Que lo entienda quien quiera porque estoy cansada de sentir tanto para expresar la nada. Es como hablar con paredes que aún siendo curiosas, por mala suerte, están vacías por dentro. Créeme cuando te digo que los sucesos se me vienen encima. Montañas de palabras se aglomeran en mi corazón. Quiere, Quiere salir, estallar, volar. Lo está haciendo latido a latido. Me siento y descanso. El arte bueno escasea. Los días se van. Se marchan, como yo de mi misma. Estoy floreciendo. Soy otra fuera de mi ser y qué bonito y bien se experimenta. Y qué mal se verbaliza, pero que sencillo es plasmarlo en palabras.
De mientras me quiero.
Categoría: Escritos
Me voy queriendo
¿Cuántos colores hay en un enamoramiento?
Hola ojazos,
me estoy enamorando
otra vez en gerundio
y de la vida,
de ti.
Soy feliz,
me ves sonriendo como una perdiz.
El dolor se va,
Hey, ¿Cuántos colores hay en un enamoramiento?
Amor inalcanzable,
es imposible
lo nuestro,
lo que corre por encima de una cuerda que no afloja,
que se estira cada vez más.
Quiéreme y, por encima de todo,
bien.Toc, toc, ¿Hay alguien ahí?
El eco de mis pensamientos suena en la oscuridad de la noche. Atardeceres negros, pero llenos de estrellas. Son ellas, llenas de luz en su mirada, y en el corazón. Dos instintos, un café y la sonrisa ladeada. Dejarme estallar. Bombardearte a preguntas inéditas, las que jamás irán más allá del umbral de mi boca. Un mar de dudas abunda en mis ojos. Tempestad y dolor. Los colores están deshaciéndose con el agua que reside en mis pestañas que se marchan en un velero y me dejan en la deriva, ahogándome en mi propia herida. Si hablo de cicatrices me recreo en estas. Me destruyen. Me gusta torturarme a corazonadas que rebosan la nada. Aún así, toc toc, ¿Hay alguien ahí? Porque creo ser feliz.
¿Cómo tratar la muerte?
Han pasado unos días después de aquella mañana tan emotiva. Estuvimos haciendo manualidades. Entonces, se me acercó uno de los niños preguntándome si podíamos salir fuera de la biblioteca. Quería contarme una cosa. Susurrando, sopló el peso de las palabras. Arrastrándonos hacia una unión entre los dos: él y yo. Se me divide el corazón en dos. Acurruca su cuerpo entre mis brazos. Había otro niño aún más pequeño. Le digo que le abrace. «¿Cómo afrontamos la muerte?», Me cuestiono al segundo siguiente de besarle en la cabeza, como si fuese mi hijo. ¿Cómo le digo a ese niño de ocho años que así de cruel es la vida? Que un día estás, y al siguiente, ya no. Que todo lo imposible se cumple, pero que los seres humanos, no tenemos ese poder de curar o revivir. Así que le dije: recuerda a tu abuelo con alegría, celebra la vida. Porque él quiere que tú seas feliz. Y sí, tendrás momentos alegres y otros más tristes.
Queriéndome
Bonito día se quedó, será que es martes. Y un amanecer del otro viernes. ¿Vienes? ¿Nos echamos el café por encima? Que estoy cansada de tanta vida. Quiero quemarme y salir a surfear entre las nubes. Los inicios de semana van cuesta arriba, y suman días. Justamente hoy soy libre. Me estoy comiendo el final feliz porque lo construyo de suspiro en suspiro y tiro porque agarro el dado y me lo como a bocados. Soy alas, viento y la bruma espesa del cielo de ayer. La lluvia ya sube en vez de bajar. Y joder, qué bien se siente tocar de pies al suelo, sin arrasarlo y con instintos de saber que estoy pintando mi libreta, aquella negra, desgastada y con la goma floja (que afloja), llenándola de semillas. Siento que crecerán, que florecerán. Tiempo atrás morí y otro golpe suicida ya no habrá. Seré mi propia flor, algún día. Lo sé. Después de tantas lágrimas con llamadas de emergencia ahogadas en silencios y mucha sequía, llegué. Me encontré, me derrumbé y, ahora, estoy tirándome pétalos hacia mi ser. Se le dice: queriéndome.
Me siento bien
He visto cielos y qué profundos son. Se rompen en el precipicio de la nada, regresando para vivir, o morir más. No sé. Sigo, pero no sé. Pierdo el tiempo, ya no invierto. Aún así, bebo el agua salada que emana de mi piel. Me siento bien.
