Me gusta ser brillibrilli

Me estoy acostumbrando a ti y me da bastante miedo, un vértigo irreconocible. Porque estaba rota, ahora me vuelvo loca. Y siento y pienso y quiero y piso, ¿El qué? Pues los pétalos muertos, caídos al suelo. Derramo, por el lagrimal derecho una emoción. Se sale de la norma, del montón. Caen, de las goteras de mi corazón, chispazos de felicidad. Es el brillibrilli de mi ser. Camino, joder, vaya forma de mover mis caderas. Muerdo el polvo, soy el fuego que aviva la llama. Levito, miro el cuadro de tonalidades hermosamente rotas. Me quiero, estoy queriéndome. Dejo atrás, en el pasado, las cenizas de lo que fui. Observo el reflejo en el ventanal entreabierto. Me detengo, saboreo el viento, el tiempo. Es otro paisaje distinto; la primavera florece al revés, de dentro hacia fuera y en un bucle contínuo sin querer. Por amor al arte, al mundo, al cielo soleado. Soy otro amanecer donde habita la luna, me mezclo con las estrellas descoloridas, desenchufadas de la vida. Conectándome en el punto de mira, siendo yo misma.


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