Te irás con ella, y lo sé -lo presiento-. De hecho me lo dijiste al iniciar nuestra embarcación que ha acabado siendo un naufragio.
Y a mí me va a doler, luego floreceré… De tanto llorar, claro. Pero será duro.
Tú nunca me has querido, simplemente he sido tu experimento. Tu refugio. Has creado alrededor tuyo un caparazón tan grande, protegiéndote, que al final ha acabado rompiéndose, llenándonos a los dos de tristeza.
Siéntelo, porque lo estás sintiendo. La estás amando y todavía lo haces.
Sin un pasado cerrado, no podrás forjar tu futuro y, mucho menos, conmigo.
Es que ya no somos.
Ni seremos.
Sé que estás en un caos, pero os pertenecéis.
Y no, no me digas que no va a pasar, que todo seguirá igual. Porque es un bucle que hasta que no os veáis no se va a arreglar.
A mí me dejarás más rota, y loca, de lo que ya estaba. Y tarde o temprano, te darás cuenta que perdiste al amor de tu vida y que necesitas recuperarlo. Que sí, que yo fui un tesoro. Pero, cariño mío -porque siempre lo serás- no soy un objeto de usar y tirar.
No lo soy.
Me merezco algo mucho mejor;
estable,
duradero,
bonito
y real.
Querido amor (mío)
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