He tenido que desaprender tantas veces… Para comprender al fin, quizás, que el amor no es dolor y que el desamor duele.
¿Desamor propio? ¿Amor? ¿Para qué queremos? ¿Qué es el amor? Quiero decir, ¿Qué significa el acto de amar?
Martirizarse a dudas, ir latiendo a paso lento y vida fugaz. Porque el amor es eso, ¿No? Querer tanto y tan rápido para, después, bueno, tener una caída de tres segundos y un derrumbamiento mental. De un portazo, de un latigazo. Y, de golpe, dejar de sentir(se). Pero yo me sigo preguntando:
¿Qué carajos es el amor? ¿Duele?
¿Se come a bocanadas de aire? ¿O simplemente se siente? ¿Dónde? ¿En el dedo pequeño del pie?
¿Y de dónde surge?
Supongo que de las chispas del corazón que, en vez de dar tregua, dan mucha guerra.
No he aprendido absolutamente nada. Porque, no sé, el amor lo es todo, supongo en un intervalo de tiempo inédito. ¿Y el viento? ¿Cuántos días nos quedará para seguir amando o sufriendo?
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