Sí, porque invento historias, buceando entre las nubes grisáceas de mi corazón, cuyo va bombardeando hechizos rotos. Porque vivo más en mi mundo imaginario que en el mundo terrenal. Ya no toco de pies al suelo, vuelo, vuelo. O nado entre las olas coléricas de mi mente. Y me gusta serlo. Adoro mi caos. Es algo que lo llevo en la sangre. ¿Contagiaré el arte? ¿Contagiaré mi arte? ¿Acaso inspiro? Me deleito entre las letras, levito gracias a la literatura ya sea de otros, o mía. Es cierto que últimamente he dejado de escribir(me). Quizás es que estoy en otra fase lunar. Ya no sé si las flores se marchitan o provocan mi deterioro. Solo siento y voy haciendo.
¿Y tú eres creativo/a?
Si puedes inventar, crear, creer y florecer y a la vez marchitarte. Si puedes cantar, bailar, escribir y volar. Ser pájaro enjaulado y, luego, en tu propio arte, sumergirte en una oscuridad profunda e intensa, entonces sí. Lo eres.
Hoy es uno de estos días sin el arte enganchado en mi paleta de tonalidades negras. Mi corazón. Es cierto que escribo, que dejo moverme sobre la nada. Hoy estoy fluyendo porque estoy agotada. Mis días cada vez son más pesados y debo hacer tantas tareas… Pendientes y precipicios. Una agenda con mil anotaciones para, luego, acabar deshaciéndome en la cama. Durmiendo, soñando. Al fin y al cabo, lo que más necesito actualmente son ensoñaciones para sostener mis recuerdos y mi ser. Mi sed, mis ansias, mis ganas de vivir la vida.
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