Después de tantos daños, de tantos ratos, buceo en un mar de dudas, de roturas espesas. Y voy tirando, y se ve algo, un destello quizás. La esperanza se asoma por el alféizar de la ventana. Sale el sol, de mis raíces. Nace una flor. Solo una, en plena soledad. Los pájaros se desgarran, se desangran. Alteran la primavera y de la sangre rojiza sale hierba y mucha tierra y agua en vez de amor. Desaparece el dolor, el desamor y el hecho de dejar de creer en una misma. Morirse para regresar al vacío existencial. Es el bucle que derrapa cada dos por tres en el final contra el inicio, pues arranca y, sin querer, dispara. Autómata (en miniatura). Hay una infinidad. Muñequitos, de cristal, incalculables.
Categoría: Escritos
Sueños rotos
Estoy empezando a comprender justo ahora que contigo ni paseos ni atardeceres ni tampoco cafés. Que tu forma de amar hacia mí es compartida con otra más y, aunque de distinta magnitud y forma, siempre será así. Me gustaría decirte, deletrearte entre sabores más dulces que amargos que te sigo amando, y que te estoy bajando, escalón a escalón, del pedestal. Este teclear tan presente, que persiste y nos sigue, desea, con todas sus ansias, dejar de ser el vicio, el bucle lleno de amaneceres vacíos. Lo que pasa es ese breve instante al leer una palabra que luego se convierte en historia y acaba siendo narrada. Lo que dejó de ser, ya jamás será pasado y, create, porque para ello solo necesitamos el acto de querer, de accionarnos como hacen los vagones de un tren sobre las vías. Se mueven, ¿verdad? Pues esto debería ser un hecho y no un mero sueño.
Deshaciéndome
¿Qué decirte? Lo hemos dejado todo a medias,
mis bragas al suelo,
la poesía por el cielo
y un cubo de hielo lleno de fuego.
Yo solo quise hacer cosas,
deshacerme de las rosas
-marchitas-
y volverme para mirarte,
otra vez.
Pero todo fue del revés,
desde el amor hasta el dolor
hay una corazonada
y tres intentos.
Porque, como dicen,
a la cuarta vencemos,
a la quinta nos alejamos
y a la sexta vamos perdidos.
Aquello de contar los días que quedan
ya no es lo mío.
Voy del vuelo al suelo y,
después,
arraso el universo.Un soroll, flors i arrels
Estava a casa estirada al llit i vaig escoltar un soroll que venia del carrer. Com que no volia baixar a veure d’on venia el soroll, vaig treure el cap per la finestra. De sobte em vaig enamorar. Em vaig enamorar de l’aire pur de la primavera, dels núvols juganers que feien formes abstractes, dels arbres i, sense voler, de les meves flors d’on, temps enrere, van anar creixent les arrels del meu ésser.
Caminava i jugava amb el pas del temps. Recordo quan era petita que estava saltant damunt les pedres del riu i, jo, tant innocent i ingènua vaig veure un ocell. No era un ocell qualsevol, era una oreneta blava, molt maca qui em va enviar un missatge a través del seu cant.Hechas de huecos
He tenido una semana cargadita de dolores. Entre el catarro, el oído y la queridísima regla, estoy más tuerta que entera. Aún así, sobrevivo, sobrellevo los días que se me acumulan como las ventanas abiertas, o cerradas. La vida es bonita si la miras desde la otra perspectiva, desde el otro lado de mi misma. Porque hay momentos que dejan de serlo, que se refugian en noches de mucha luna llena. Aquella ausencia me habla, mi propia soledad. Me costó arrancarme las alas y, después de aquella desgracia, al fin volé sin ser pájaro. Ni enjaulado ni libre. Presente. Y sigue y quiere y vive. Y seguí y también quise. Y estoy viviendo, sintiendo las heridas escocer. Hacerse daño entre ellas con tanta soledad, pues, al fin y al cabo, están hechas de vacíos, de huecos. Son recovecos sin salida de emergencia y con escasa paciencia.