¿O creemos que estamos queriéndonos?
Abro los ojos, estoy pisando dos cafeterías al día. ¿Qué me sucede? Pues que estoy muriéndome en vida. A ras del suelo van mis alas, ya rotas y desgastadas. Aún así, me miro en el espejo y, por fe, lo único que veo es una sombra que traspasa mis luces y se carcome mis ganas. Ayer tuvimos sexo. Fuimos carnívoros. ¿Nos estamos queriendo? ¿O creemos que estamos queriéndonos?
Libro gratuito
Buenas tardes, actualmente el libro «¿Hola?» está gratuito en Amazon.
Gracias por leerme, ¡Nos leemos!
Un simple cruce de miradas
A veces necesitamos un simple cruce de miradas, un «lo estás haciendo bien», que nunca llega. Nos arrastramos por el suelo, vamos cayendo caricia a caricia por un precipicio infinito de dudas. Las cicatrices ya no duelen. Somos inmunes, eso creemos. Creamos sentimientos -sangrientos- que surgen de la nada y, esta, se convierte en todo. Cuando eso pasa, la vida ya ha pasado.
Se ha volatilizado.Salir de mi ser
Quiero salirme, no solo de mí, de mi ser, sino del bucle. Ahora está pausado, pero cuando siento y, luego pienso, muero (otra vez) sin querer(me). Y créeme que se hace cuesta abajo. Que estoy tocando con el rostro al suelo. Anhelo levantarme y caminar con algo que me palpite dentro. Me estoy autodestruyendo porque, se ve que soy adicta a recrearme en mis recuerdos más tristes. Cada quien con su propia mierda. Pues si emocionalmente me ves mal, cágate cuando te sonría. ¿Las ves? Está rota, y vacía.
Estaré en una resaca sentimental del desamor, tanto ajeno como propio, que flipas, me observas y te marchitas. Si te marchas, planta la semilla por mí y riégame que, yo, ya no estoy para revivir. Vente cada dos días, así la espera se hace menos eterna y la esperanza aumenta.
Lo nuestro
Que jodido, no el texto sino lo nuestro.
Porque nuestro amor se sostiene con dos pinzas -tu corazón y el mío- en una cuerda floja que afloja y aprieta y desgarra los cuadros melancólicos del pasado, que ya ni cicatrizan, que ni se pintan. Están descoloridos.
«Pero yo te quiero».
«¿Eso qué tiene que ver?»
¿Que ver el qué? ¿Con qué? ¿Y para qué?
Pues que se trata de que te estoy queriendo para amarte.
Ahora están sonando las alarmas, los semáforos de la ciudad se ponen en rojo. ¿Será aquella señal de la esquina que me dice «Nena, frena»?
Quiérete un poco, date amor. Valora tu tiempo, aprecia el cariño que has dejado de brindarte. Busca tu propio color. Tu arte, tu alma.
Cuando me miro en el espejo, provoco ese mismo acto, y no me observo. Y lloro internamente y siento tanto que finjo.
Sí, así te lo solté. De balazo en balazo y disparas porque te ha tocado ser arma.
Soy la herida.
Una vida falsa,
una sonrisa intacta,
pero hipócrita que se llena de mentiras,
de desilusiones
y de mucha muerte.
Los muertos ya no son cenizas después de esto. El amor siempre será un hechizo sin polvos mágicos. Y, yo, bueno, soy de carne y hueso, aunque con líos y corazonadas que buscan, esperanzadas, otro espacio vital. Un hogar donde, al fin, puedan refugiarse.
Huyendo
Me estoy escapando,
de mí.
Los colores descoloridos,
el océano lleno de nubes flotando al son de la música.
Las olas ya no bailan,
la espuma ha dejado de flotar.
Pequeña, pero también infinita y efímera.
Duelen las palmas de mis manos,
y las paredes.
Corazonadas que están ahí y no se marchan.
