengo a escribir, a recordarme, que se puede sonreír y ser feliz si dejo de escribir.

    ¿Ya lo hiciste? Cuestiono el acto de dejarse fluir y comenzar a vivir.

  • Enlazar a mi ser

    Desato el pasado, lo anclado ha flotado y aunque volvió lo encallé en el fondo del mar. El sentimiento se está ahogando, pero no tanto. Necesito contarlo, sufrí tan fuertemente. Los varios golpes se dieron de una intensidad que a día de hoy me quiebro, me quiebro, me quiebro… Y, bueno, estoy saliendo del estallido, del bucle jodido: me fui. Ahora estoy presente, latente.

  • Irse

    Ir yéndose, en un gerundio singular y muy desigual, ¿sabes? Te lo voy preguntando, así, precipitadamente y con las dudas saltando a bocajarro desde el precipicio. Abundan las carencias, escasean las caricias, aunque las ennegrecidas… y, si escribo del amor, su polo opuesto -y cojo- me engancha llevándome de pies a cabeza directa a la secta uniforme: el caos.

    Los cables los tengo desenchufados y, además, se enredan entre sí. El que bombardea provoca estallidos, chiquititos, de felicidad, porque la angustia se marchó angustiada. Pero yo sigo aquí, cayéndome aún creyendo que estoy caminando. ¿Realmente? Mi muerte esá, ahí, esperando latente.

    Las tardes de café en la playa (cuadro mental irónico) se desubican, desencajan en mi contexto. ¿Será que tanto me quiero ir que no sé? Ni cómo ni cúando… aunque el acto siga presente.

    Quiéreme, pero vete ya. A mí, en un yo-verdadero, me está costando irme, de ti. De la ficticia sé a la perfección, probablemente idílica y surrealista, que está ida en una vida distinta. Significa que ya se fue. Significa que dejó de quererte. Significa que se está queriendo con certezas. Pero, sin pretextos, continuo describieno al yo-poético. Sí, el que se encuentra al lado inédito e interno del espejo. Créeme, quería fundirse, unirse, al yo-real. Cada una de las sombras se quedan por el transcurso vital, en el pasado aún por florecer. Intentando procesar aquellas roturas al borde de las costuras de mi corazón, he llegado, como he sabido, a una sola  conclusión: que al salir, por fin, del caparazón, en un futuro faltará seguir amándose, (des)armándose de valor.

  • Mi último amor

    Mi último amor soy yo en gerundio. Siempre. Desde que morí hasta que he vuelto a florecer, supongo, yo qué sé. Solo siento y voy paseándome entre un bosque indefinido -recovecos- lleno de humo, quiero decir, rebosante de nada. Habita, en mi ser, un sinsentido de seres extraños. Semidioses paranormales… ¿Será el aire? Que, quizás, dependiendo de donde venga, sopla amores tarados, tardíos y resquebrajados o envía, con la fuerza de la corriente, distintos desamores. Porque, ¿En qué consistiría quererse a una misma? Pues yo qué carajos sé. Esa pregunta está, ahora, desangrándose dentro de mi pecho, entre suspiro y desaliento. Voy yéndome de mi ser para introducirme en un arte surrealista. Para entrar en la parábola de la literatura metafórica. Y allá me quedé, levitando entre la cuerda que ya aflojó. Y caí, joder si caí. Hasta derrapé hundiéndome en mi propio vacío que acabó por unirse a mis pétalos muertos. Fui, o soy, ya no lo sé, la sombra espesa y rota y triste. La que sonríe porque sí y, aún así, cree ser feliz. Cree serlo.
    Así que, mi último amor he sido yo misma queriendo y sin quererme. Ese amor propio va cuesta arriba. ¿Sabes qué? Significa algo. Lo presiento. Pero mi último amor lo dejé, bueno, me dejé para el final que todavía no llega. No llegará. Estoy arrasando, arrastrándome por los cielos que, al fin y al cabo, son inviernos o infiernos o, literalmente, suelos. De vuelos, si escribo de ellos, han desaparecido. Se han esfumado, como yo. Cuestionarme la existencia de mis quehaceres jamás alcanzados e ir cumpliendo y seguir igual que ayer y un poco más rota que mañana. ¿Me explico? O me duplico o me divido, pero llego a la conclusión de que he dejado de ser para sentir, que fluyo al son de mis latidos y que si la inercia me lleva a la miseria pues allí me quedo (me quedé) y que si me impulso para alzar el duelo, conmigo misma, ahí estaré: luchando o dándome tregua. El caso es que ya he comenzado a ser yo misma para sentirme porque quiero sacar el arma, el alma, y quererme porque quiero estallar de amor. Y amar porque quiero amarme, porque me apetece acariciar el dolor e ir sanando.