Suerte del café
Suerte del café, me sostengo gracias a él. Al café, digo. Aunque esté frío y amargo soy adicta. Sigo ahí, recreándome en la soledad. Relamiéndome las heridas. Sufriendo porque sí, o porque no. ¿Qué? Deja de mirarme así, porque prefiero que me observes. Que traspases ese cristal tan gélido. Dame amor que ya no puedo más.
Deseo sentirme como la espuma
Porque, ¿cómo va esto del amor? ¿Cómo funciona? ¿Qué engranaje hay que tocar para amar o desarmar el alma? Quiero mucho mar, paz, una ola colérica. Sentirme espuma algún día. Estoy perdida, sí, hombre del bus que me miras y me miras. Seguro que te preguntas qué me pasa. Pues que la vida va pasando y, yo, ya paso. A paso ligero voy muriendo.
¿Para qué amamos?
¿Alguien me explica por qué amamos? ¿Para qué? ¿Con qué finalidad?
¿Cuál fue tu objetivo cuando comenzaste a quererla, a enamorarte de ella? De esa chiquilla tan inocente, tan pura, tan inmadura. Fue un balazo directo al corazón donde se creó otro hueco y así sin quererme. Sosteniéndome en un hilo cada vez más tenso hasta que se rompió y, en vez de caer, me hundí profundamente en mí, en mi ser. ¿Tanta sinceridad para qué? Me cuestiono. Para luego sufrir y morir en intentos de vivir. He dejado de ser feliz y, aunque lo intente, porque cada día es un esfuerzo olímpico para seguir, voy hacia atrás. Necesito, necesito. ¿El qué? Ya no lo sé.¿Cómo se ama?
Seguro que si estuvieses con la chica de la que te enamoraste harías otras cosas, incluso irías a sitios nuevos y a otros lugares en los que nosotros nunca hemos ido, ¿verdad? Porque sería otro tipo de amor, un amor distinto…
Es que pienso, reflexiono en lo que pasó y en lo que me está sucediendo. Siento algo extraño. Quizás el dolor acomodándose en mi pecho. ¿Qué es el amor? ¿En qué consiste sentir? ¿Y cómo amar(me) de forma real y sana?Hola, ¿Qué tal?
Hola, ¿Qué tal? ¿Me comes las heridas sin cicatrizar? Me duele el pasado, que pisado, dicen. Dicen. Vaya rima de mierda. En formato literal, este texto, sigue siendo nefasto. El derrumbamiento mental de mi misma cada vez va a peor. Cayendo por un declive emocional tácito, aunque lleno de existencialidad. ¿Qué es la vida? ¿Y vivir? ¿Y existir?
Hola, ¿Cómo estás? ¿Cómo vas? ¿Te estás muriendo como yo? Obvio, que sí. Todos, por cada día que pasa, un día menos de vida y un día más de vida. Pero no me refiero a este tipo de muerte, sino a… ¿A cuál?
Pues, joder, a la que te vas deshaciendo sin querer, sin movimiento, sin adelantamiento ni acción que, por muy bonita que sea, acaba por convertirse en dolor. Créeme, consiste en crear. En crear siempre. En ir construyendo una vía por donde poder caminar, incluso correr, pero yo, yo, destruyo todos los caminos y, y en vez de pasear, o me arrastro o me rememoro lamiéndome los recovecos de mi ser, los vacíos tan huecos. Léelo: tan huecos.
Y ya no sé.
¿Sabes?
Perdiéndome en lo perdido y lo que queda por perder ya lo perdí y perderse aún más aunque ya esté perdida.
Me quedo ahí, de hecho me estoy quedando en la pérdida de mi ser perdido.Continuación del amor
Y también amo la forma en la que callas y estás ausente, aunque presente. Amo tus palabras y, sobre todo, tus acciones. Estás más activo que yo en el mundo. Eres de hacer, en vez de decir. Soy de sentir, en vez de hablar. Porque nos amo así. A nosotros nos amo así. Somos, estamos, seremos, supongo. ¿Seremos?
Amarnos
Giovanni te amo.
