Domingos eternos

Los domingos se me hacen eternos, ¿Y a ti? Solo de sentir cómo late mi corazón, como queriendo desprenderse de ese vaivén; que si me enamoro, que si me despido de aquel -para siempre-… pues está harto de ensancharse. Saciado de tanta tristeza, agotado, se arrastra por el cielo, desbocándose. ¿Y sabes qué? Está dejando de creer en el amor, pues desconoce cómo se siente, es decir, su forma de palpitar. Y, aún así, se aferra a una ilusión, ¿Cuál? Que se deshace, que cae y, de golpe, se estrella con la realidad.

Me paso por aquí, describiéndome, o intentando descífrarme, en otro lugar, donde pueda ser hogar. Termino derrumbándome. Sí, estos finales, y principios de algo, se me hacen muy largos.

Te regalo un trozo de mi corazón, si quieres leerme, ya sabes, mañana estará gratuito ¿Te puedo escribir algo?

Pd. Nos leemos,

Gracias por leerme.


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