  • Nada

    Hoy no he hecho nada,
    me he derrumbado
    como se marchita una rosa por la noche;
    esa soy yo.
    Me necesito más que nunca
    y lo único que siento
    es un vacío,
    ahí,
    siento un vacío.
    Hasta lo escucho palpitar,
    porque a cámara lenta
    se muere,
    se mata.

  • Marketing de Afiliados

    ¿Qué es el marketing de afiliados?

    Marketing de Afiliados, como dice Google, «es un tipo de marketing online cuyo objetivo está enfocado a la consecución de resultados. Los sitios web, denominados afiliados, realizan publicidad de los anunciantes y obtienen una comisión cuando el usuario entra en su web y realiza la acción que previamente se ha pactado».

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    Plataformas de afiliación

    La plataforma top es Amazon Afiliados. Es cierto que la utilicé durante un tiempo, pero no me dio los resultados que esperaba. Por eso mismo, os hablaré de otra plataforma que a día de hoy me funciona bastante mejor. No es que me dé unos resultados extraordinarios -no me hago rica con ello-, pero sé lo suficiente como para enseñaros.

    La que utilizo es La Casa Del Libro. Sí, es una librería donde también te puedes afiliar si tienes un blog ¡y justamente si tienes un blog de escritura! ¿A que parece de ensueño? Pues es real.

    Pasos para afiliarte a La Casa Del Libro:

    1. Entrar en La Casa Del Libro, link -> https://www.casadellibro.com/
    2. Tener un perfil como usuario en la plataforma
    3. Ir a tu área de afiliado
    4. Crear un perfil de afiliado vinculando tu blog
    5. Acceder a tu área de afiliado
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    ¿Cómo funcionan las plataformas de afiliación?

    A continuación te dejo la explicación de cómo empezar a ganar dinero siendo afiliado en La Casa Del Libro:

    https://www.casadellibro.com/afiliado

    Si buscas en Google «plataformas de afiliación» te salen un montón. Luego hay que concretar más la búsqueda.

    Herramientas

    • Inicio: es el panel general donde salen las estadísticas, es decir, los clics, las impresiones, las conversiones y las comisiones.
    • Informes: en esta pestaña hay los informes generales (informe clientes, informe diario, informe de creatividades, informe de soportes e informe de soportes-ads), los informes de eventos (vista general de eventos, informe de transacciones y S2S) y los informes detallados (informe de sub-id, informe móvil y informe geolocalización). Dentro de estos informes hay distintas características, detalles e informaciones varias.
    • Banners y enlaces: aquí está lo divertido porque es donde trabajarás más, es decir, de donde sacarás la publicidad para ponerla en tu blog. Buscarás lo que más se adapte, te guste o quieras publicitar. ¡Es divertido!
    • Facturación: es el registro de todas las acciones, es decir, de la cantidad de dinero que suman todas las facturas emitidas por equis empresa durante un período de tiempo.
    • Sitios Webs: aquí estará vinculado tu sitio web o tus sitios webs y desde donde podrás gestionar toda la actividad.
    • Gestión de Píxeles: es una herramienta de análisis.
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    Consejos

    Mi recomendación es que empieces poco a poco, que te adentres en esta plataforma y vayas investigando sin saturarte. Es cierto que al principio, como todo, cuesta entenderla y utilizarla no es tarea fácil, pero tampoco difícil. Se trata de informarse e ir probando.