¿Cómo no te voy a amar?
De hecho, yo también me amo, pero de distinta forma.
A ti te amo de forma profunda. Porque amo tu mirada, tu andar y tu terquedad. Amo tu sentir, tu vivir. Tu hablar y tu sentido del humor. Amo la forma en que me miras, tus sonrisas, y hoyuelos, qué tiernos. Te amo.
Y me amo. Sobre todo amo mis vacíos, tan huecos, tan oscuros. ¿Ves? Me los estoy relamiendo. Me los quiero comer, pero son tan infinitos que no sé si me los terminaré. Me estoy amando, justo ahora. La manera en que pienso, las heridas y las cicatrices que cada vez son más profundas. Y, aún así en ese abismo inmenso, te pienso y te siento porque aunque me amo, te amo. Y amándote, me amo. Es algo extraño. Es algo así como amarnos.¿Cuál es la importancia de lavarse las manos?
Justo me las estaba lavando cuando me surgió esa duda. Es muy importante lavarnos las manos y ya no recuerdo la respuesta coherente que me di a mi misma, pues supe, en aquel instante, que sin libreta ni teclado ni bolígrafo se me irían las ideas.
Fui capaz de convencerme diciéndome que seguiría recordando la idea, aquella formada por mí.
Ahora estoy aquí, sentada delante del portátil y, bueno, quería escribir algo interesante, algo lleno de contenido. Algo. Es cierto que este texto, tan absurdo por cierto, lo es. Pero de distinta forma de la que me imaginé en mi cabeza en el instante en que pensé: ¿Cuál es la importancia de lavarnos las manos? Más concretamente, de enjabonarlas. De darles masajes con las palmas de las manos y los dedos de las manos. Las manos, son curiosas también, pues son una herramienta muy útil para nuestra cotidianidad. Nos facilitan la vida. Le agradezco a mis manos a conjunto con mis dedos el poder que me dan sobre el teclado, sobre el papel y sobre las letras. La literatura es tan bonita y aún así he escrito lo más horrendo que podría haber escrito.
Es así porque estoy escribiendo sin dejarme llevar por los sentimientos. Es decir, este fragmento de texto, que no sé de dónde viene ni hacia dónde se va, se trata de uno que está escrito con la cabeza
loca.¿Podemos ir a mirar cielos?
Para todas tus preguntas que siempre van a lo mismo: ¿Qué te pasa?
La respuesta es que la vida pasa y me siento sola en una soledad rara, muy lejana y, a la vez, cercana a mí.
Si sigo, quizás ni lo captes, probablemente lo percibas brevemente. Eres suspicaz, de hecho, viste cómo miraba el cielo porque te vi mirarlo mientras te estaba mirando. Levitaba un avión. Parpadeaban sus luces, brillando alto. Quiero ser esa estrella. ¿Podemos ir a mirar cielos?Ser en gerundio es más bonito
Los gritos de aquellos que se burlan de tu paciencia son la señal, la única, de que eres más estable, menos furioso. Siéntate, tómate dos cafés, uno por la mañana y, el otro, cuando te de la gana. Sal a bailar, suéltate el pelo, mueve las caderas. Déjate brillar el cuerpo entero ya que después estarás hecho un percal. El caos siempre está, presente por cada segundo que pasa. Solo debes desacelerar, bajar la escalera que subiste ayer y colgarte de la cuerda floja que afloja. Mira hacia el oeste porque o este es el momento o, bueno, se pasó. Quiero decir, la puerta se cerró y tú le tienes vértigo al vivir. Vas pensando en morir. ¿Te has planteado alguna vez desistir? ¿Desenchufarte? Tu pensamiento hace malabares, se enfoca en desenfocar tu cordura y trazar o, mejor dicho, inventar un plan que ya es parte de tu memoria. Aún así, ser en gerundio es más bonito.