Son instintos o miles de vacíos juntos
que se apellidan de ti,
de ti,
-de ti-.Siento sentimiento(s)
Siento que mi vida cada vez va a peor. Escalón a escalón va bajando, sí, la depresión, hasta llegar y sentarse en el columpio de la vida. Se balancea. Y muere y muere. Dame amor, deshaz todas las promesas que me hiciste tiempo atrás. Enlaza las acciones, una detrás de otra. Cojamos un avión. Vámonos, te canto ahora a ti desde fuera del espejo. Ya no soy reflejo sino humana. Me toco los brazos, observo mis pestañas desde el recuerdo. Tengo piel, cicatrices y alma. Unas cuantas arrugas en el corazón rememoran lo que siento, y sentí. Créeme, soy pez y paz. Dolor, alegría. Vivo por vivir y para la morir. Derramo cada vaso. De ellos caen gotas de sangre disecadas. Es el mar de dudas, que está en sequía. Estás más roto que aquella paloma que voló y se fue con su familia, pero se quedó perdida en otro cielo más bonito, más roto.
El infierno
¿Puedo irme de aquí? ¿De nuestro ser y de nosotros? Es que me estoy rompiendo a trozos. Siento que ya no puedo más. Veo un chispazo de luz. Muero en los intentos. Las puertas se abren de golpe, de portazo en portazo y me estrello porque no hay más remedio. Créeme cuando dicen que las palomas están viniendo para marcharse. Tú eres uno de esos, uno de esos vuelos hermosos, pero tan dolorosos. El único que tiene el poder de hacerme daño. La que acaba recomponiéndose soy yo. Sola y dentro de una tristeza profunda. Porque las oleadas acompañan mi idea de desaparecer, de ir al otro lado de la ventana. Hay tanto cielo, ¿para qué? Me pregunto. Si todos acabamos en el mismo infierno: el amor.
Recuerdos empapados de lágrimas
Las ventanas abiertas dicen mucho y los cielos también. Son mundos ajenos, otros pájaros donde ellos vuelan o se suicidan. A la vez. Quizás, no sé, nosotros somos un tú y un yo que ya no nos pertenecemos más. Simplemente han sido unos días, años, bonitos de recuerdos que se quedarán empapados llenos de nostalgia. Porque, tal vez, espero equivocarme, dejamos de ser para convertirnos en dos seres humanos distanciados (para siempre). Y quieres hacerme feliz el resto de mis días, ¿pues a qué esperas? Vente conmigo, seamos uno. En un futuro, nuestro pasado conjunto será una historia disecada enmarcada en un cuadro, que llorará por un amor que jamás salió a flote. Fuimos incapaces de sacarle jugo a la manzana o de florecernos. Ese acto tan doloroso nos fue matando paso a paso. Créeme, te sigo amando. Cuando llegue el final lo seguiré haciendo, eso de amarte. Tú también siempre tendrás un hueco en mi corazón. Nos quedaremos, al fin y con suerte, en enamorados y nuestra historia se titulará como «un romance pasajero». ¿En serio quieres eso? Me marchito por dentro.Mis libros
A continuación, te presento todos mis obras literarias solo en formato digital, que las encontrarás en Amazon.
En primer lugar, Descendent, escrita en catalán. Es una novela realista con toques de fantasía. Adjunto el prólogo.
Vull desaparèixer. Vull marxar, lluny d’aquí. Anar a un lloc, aquell que només existeixi per a mi i per a ningú més. Allà, enmig de la soledat. Allà, on ningú em pugui trobar, on no pugui trobar a ningú. Vull perdre’m, perdre’m per un temps infinitament infinit. Vull no tornar mai i quedar-me allà per sempre més. Vull anar en un món on no hi hagi ningú que et critiqui, ni que et jutgi pel que fas o el que dius, on puguis ser tu mateix i oblidar-te de tothom. I també vull plorar sense parar. Que per cada gota que caigui dels meus ulls s’esborri una tristesa, un mal moment i així successivament fins poder oblidar tot el meu passat sencer. Per poder començar de nou una nova vida i tornar a ser jo, la que era fa temps. Però no vull tornar aquí, en aquest merda món, sinó en un altre, en aquell on només existeixi jo. On pugui fer qualsevol cosa en qualsevol moment sense preocupar-me pel que puguin dir els altres. On pugui ser feliç cada dia, sent jo mateixa, amb tots els meus defectes inclosos. On hi hagi derrotes i victòries per igual. On la felicitat sigui necessària per viure i on la tristesa sigui un delicte.
En segundo lugar, la bilogía ¿Hola? y Hola que trata sobre un amor adolescente idílico, imposible y sincero. Los capítulos se dividen en breves narraciones poéticas.
Pequeños extractos de mi corazón juvenil; una historia enlazada a sentimientos y emociones.
¿Hola?