    ¡Otra plataforma de afiliación es IberLibro, una lugar on-line que vende libros de segunda mano!

    Conclusión

    No te desanimes, sólo se trata de empezar y seguir intentándolo. Como es gratuito, es decir, como no hay que ingresar dinero, puedes ir probando sin parar hasta que adaptes los anuncios a tu blog.


    PD: Gracias por leerme,

    ¡Nos leemos!

  • Siempre conmigo

    Quererme en gerundio,
    es hora de decirse a una misma:
    me amo y, por encima de todo, me seguiré amando;
    aunque sea caos,
    guerrera
    o desastre.
    Siempre conmigo.

  • Te echo de menos

    Te echo de menos en todas mis facetas,
    la de niña pequeña,
    la de guerrera,
    la de amante
    y cuando soy aquella mujer que te dice «Te quiamo».
    No hay nada más bonito que el acto
    de que sigamos siendo.

  • Acariciándonos

    Que me hagas el amor por las mañanas,
    sentir el tacto de tu corazón,
    queriéndome.
    Y ser amor a la vez,
    en Madrid;
    y vivir
    amándonos siendo nosotros mismos.

  • Volando

    Un revolcón en el coche,
    o dos
    o tres.
    Piel con piel
    y alma con alma.
    La adrenalina,
    el sudor
    y el amor;
    lo más bonito que hicimos aquella noche de verano con las estrellas en el cielo brillando
    y nosotros volando.
    Saltamos el precipicio,
    fluimos entre cuatro paredes
    y los colores
    viviendo,
    siendo nosotros mismos.

  • Amándome

    Me di un tiempo
    dándome cuenta de que sí,
    de que se puede,
    de que se debe
    y se quiere.
    Porque no hay nada más bonito
    que amarse sin amarrarse
    y fluir hasta Marte.

  • Pelos de punta

    Pelos de punta al ver, escuchar y sentir.

  • Siendo

    Que está todo por hacer,
    por ganar.
    Te lo digo yo,
    cariño
    que aún así viviendo sin ser
    soy.

  • Mar y tierra

    Sentirse tierra y mar a la vez,
    ¿Cómo se lo explicas eso a alguien?
    Esa sensación de fluir
    y sufrir al mismo
    instante.
    Porque caminar rota ya es algo habitual,
    y sonreírle al mundo,
    a ratos y a carcajada limpia
    también es común.
    Es vivir dividida.
    Quizás es que la vida se parte
    y es cielo sin querer,
    y queriéndose
    porque sí
    y, tal vez, siempre.

  • Estrellarse

    Sentirse mal por dentro y caer,
    resbalar
    y estamparse
    en las nubes del cielo,
    que estallan
    de amor
    y dolor
    a la vez.

  • ¿Cómo empezar un blog de escritura?

    Escribiendo. Esa es la clave.

    Además, se necesita una plataforma donde poder publicar como, por ejemplo, WordPress. Hay unas cuantas, pero os recomiendo WordPress. ¿Por qué? Porque es sencillo y se adapta a cada usuario dependiendo de qué estilo de página web queráis crear.

    ANTES DE LA PÁGINA WEB

    Antes de crear la página web tenemos que tener en cuenta dos factores:

    • Si la escritura es nuestra pasión y, como consecuencia positiva, escribimos casi cada día. Es decir, si tenemos el hábito de escribir.
    • Si leemos con frecuencia.

    Claro que cualquier persona se puede crear un blog, pero si vamos a crearlo sobre escritura es importante tener esos dos factores a favor. Más que nada porque será más fácil.