Otro latido
Me he enamorado de mi propio vacío y qué vicio. Los recovecos de mis huesos, internos, se llenan de oscuridad. Se siente muy bien. La caída en picado, la caída al hueco existencial. El perderse para siempre, porque sí, día que pasa, día que sigues viviendo muerta. Así trata tu cuento, tu historia. Solo necesitas un poco de aire, música, pasear entre la gente y pasar desapercibida. Y, luego, sonreír de aquella manera, ¿Sabes? Aquella típica risa rota. La tuya, la que te define en el presente contínuo, quiero decir. Estoy escribiendo. Quiero crear, sentir, plasmar las reflexiones salidas de dudas con infinitas respuestas. El marchitarme se quedó ahí seco, pequeño y ya perdido gracias al viento que dispersó los pétalos de un rojizo oscuro. De otro latido ralentizado que ya jamás regresará del pasado porque es el futuro.
¿Huimos?
¿Qué escribo? Me desvivo. Un dolor, otra forma de olfatear la muerte. Desde el infierno y arrastrándome. Aquí, ahora. Quiéreme bien, deséame. La ilusión, dos hechizos -eternos- y la ceniza fugándose. Para incendiarse, antes tuvo que marchitarse. Hablaré, después, de mi ser. Me apetece poco. Quiero un hogar lleno de besos, ¿sabes? Los quehaceres del día a día son los típicos de un amor sano. Bueno, deberían serlo. Porque tantos abrazos vacíos, que se sirven solos, son como cafés fríos. ¿Huimos?
Otro texto, ¿El último?
Se me cayó la venda. Joder si tenías razón, se me ha roto el corazón. Lo sé y lo siento. Siempre fuiste tú, real. No sé, me duele pensar que esto se termine. Me duele más no quererme bien. He sido frágil tanto tiempo. ¿Sabes qué? Me merezco, me necesito. Quiero quererme. Roturas, heridas cada vez más profundas. Las tristezas se me comieron entera y soy la depresión personificada. ¿Algún día toda esta miseria acabará?
Tenías razón: me enamoré de una ilusión, de un ideal subido en tal pedestal… que ahora que ya te bajé, veo la realidad. Y siento que el amor es desamor. Entonces, irradia el dolor.
Quería que me quisieras a mi manera, pero esta premisa jamás será posible. Será siempre ficción.Caída la venda, roto el corazón
¿Cuándo comenzaste a desenamorarte de mí? ¿En qué momento? ¿En qué día empecé a bajarte del pedestal? Escalón a escalón hasta la desilusión. Ahora eres real. Quiero cegarme por amor, que continúes siendo un personaje ficticio porque darse de bruces contra la realidad me está doliendo más de lo normal. ¿Cuándo he dejado de enamorarme de ti? Te veo, tú. Siempre fuiste tu mismo, en todo tu ser. Elijo, ¿El qué? ¿Seguir queriéndote así? ¿Y si me amo? Me estoy rompiendo. Dicen que es porque floreceré. ¿Cuándo?
Dialogando con el café
Simplemente quería un café y charlar, yo qué sé, de la fe. Reírnos un rato (largo), que quede constancia de nuestras sonrisas. Bueno, aquí estoy: tomándome la fe sola y dialogando con el café, ya frío. Ya roto y vacío. Quiéreme, digo, creemos juntos. Estamos más separados que nunca. Duelen, mis alas están quebradas. Mi mirada habla sin querer. La esperanza se deshace.
Debería aprender de la vida, de mi misma. Debería. Solo es enero, uno eterno. Destruirme para volver a florecer…, ¿O es que siempre me marchito?
Los pétalos van cayendo,
van muriendo.Valórame más
Ni Romeos ni Julietas.
Quiéreme bien.
Quiéreme de forma sana,
por favor.
Pero es que si se lo pido al cielo,
¿Qué sentido tiene?
Ninguno.
Es triste,
pero está siendo mi realidad.
Duelen,
las corazonadas,
las emociones,
que se rompen como las olas,
quiero decir,
en contra del viento,
y de tu voluntad.Un proceso hermoso
Sigo aprendiendo de mi misma.