Todo comenzó aquel día, cuando te envié allá, a tomar por saco. Porque me fijé y tú te fijaste en mí durante unos breves segundos. Fue todo tan efímero que no fue nada.¿Qué pasa cuando te atrae alguien y lo envías todo al traste por haberla fastidiado tanta veces?Enamorarse está bien y es muy bonito, pero claro, cuando los días van pasando y lo que quieres con ansias que pase, no pasa, ¿Qué sucede? Que nace el odio, o el amor…Y ahí relatos entrelazados entre sí, con un principio definido y un final aún por esclarecerse.
Hola
Todo continuó hasta que acabé estallando -de amor-. Porque sufrí, y lo viví tanto -sintiéndolo- que acabé escribiéndole para sanar. Acabé muriendo en el acto de amar. Fue duro, pero también hubo un alivio en cada palabra escrita que fui siendo cada vez más libre. Esta es la segunda parte y la última de la bilogía ‘¿Hola?’, donde hay relatos entrelazados entre sí, llenos de sentimiento y puro dolor.
En tercer lugar, horas, breves relatos sobre el desamor, narrado por una quinceañera quien añora ser feliz y estar en paz con ella misma. Podemos ver, de alguna forma, cómo evoluciona la protagonista.Un corazón, un libro, que bombardea sin ser feliz, escrito por una chiquilla de quince años que aún no ha sentido palpitar la felicidad en su cuerpo. Que se siente alcoholizada por una tristeza que le invade a todas horas, a instantes. A vuelos arrasando el suelo; una muerte constante. Aquella era yo cinco veranos atrás.
En cuarto lugar, Café Frío y Otoño Nevado, es una trilogía aún por terminar. Está en proceso. Dejo los prólogos para que los leas.
Café Frío
Quería, quería que le brotaran de sus ojos océanos, los más inmensos. Quería que navegaran por el rostro entero, rápidamente, tocando cada fibra sensible de su ser. Quería que saltaran como cascadas, cansadas ya de aquella explosión que había en ella. Quería que gritaran, cantaran, hablaran y bailaran. Quería que la llenaran. Quería que la liberaran, pero un bucle de suciedad incrustada en su pecho se lo impidió y, ella, quería. Y no podía. Maldito cielo, maldito infierno; hechiceros de un universo, encadenado por sentirse enamorado. Pero ella quería llorar de felicidad, una vez más.
Otoño Nevado
Querían teñirse, no a anhelarse, amarse. Querían destruirse, odiarse; hundirse. Besarse, quererse carnalmente, hasta llegar a la fuerza mental. Era amor, y desamor. Luchar, morir y a veces ganar. Si se hubiesen querido antes, podrían, tal vez, haber evitado el dolor. Si se hubiesen querido antes, no sería tan tarde para reempezar, para cortar el sentimiento que ya anduvo su curso –ardiendo, rompiendo con todo-, el sufrimiento. Si se hubiesen querido antes, ya no habrían vivido.
Y, para finalizar, ¿Te puedo escribir algo?.
«Habla, este poemario, del desamor propio y como, lentamente, me voy alejando aunque esté. Aunque siga siendo conmigo, en un baile.
Porque es un intento -de querer(me), de hablarle al espejo y al reflejo-«.
En definitiva, todos ellos son mis obras.
Pd.: Gracias por leerme, nos leemos.
A toda hostia, la vida y un deseo
Sentirme a tres kilómetros del suelo. Estoy del revés. Mátame, por favor. ¿Por qué yo? Me cuestioné tiempo atrás por otra situación y, ahora, la misma pregunta, distinto rumbo que, por cierto, no sé a dónde va. ¿A dónde nos vamos? Yo sólo quiero volar un rato a toda hostia y, esta, me estrella. La vida, reflexiono. Pues jodida mierda, afirmo. A veces te sorprende. A mí cada día. Invítame a dos copas y bésame el corazón que se me está desangrando de tanta tristeza, caos y poca cerveza. Ojalá, deseo que jamás se cumplirá. Vaya.Hablando
Hablo mucho de este tiempo verbal,
inédito para mí.
Y de lo poco que soy presente
-distante-
dejo de serlo.
Qué brutalidad:
el extremo de cada emoción.
Cerrar de un portazo
el corazón
en un momento de dolor.El insecto
¿Te has mirado alguna vez?
La miseria que desprende tu vida, y tú.
De humana tienes lo mismo que yo de soberbia.
