Categoría: Escritos

  • Hablando

    Hablo mucho de este tiempo verbal,
    inédito para mí.
    Y de lo poco que soy presente
    -distante-
    dejo de serlo.
    Qué brutalidad:
    el extremo de cada emoción.
    Cerrar de un portazo
    el corazón
    en un momento de dolor.

  • El insecto

    ¿Te has mirado alguna vez?
    La miseria que desprende tu vida, y tú.
    De humana tienes lo mismo que yo de soberbia.
    Estoy sentada, y me siento mal. No es por ti, es por mí. El hecho de que me duela. Tengo que, simplemente, aceptar e ignorar. Pero ese sentimiento que se incrusta como un insecto pica. Y rasco y sigue picando. Qué asco.

  • Cojeo de corazón

    Es irónica la vida ¿No? Al fin y al cabo, vivir en un lugar que nunca fue hogar aún así llamándolo «casa» es contradictorio. Dejar de ser persona a causa de ellos. Ir y venir. Morir y morir: una forma de suicidarse en el mundo. Tendré los años que tenga, pero tengo más heridas sin cicatrizar que vidas. Duele. Me hunde. Jamás seré lo que vosotros queráis que sea.
    Soy texto, palabra y verbo.
    Soy mi propio arte: me construyo y me destruyo al ritmo del viento.
    La superficialidad me habla. Es algo así: llama a mi ventana y dejo que se marche lentamente mientras la observo percatándome de la mierda que se viene. Sí, con ojos críticos y un haz fugaz de tristeza, que divide mi cielo en dos: lo real de lo surrelista.
    Aún así, me rompen. Ya no se trata de cómo me veo ni de cuánto me quiero.
    Simplemente,
    sé paz por mí.
    No me interesa esto: la estupidez humana.
    Y cojéando me voy.

  • Vaya tristeza

    Amor, lo siento y esta vez no hay excusas ni pretextos. Simplemente que ya no duermo, que mis ojos están tristes y que me siento océano. Que aunque sea lo más hermoso del mundo, es un caos. Soy un puto caos. Mi corazón salta de extremo a extremo. Es una montaña rusa. La paz ha desaparecido. Vaya tristeza. Se agranda, y el nudo en mi garganta también.

  • Sonriéndome

    Créeme que voy con ojeras y que después de tres cervezas soy más humana que princesa. No me interesa. Quiero sólo cuatro segundos, y pasar cuentas para descífrarme. Para descubrirme con intentos y muchas alas que aún así derrapando, puedo despegar. Me faltan tres textos, vivir en gerundio y sonreírme en presente, siempre.

  • Instante etéreo

    Me apetece escribir,
    desangrarme entre letras.
    A balazos y a ratos,
    me muero por besarte en los labios.
    Derrapando en un tiempo inerte,
    tirándolo todo a la suerte
    dejándome llevar,
    y si eso, ya.
    Un mañana que nunca llega,
    un presente que no se vive
    y un dolor interminable
    resurgen día a día
    al mirarme al espejo
    y reflejarme sin querer
    en una brevedad
    siendo el instante etéreo.

  • Horizonte salado

    Necesito mar, mucho mar.
    Y sal y lamerme los labios y estamparlos en los tuyos. Con mi vestido amarillo, desnuda de dudas y miedos, sentarme a tu lado en la orilla. Mirar el horizonte, y luego observarte. Sonreír. Vivir a base de risas en el corazón que late enamorado de la vida, de ti, de mí. De todo. Lo más hermoso es eso: ser en gerundio y amar.
    Qué paisaje,
    ahí.
    Un cuadro pintado a verbos, a tiempos, a latidos. Sin pintura, solo con los sentimientos encuadrándolos en un momento inédito y lleno de nosotros.

  • El cielo

    Ansiamos un cielo,
    otro distinto.
    Más eterno
    y menos breve,
    para introducirnos en él,
    acariciarlo con el corazón
    y dejar de ser noche.
    Comenzar a vivir
    en gerundio
    y a cámara lenta.
    Retroceder y rememorar
    aquellos momentos
    instantáneos,
    escopeteados a balazos.

  • Amor personificado

    Después de aquella pelea absurda, del viaje en coche, de la broma de mi padre, de la adrenalina en mi estómago, de una caricia y de llegar al restaurante, sonreí. Porque me sentí, porque estaba viviendo el presente. Claro que el dolor estaba en mí, pero era uno distinto. Al observarme, la espontaneidad y el sol de mi interior, me gusté. Me sentía querida por ellos y gracias.
    A todos.
    A aquel caos de mi corazón que reafirmándose se colocaba otra vez. Y no con alcohol sino con amor. Uno dulce, tierno.
    En mi mente apareció un carrusel de imágenes de las personas que componían mis días. Pasó fugazmente, como flashes. Qué hermoso, palpitó mi corazón. Se dio cuenta de que aquella situación, la nueva etapa, era tan valida como yo misma. Que era el bien, la sinceridad y la honestidad con cada uno.
    Era el amor personificado.