Está siendo un proceso muy bonito y, aunque doloroso, infinito de momentos llenos de algo que aprender. Y no sé tú, pero para mí la evolución de uno mismo no acaba y empieza al finalizar un año e iniciarlo sino que los pétalos van naciendo y muriendo en una vida hasta que nuestro cuerpo se enfría. Así está siendo. En un cerrar de ojos todo se esfuma incluso la espuma. De mientras, disfruta.Vivir muriendo, o al revés
Me apetece escribir(me), deletrear mi piel con el sabor de un chocolate caliente. Sentirme y al fin, desvivirme. Necesito irme, no de mí, sino de vosotros. De cada uno, y de ti. Quiero marcharme a otro lugar. Lo de marchitarme va por cuenta propia. Ahora mismo el ambiente está lleno de superficialidad. Carece de paz. Estoy fuera de onda ya. Literalmente, sentada en el váter del baño. Mi peor y mejor año. Voy de daño en daño y me tiro porque ha tocado el gordo:
Que jamás volveré
(a ser la misma).
Quizás es que hay un color distinto, pero es un pretexto. Excusa tras excusa, escondiéndome detrás de una sonrisa pequeña, e hipócrita.
Es 26, Anna.
Deja de llorar y afronta la realidad.
Y es que nadie te echará de menos, sino que tu misma. Llanto interno. Las palomas han volado y, aunque sufriendo, mueren viviendo.
O al revés.Incendios
Me estoy dando cuenta de que todo mi vacío existencial comenzó en mi adolescencia y, ¿Cómo retrocedo o de qué manera puedo cambiar mi dolor por amor? Quiero decirle adiós a mi oscuridad, a mis deseos rotos y a todas las cicatrices abiertas. Puedo nombrarlas una a una y de mejor a peor.
Una ceniza que se enciende,
la chispa,
la luna brilla en el cielo azul,
pero está sola
y vacía.
Pero está sola y vacía,
aunque llena de vida.
¿Será el primer pétalo caído la causa del cuadro descolorido?
Porque apareció la compañera de por vida: mi queridísima soledad. Me quité el pecho entero cuando se introdujo en mí, cuando mis alas pesaban y las sombras se apoderaban de mis sentidos.
Fui oscuridad,
hoja seca en plena primavera
y ola colérica llena de disturbios en medio de las calles de la ciudad ya anochecida.
Dejé de sangrar,
mis venas se congelaron hace años.
Mis labios ya no pronunciaban sonrisas y,
aún así,
con la magia que hay entre mis ojos, cristalizados,
amanecen las estrellas, bellas y,
ellas, tan desdichadas,
tan agarradas en almas muertas
(ensombrecidas por morirse y revivir y regresar a las tumbas,
vacías de ruido),
que rieron hasta explotar y transformarse en rosas descompuestas.
Créeme,
todo se inició, así, sin fecha definida,
todo se incendió en una vida incompleta.
Sigo aquí,
sigo aquí,
aunque vuelvo a morir por mí.Me voy queriendo
Que lo entienda quien quiera porque estoy cansada de sentir tanto para expresar la nada. Es como hablar con paredes que aún siendo curiosas, por mala suerte, están vacías por dentro. Créeme cuando te digo que los sucesos se me vienen encima. Montañas de palabras se aglomeran en mi corazón. Quiere, Quiere salir, estallar, volar. Lo está haciendo latido a latido. Me siento y descanso. El arte bueno escasea. Los días se van. Se marchan, como yo de mi misma. Estoy floreciendo. Soy otra fuera de mi ser y qué bonito y bien se experimenta. Y qué mal se verbaliza, pero que sencillo es plasmarlo en palabras.
De mientras me quiero.¿Cuántos colores hay en un enamoramiento?
Hola ojazos,
me estoy enamorando
otra vez en gerundio
y de la vida,
de ti.
Soy feliz,
me ves sonriendo como una perdiz.
El dolor se va,
Hey, ¿Cuántos colores hay en un enamoramiento?
Amor inalcanzable,
es imposible
lo nuestro,
lo que corre por encima de una cuerda que no afloja,
que se estira cada vez más.
