Hola, ¿Qué tal? ¿Me comes las heridas sin cicatrizar? Me duele el pasado, que pisado, dicen. Dicen. Vaya rima de mierda. En formato literal, este texto, sigue siendo nefasto. El derrumbamiento mental de mi misma cada vez va a peor. Cayendo por un declive emocional tácito, aunque lleno de existencialidad. ¿Qué es la vida? ¿Y vivir? ¿Y existir?
Hola, ¿Cómo estás? ¿Cómo vas? ¿Te estás muriendo como yo? Obvio, que sí. Todos, por cada día que pasa, un día menos de vida y un día más de vida. Pero no me refiero a este tipo de muerte, sino a… ¿A cuál?
Pues, joder, a la que te vas deshaciendo sin querer, sin movimiento, sin adelantamiento ni acción que, por muy bonita que sea, acaba por convertirse en dolor. Créeme, consiste en crear. En crear siempre. En ir construyendo una vía por donde poder caminar, incluso correr, pero yo, yo, destruyo todos los caminos y, y en vez de pasear, o me arrastro o me rememoro lamiéndome los recovecos de mi ser, los vacíos tan huecos. Léelo: tan huecos.
Y ya no sé.
¿Sabes?
Perdiéndome en lo perdido y lo que queda por perder ya lo perdí y perderse aún más aunque ya esté perdida.
Me quedo ahí, de hecho me estoy quedando en la pérdida de mi ser perdido.
Categoría: Escritos
Hola, ¿Qué tal?
Continuación del amor
Y también amo la forma en la que callas y estás ausente, aunque presente. Amo tus palabras y, sobre todo, tus acciones. Estás más activo que yo en el mundo. Eres de hacer, en vez de decir. Soy de sentir, en vez de hablar. Porque nos amo así. A nosotros nos amo así. Somos, estamos, seremos, supongo. ¿Seremos?
Amarnos
Giovanni te amo.
¿Cómo no te voy a amar?
De hecho, yo también me amo, pero de distinta forma.
A ti te amo de forma profunda. Porque amo tu mirada, tu andar y tu terquedad. Amo tu sentir, tu vivir. Tu hablar y tu sentido del humor. Amo la forma en que me miras, tus sonrisas, y hoyuelos, qué tiernos. Te amo.
Y me amo. Sobre todo amo mis vacíos, tan huecos, tan oscuros. ¿Ves? Me los estoy relamiendo. Me los quiero comer, pero son tan infinitos que no sé si me los terminaré. Me estoy amando, justo ahora. La manera en que pienso, las heridas y las cicatrices que cada vez son más profundas. Y, aún así en ese abismo inmenso, te pienso y te siento porque aunque me amo, te amo. Y amándote, me amo. Es algo extraño. Es algo así como amarnos.¿Cuál es la importancia de lavarse las manos?
Justo me las estaba lavando cuando me surgió esa duda. Es muy importante lavarnos las manos y ya no recuerdo la respuesta coherente que me di a mi misma, pues supe, en aquel instante, que sin libreta ni teclado ni bolígrafo se me irían las ideas.
Fui capaz de convencerme diciéndome que seguiría recordando la idea, aquella formada por mí.
Ahora estoy aquí, sentada delante del portátil y, bueno, quería escribir algo interesante, algo lleno de contenido. Algo. Es cierto que este texto, tan absurdo por cierto, lo es. Pero de distinta forma de la que me imaginé en mi cabeza en el instante en que pensé: ¿Cuál es la importancia de lavarnos las manos? Más concretamente, de enjabonarlas. De darles masajes con las palmas de las manos y los dedos de las manos. Las manos, son curiosas también, pues son una herramienta muy útil para nuestra cotidianidad. Nos facilitan la vida. Le agradezco a mis manos a conjunto con mis dedos el poder que me dan sobre el teclado, sobre el papel y sobre las letras. La literatura es tan bonita y aún así he escrito lo más horrendo que podría haber escrito.
Es así porque estoy escribiendo sin dejarme llevar por los sentimientos. Es decir, este fragmento de texto, que no sé de dónde viene ni hacia dónde se va, se trata de uno que está escrito con la cabeza
loca.¿Podemos ir a mirar cielos?
Para todas tus preguntas que siempre van a lo mismo: ¿Qué te pasa?
La respuesta es que la vida pasa y me siento sola en una soledad rara, muy lejana y, a la vez, cercana a mí.