Estoy sentada, y me siento mal. No es por ti, es por mí. El hecho de que me duela. Tengo que, simplemente, aceptar e ignorar. Pero ese sentimiento que se incrusta como un insecto pica. Y rasco y sigue picando. Qué asco.Cojeo de corazón
Es irónica la vida ¿No? Al fin y al cabo, vivir en un lugar que nunca fue hogar aún así llamándolo «casa» es contradictorio. Dejar de ser persona a causa de ellos. Ir y venir. Morir y morir: una forma de suicidarse en el mundo. Tendré los años que tenga, pero tengo más heridas sin cicatrizar que vidas. Duele. Me hunde. Jamás seré lo que vosotros queráis que sea.
Soy texto, palabra y verbo.
Soy mi propio arte: me construyo y me destruyo al ritmo del viento.
La superficialidad me habla. Es algo así: llama a mi ventana y dejo que se marche lentamente mientras la observo percatándome de la mierda que se viene. Sí, con ojos críticos y un haz fugaz de tristeza, que divide mi cielo en dos: lo real de lo surrelista.
Aún así, me rompen. Ya no se trata de cómo me veo ni de cuánto me quiero.
Simplemente,
sé paz por mí.
No me interesa esto: la estupidez humana.
Y cojéando me voy.Vaya tristeza
Amor, lo siento y esta vez no hay excusas ni pretextos. Simplemente que ya no duermo, que mis ojos están tristes y que me siento océano. Que aunque sea lo más hermoso del mundo, es un caos. Soy un puto caos. Mi corazón salta de extremo a extremo. Es una montaña rusa. La paz ha desaparecido. Vaya tristeza. Se agranda, y el nudo en mi garganta también.
Sonriéndome
Créeme que voy con ojeras y que después de tres cervezas soy más humana que princesa. No me interesa. Quiero sólo cuatro segundos, y pasar cuentas para descífrarme. Para descubrirme con intentos y muchas alas que aún así derrapando, puedo despegar. Me faltan tres textos, vivir en gerundio y sonreírme en presente, siempre.
Instante etéreo
Me apetece escribir,
desangrarme entre letras.
A balazos y a ratos,
me muero por besarte en los labios.
Derrapando en un tiempo inerte,
tirándolo todo a la suerte
dejándome llevar,
y si eso, ya.
Un mañana que nunca llega,
un presente que no se vive
y un dolor interminable
resurgen día a día
al mirarme al espejo
y reflejarme sin querer
en una brevedad
siendo el instante etéreo.Horizonte salado
Necesito mar, mucho mar.
Y sal y lamerme los labios y estamparlos en los tuyos. Con mi vestido amarillo, desnuda de dudas y miedos, sentarme a tu lado en la orilla. Mirar el horizonte, y luego observarte. Sonreír. Vivir a base de risas en el corazón que late enamorado de la vida, de ti, de mí. De todo. Lo más hermoso es eso: ser en gerundio y amar.
Qué paisaje,
ahí.
Un cuadro pintado a verbos, a tiempos, a latidos. Sin pintura, solo con los sentimientos encuadrándolos en un momento inédito y lleno de nosotros.Amor personificado
Después de aquella pelea absurda, del viaje en coche, de la broma de mi padre, de la adrenalina en mi estómago, de una caricia y de llegar al restaurante, sonreí. Porque me sentí, porque estaba viviendo el presente. Claro que el dolor estaba en mí, pero era uno distinto. Al observarme, la espontaneidad y el sol de mi interior, me gusté. Me sentía querida por ellos y gracias.
A todos.
A aquel caos de mi corazón que reafirmándose se colocaba otra vez. Y no con alcohol sino con amor. Uno dulce, tierno.
En mi mente apareció un carrusel de imágenes de las personas que componían mis días. Pasó fugazmente, como flashes. Qué hermoso, palpitó mi corazón. Se dio cuenta de que aquella situación, la nueva etapa, era tan valida como yo misma. Que era el bien, la sinceridad y la honestidad con cada uno.
Era el amor personificado.Va pasando
Me pasa que llega la noche y me apetece leer, empaparme de literatura. Después de ponerme el pijama, sentarme en la silla y encender la lámpara, se detiene todo aunque el mundo siga girando. Porque me quedo sentada, mirando la nada y sintiendo mucho. Este domingo ha sido intenso. Calor, dolor, empacho y mucho amor en compañía. Y pensar que en nada todo termina, que son tres segundos, como una caída desde un precipicio y estrellarse en un precioso mar ópaco. Así es la muerte.
Y la vida se me pasa.
El acto de leer también.