    PASOS PARA CREAR UNA PÁGINA WEB

    1. Darse de alta en una plataforma. Como ejemplo pondré wordpress.com.
    2. Escoger un dominio. En primer lugar, hay que ser creativos y el dominio que escogéis tiene que identificarse con lo que publicaréis, sino no tiene ningún sentido.
    3. Elegir un plan. Para empezar os recomiendo el gratuito. Si a largo plazo aumentáis el tráfico y los seguidores, replantearos cosas.
    4. Utilizar un tema. Cualquiera, no es necesario usar uno específico. Eso sí, utilizad uno con el que os sintáis cómodos.

    Y AHORA QUE YA CREÉ LA PÁGINA WEB, ¿QUÉ?

    Pues toca pensar cómo queréis organizar vuestras páginas y entradas.

    Para empezar, con tres páginas es suficiente:

    • Página 1: presentación.

    Aquí os presentáis. Explicáis quienes sois, de dónde venís y cuál es vuestro objetivo con el blog.

    • Página 2: entradas.

    Esta sería la página estática donde publicáis equis veces a la semana vuestros posts. Si habéis decidido escribir cuentos, porque así será la temática de vuestro proyecto, pues irán saliendo en la página estática, por ejemplo, cada lunes y miércoles a las 15 h de la tarde.

    • Página 3: contacto.

    Es interesante que los lectores se puedan poner en contacto con vosotros vía e-mail o mediante un formulario de contacto.

    PUNTOS IMPORTANTES

    La organización

    Es muy importante tener un orden y organizaros ya sea mediante una agenda, Google Calendar…

    ¿Cómo me organizo yo?

    Utilizo Google Calendar, donde en él tengo distintos calendarios: mi calendario personal, el calendario de perezitablog y otros calendarios. Dentro de cada calendario lo tengo dividido en distintas categorias.

    Categorias de mi calendario personal

    Me sirve para organizar mi tiempo y saber qué tareas debo hacer y en qué momento. Por ejemplo, si cada lunes, miércoles y viernes publico un post a las 20 h de la noche, tengo que preparalo con antelación. Por eso, me programo un recordatorio que cada lunes, miércoles y viernes publico un post y, además, me programo cuándo tengo que escribirlo. En mis momentos libres, me pongo a ello y para eso necesito:

    • Una idea.
    • Desarrollar la idea, es decir, escribir un pequeño esquema o esbozo.
    • Escribir el post.
    • Editarlo y poner los detalles (fotografías, links, vídeos…).
    • Programarlo.

    Como comprenderéis, hay un trabajo de campo antes de que el post salga publicado.

    La perseverancia, el esfuerzo y la ilusión

    Son muy importantes para tirar hacia delante un blog. Sin ello sería imposible. Si no hay constancia, ni esfuerzo y se pierde la ilusión, el blog irá a pique.

    ¿Por qué tengo un blog?

    Porque me apasiona la literatura. Me gusta todo lo que comporta llevar un blog: desde su creación hasta la publicación de cada post. Simplemente me interesa y, con eso, ya he ganado mucho.

    Así que si decidís crearos un blog, hacedlo porque hay una ilusión detrás.

    Ser vosotros mismos

    Esto es lo que dará un toque personalizado a vuestro proyecto. Si sois creativos, bohemios, minimalistas… eso se reflejará. Es decir, dependiendo de vuestro carácter, de vuestra forma de ser, le daréis un toque u otro a la página web. También dependerá, obviamente, de la temática dentro de la escritura. Si escribiréis post diarios sobre sentimientos y emociones, si escribiréis de algo más genérico u os centraréis en aquello específico.

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    CONCLUSIÓN

    No rendirse. Muchas veces se empieza con muchas ganas y fuerza y acaba siendo un desastre. «Arrancada de caballo y frenado de burro», que se dice, ¿No? Hay que ir paso a paso, con objetivos claros y metas a corto plazo y sin desistir. Porque el primer año será duro ya sea por falta de lectores, porque no se os apoya lo suficiente… Lo que sea. Pero con el tiempo, esa frustración irá disminuyendo. Porque si uno quiere, uno puede.

    PD: Gracias por leerme,

    ¡Nos leemos!