El amor eres tú. Ojalá ser nosotros, sin otros, y al unísono. Que nuestros corazones vayan latiendo, así, en gerundio y para siempre, aunque sea como el trayecto de una estrella fugaz, que aparece para destellar. Vuelvo, aquí, a ti, a creer en el chispazo del enamoramiento; la ilusión va creciendo. Tengo el pecho lleno de rosas florecidas. Regálame tus besos, y tus tiempos. Bailemos al son del viento, ya no miento porque estoy despegando. He abierto -queriéndome y queriéndote y queriéndonos- las alas. He dejado de arrasar el suelo, ahora derrapo por el cielo. Provoquemos el incendio, cállame con un beso, o unos cuantos más de esos, sempiternos. Los amaneceres son de otro color. Míranos, somos el lenguaje, imperfecto y real, con ansias, y muchas ganas, se aman. Te he pellizcado tantas veces entre mis quehaceres, quiero decir, hace tiempo que llevo haciéndote el amor desde mis ensueños. Los intentos por olvidarte son fallidos, ya no sé evitarte y ya no quiero reprimirme nunca más. Ceso, me planto colgando la bandera, dejando caer la semilla ya florecida. ¿Empezamos la guerra?
Me he enamorado de ti
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