  • Va pasando

    Me pasa que llega la noche y me apetece leer, empaparme de literatura. Después de ponerme el pijama, sentarme en la silla y encender la lámpara, se detiene todo aunque el mundo siga girando. Porque me quedo sentada, mirando la nada y sintiendo mucho. Este domingo ha sido intenso. Calor, dolor, empacho y mucho amor en compañía. Y pensar que en nada todo termina, que son tres segundos, como una caída desde un precipicio y estrellarse en un precioso mar ópaco. Así es la muerte.
    Y la vida se me pasa.
    El acto de leer también.

  • Autoestima

    El tiempo se acaba
    y yo que quiero volar.
    Sacar las alas y derrapar por el cielo,
    que aunque quiera el suelo
    voy a amar(me).

  • Corazón con corazón

    El repiqueteo de mis corazonadas
    a conjunto con tus labios,
    hacen juego.
    Amor,
    poco dolor
    y el arte,
    el de amarse en gerundio y al instante.

  • La nada

    Todo se acaba perdiendo
    quedándose en el olvido.
    Aquella libreta con cuatro esbozos,
    aquel pensamiento,
    aquel océano,
    aquel andar.
    Un pie delante del otro
    deja atrás el recuerdo
    y durante el camino recordarás
    la nada.

  • Ojos tristes

    Tengo sueño e insomnio,
    ¿Cómo se lo explicas eso a alguien?
    ¿Cómo le cuentas el sentimiento?
    Aquel amor
    que fue arte con arte
    confundiéndolo con dolor.
    Parsimonia por las calles,
    locura
    y un beso detrás de otro
    -amarme falsamente-
    para darme a entender que ya no puedo más.
    La sonrisa, aquella traviesa que se asoma a mi boca,
    me delata.
    Mis ojos también.

  • Vaya forma de vibrar

    Esto, es incomprensible
    porque te veo
    y me miro en el espejo.
    Nos veo y me cuestiono torpe y con miedo:
    ¿Por qué tú de mí y no de otra?
    Si estoy rota, y loca.
    Si soy la mar más caótica que abunda de muchas tonalidades y matices.
    A rebosar de inquietudes
    intento sincerarme y ver la realidad tal y como es.
    Quizás, como dijo mi padre,
    es mi percepción.
    Una forma de observar el mundo;
    la introspección
    -como soy es como palpo la vida-.
    Y vaya forma de tocarla, de vibrarme.
    De vaciarme.

  • Al verbo

    Las colillas -restantes- del cigarro
    cayendo al suelo
    mientras tu corazón se agarra
    sin querer y con ansias
    al mío,
    doliéndose.
    Sintiendo el tacto de las balas
    que dispara mi mirada
    de aquella metáfora, hermosamente rota,
    que se sostiene al aire
    sin saber el cómo
    ni querer un tiempo,
    viviendo siempre
    de un pretérito tan imperfecto
    que se aferra a eso:
    al verbo,
    que ya descendido
    chocando contra aquel color gris
    sucio y oscuro
    deja de ocultarse para morir.

  • Un cuento mío

    Lo dejo pasar todo, hasta yo misma me dejo pasada;
    de moda,
    de arte,
    de amor.
    Estoy en los años noventa.
    Dejé pasar tantas cosas que aún sigo allí,
    en el vintage.
    En aquello que ya no se lleva,
    que no se hace,
    pero se cuenta.
    Palabra por palabra
    y con mucha precisión.
    Mediante cuentos
    o historietas.
    Aunque lo cuento,
    esta vez,
    desde un breve texto.
    Me cuento a mí.

  • Entre líneas

    Encuéntrame entre líneas,
    si puedes o quieres.
    Mis pestañas húmedas y mi corazón ansioso tiene ganas de ti, y de mí.
    Que nos descubras en un sinsentido de emociones y acurrucarnos.

  • Así soy yo

    Lo siento si escribo esto o lo otro… Pero es lo que me pide el cuerpo. Lo que más necesito hacer. No voy a cambiar mi corazón y escribir lo que debería sentir según tu perspectiva. No. Estoy agotada de que me mires así,
    de que no me hables.
    De la ignorancia y de tu actitud.
    Hablemos de ella.
    En cierto modo es falsa, ópaca y deshauciada de ti misma. Es una forma de ser que me rebienta.
    Ojalá estalles como yo.