Si sigo, quizás ni lo captes, probablemente lo percibas brevemente. Eres suspicaz, de hecho, viste cómo miraba el cielo porque te vi mirarlo mientras te estaba mirando. Levitaba un avión. Parpadeaban sus luces, brillando alto. Quiero ser esa estrella. ¿Podemos ir a mirar cielos?Ser en gerundio es más bonito
Los gritos de aquellos que se burlan de tu paciencia son la señal, la única, de que eres más estable, menos furioso. Siéntate, tómate dos cafés, uno por la mañana y, el otro, cuando te de la gana. Sal a bailar, suéltate el pelo, mueve las caderas. Déjate brillar el cuerpo entero ya que después estarás hecho un percal. El caos siempre está, presente por cada segundo que pasa. Solo debes desacelerar, bajar la escalera que subiste ayer y colgarte de la cuerda floja que afloja. Mira hacia el oeste porque o este es el momento o, bueno, se pasó. Quiero decir, la puerta se cerró y tú le tienes vértigo al vivir. Vas pensando en morir. ¿Te has planteado alguna vez desistir? ¿Desenchufarte? Tu pensamiento hace malabares, se enfoca en desenfocar tu cordura y trazar o, mejor dicho, inventar un plan que ya es parte de tu memoria. Aún así, ser en gerundio es más bonito.
Otro latido
Me he enamorado de mi propio vacío y qué vicio. Los recovecos de mis huesos, internos, se llenan de oscuridad. Se siente muy bien. La caída en picado, la caída al hueco existencial. El perderse para siempre, porque sí, día que pasa, día que sigues viviendo muerta. Así trata tu cuento, tu historia. Solo necesitas un poco de aire, música, pasear entre la gente y pasar desapercibida. Y, luego, sonreír de aquella manera, ¿Sabes? Aquella típica risa rota. La tuya, la que te define en el presente contínuo, quiero decir. Estoy escribiendo. Quiero crear, sentir, plasmar las reflexiones salidas de dudas con infinitas respuestas. El marchitarme se quedó ahí seco, pequeño y ya perdido gracias al viento que dispersó los pétalos de un rojizo oscuro. De otro latido ralentizado que ya jamás regresará del pasado porque es el futuro.
¿Huimos?
¿Qué escribo? Me desvivo. Un dolor, otra forma de olfatear la muerte. Desde el infierno y arrastrándome. Aquí, ahora. Quiéreme bien, deséame. La ilusión, dos hechizos -eternos- y la ceniza fugándose. Para incendiarse, antes tuvo que marchitarse. Hablaré, después, de mi ser. Me apetece poco. Quiero un hogar lleno de besos, ¿sabes? Los quehaceres del día a día son los típicos de un amor sano. Bueno, deberían serlo. Porque tantos abrazos vacíos, que se sirven solos, son como cafés fríos. ¿Huimos?
Otro texto, ¿El último?
Se me cayó la venda. Joder si tenías razón, se me ha roto el corazón. Lo sé y lo siento. Siempre fuiste tú, real. No sé, me duele pensar que esto se termine. Me duele más no quererme bien. He sido frágil tanto tiempo. ¿Sabes qué? Me merezco, me necesito. Quiero quererme. Roturas, heridas cada vez más profundas. Las tristezas se me comieron entera y soy la depresión personificada. ¿Algún día toda esta miseria acabará?
Tenías razón: me enamoré de una ilusión, de un ideal subido en tal pedestal… que ahora que ya te bajé, veo la realidad. Y siento que el amor es desamor. Entonces, irradia el dolor.
Quería que me quisieras a mi manera, pero esta premisa jamás será posible. Será siempre ficción.Caída la venda, roto el corazón
¿Cuándo comenzaste a desenamorarte de mí? ¿En qué momento? ¿En qué día empecé a bajarte del pedestal? Escalón a escalón hasta la desilusión. Ahora eres real. Quiero cegarme por amor, que continúes siendo un personaje ficticio porque darse de bruces contra la realidad me está doliendo más de lo normal. ¿Cuándo he dejado de enamorarme de ti? Te veo, tú. Siempre fuiste tu mismo, en todo tu ser. Elijo, ¿El qué? ¿Seguir queriéndote así? ¿Y si me amo? Me estoy rompiendo. Dicen que es porque floreceré. ¿Cuándo?
Dialogando con el café
Simplemente quería un café y charlar, yo qué sé, de la fe. Reírnos un rato (largo), que quede constancia de nuestras sonrisas. Bueno, aquí estoy: tomándome la fe sola y dialogando con el café, ya frío. Ya roto y vacío. Quiéreme, digo, creemos juntos. Estamos más separados que nunca. Duelen, mis alas están quebradas. Mi mirada habla sin querer. La esperanza se deshace.
Debería aprender de la vida, de mi misma. Debería. Solo es enero, uno eterno. Destruirme para volver a florecer…, ¿O es que siempre me marchito?
Los pétalos van cayendo,
van muriendo.Valórame más
Ni Romeos ni Julietas.
Quiéreme bien.
Quiéreme de forma sana,
por favor.
Pero es que si se lo pido al cielo,
¿Qué sentido tiene?
Ninguno.
Es triste,
pero está siendo mi realidad.
Duelen,
las corazonadas,
las emociones,
que se rompen como las olas,
quiero decir,
en contra del viento,
y de tu voluntad.Un proceso hermoso
Sigo aprendiendo de mi misma.