Quiéreme y, por encima de todo,
bien.Toc, toc, ¿Hay alguien ahí?
El eco de mis pensamientos suena en la oscuridad de la noche. Atardeceres negros, pero llenos de estrellas. Son ellas, llenas de luz en su mirada, y en el corazón. Dos instintos, un café y la sonrisa ladeada. Dejarme estallar. Bombardearte a preguntas inéditas, las que jamás irán más allá del umbral de mi boca. Un mar de dudas abunda en mis ojos. Tempestad y dolor. Los colores están deshaciéndose con el agua que reside en mis pestañas que se marchan en un velero y me dejan en la deriva, ahogándome en mi propia herida. Si hablo de cicatrices me recreo en estas. Me destruyen. Me gusta torturarme a corazonadas que rebosan la nada. Aún así, toc toc, ¿Hay alguien ahí? Porque creo ser feliz.
¿Cómo tratar la muerte?
Han pasado unos días después de aquella mañana tan emotiva. Estuvimos haciendo manualidades. Entonces, se me acercó uno de los niños preguntándome si podíamos salir fuera de la biblioteca. Quería contarme una cosa. Susurrando, sopló el peso de las palabras. Arrastrándonos hacia una unión entre los dos: él y yo. Se me divide el corazón en dos. Acurruca su cuerpo entre mis brazos. Había otro niño aún más pequeño. Le digo que le abrace. «¿Cómo afrontamos la muerte?», Me cuestiono al segundo siguiente de besarle en la cabeza, como si fuese mi hijo. ¿Cómo le digo a ese niño de ocho años que así de cruel es la vida? Que un día estás, y al siguiente, ya no. Que todo lo imposible se cumple, pero que los seres humanos, no tenemos ese poder de curar o revivir. Así que le dije: recuerda a tu abuelo con alegría, celebra la vida. Porque él quiere que tú seas feliz. Y sí, tendrás momentos alegres y otros más tristes.
Queriéndome
Bonito día se quedó, será que es martes. Y un amanecer del otro viernes. ¿Vienes? ¿Nos echamos el café por encima? Que estoy cansada de tanta vida. Quiero quemarme y salir a surfear entre las nubes. Los inicios de semana van cuesta arriba, y suman días. Justamente hoy soy libre. Me estoy comiendo el final feliz porque lo construyo de suspiro en suspiro y tiro porque agarro el dado y me lo como a bocados. Soy alas, viento y la bruma espesa del cielo de ayer. La lluvia ya sube en vez de bajar. Y joder, qué bien se siente tocar de pies al suelo, sin arrasarlo y con instintos de saber que estoy pintando mi libreta, aquella negra, desgastada y con la goma floja (que afloja), llenándola de semillas. Siento que crecerán, que florecerán. Tiempo atrás morí y otro golpe suicida ya no habrá. Seré mi propia flor, algún día. Lo sé. Después de tantas lágrimas con llamadas de emergencia ahogadas en silencios y mucha sequía, llegué. Me encontré, me derrumbé y, ahora, estoy tirándome pétalos hacia mi ser. Se le dice: queriéndome.
Me siento bien
He visto cielos y qué profundos son. Se rompen en el precipicio de la nada, regresando para vivir, o morir más. No sé. Sigo, pero no sé. Pierdo el tiempo, ya no invierto. Aún así, bebo el agua salada que emana de mi piel. Me siento bien.
¿O creemos que estamos queriéndonos?
Abro los ojos, estoy pisando dos cafeterías al día. ¿Qué me sucede? Pues que estoy muriéndome en vida. A ras del suelo van mis alas, ya rotas y desgastadas. Aún así, me miro en el espejo y, por fe, lo único que veo es una sombra que traspasa mis luces y se carcome mis ganas. Ayer tuvimos sexo. Fuimos carnívoros. ¿Nos estamos queriendo? ¿O creemos que estamos queriéndonos?
Libro gratuito
Buenas tardes, actualmente el libro «¿Hola?» está gratuito en Amazon.
Gracias por leerme, ¡Nos leemos!