Está siendo un proceso muy bonito y, aunque doloroso, infinito de momentos llenos de algo que aprender. Y no sé tú, pero para mí la evolución de uno mismo no acaba y empieza al finalizar un año e iniciarlo sino que los pétalos van naciendo y muriendo en una vida hasta que nuestro cuerpo se enfría. Así está siendo. En un cerrar de ojos todo se esfuma incluso la espuma. De mientras, disfruta.Vivir muriendo, o al revés
Me apetece escribir(me), deletrear mi piel con el sabor de un chocolate caliente. Sentirme y al fin, desvivirme. Necesito irme, no de mí, sino de vosotros. De cada uno, y de ti. Quiero marcharme a otro lugar. Lo de marchitarme va por cuenta propia. Ahora mismo el ambiente está lleno de superficialidad. Carece de paz. Estoy fuera de onda ya. Literalmente, sentada en el váter del baño. Mi peor y mejor año. Voy de daño en daño y me tiro porque ha tocado el gordo:
Que jamás volveré
(a ser la misma).
Quizás es que hay un color distinto, pero es un pretexto. Excusa tras excusa, escondiéndome detrás de una sonrisa pequeña, e hipócrita.
Es 26, Anna.
Deja de llorar y afronta la realidad.
Y es que nadie te echará de menos, sino que tu misma. Llanto interno. Las palomas han volado y, aunque sufriendo, mueren viviendo.
O al revés.Incendios
Me estoy dando cuenta de que todo mi vacío existencial comenzó en mi adolescencia y, ¿Cómo retrocedo o de qué manera puedo cambiar mi dolor por amor? Quiero decirle adiós a mi oscuridad, a mis deseos rotos y a todas las cicatrices abiertas. Puedo nombrarlas una a una y de mejor a peor.
Una ceniza que se enciende,
la chispa,
la luna brilla en el cielo azul,
pero está sola
y vacía.
Pero está sola y vacía,
aunque llena de vida.
¿Será el primer pétalo caído la causa del cuadro descolorido?
Porque apareció la compañera de por vida: mi queridísima soledad. Me quité el pecho entero cuando se introdujo en mí, cuando mis alas pesaban y las sombras se apoderaban de mis sentidos.
Fui oscuridad,
hoja seca en plena primavera
y ola colérica llena de disturbios en medio de las calles de la ciudad ya anochecida.
Dejé de sangrar,
mis venas se congelaron hace años.
Mis labios ya no pronunciaban sonrisas y,
aún así,
con la magia que hay entre mis ojos, cristalizados,
amanecen las estrellas, bellas y,
ellas, tan desdichadas,
tan agarradas en almas muertas
(ensombrecidas por morirse y revivir y regresar a las tumbas,
vacías de ruido),
que rieron hasta explotar y transformarse en rosas descompuestas.
Créeme,
todo se inició, así, sin fecha definida,
todo se incendió en una vida incompleta.
Sigo aquí,
sigo aquí,
aunque vuelvo a morir por mí.Me voy queriendo
Que lo entienda quien quiera porque estoy cansada de sentir tanto para expresar la nada. Es como hablar con paredes que aún siendo curiosas, por mala suerte, están vacías por dentro. Créeme cuando te digo que los sucesos se me vienen encima. Montañas de palabras se aglomeran en mi corazón. Quiere, Quiere salir, estallar, volar. Lo está haciendo latido a latido. Me siento y descanso. El arte bueno escasea. Los días se van. Se marchan, como yo de mi misma. Estoy floreciendo. Soy otra fuera de mi ser y qué bonito y bien se experimenta. Y qué mal se verbaliza, pero que sencillo es plasmarlo en palabras.
De mientras me quiero.¿Cuántos colores hay en un enamoramiento?
Hola ojazos,
me estoy enamorando
otra vez en gerundio
y de la vida,
de ti.
Soy feliz,
me ves sonriendo como una perdiz.
El dolor se va,
Hey, ¿Cuántos colores hay en un enamoramiento?
Amor inalcanzable,
es imposible
lo nuestro,
lo que corre por encima de una cuerda que no afloja,
que se estira cada vez más.
Quiéreme y, por encima de todo,
bien.Toc, toc, ¿Hay alguien ahí?
El eco de mis pensamientos suena en la oscuridad de la noche. Atardeceres negros, pero llenos de estrellas. Son ellas, llenas de luz en su mirada, y en el corazón. Dos instintos, un café y la sonrisa ladeada. Dejarme estallar. Bombardearte a preguntas inéditas, las que jamás irán más allá del umbral de mi boca. Un mar de dudas abunda en mis ojos. Tempestad y dolor. Los colores están deshaciéndose con el agua que reside en mis pestañas que se marchan en un velero y me dejan en la deriva, ahogándome en mi propia herida. Si hablo de cicatrices me recreo en estas. Me destruyen. Me gusta torturarme a corazonadas que rebosan la nada. Aún así, toc toc, ¿Hay alguien ahí? Porque creo ser feliz.
¿Cómo tratar la muerte?
Han pasado unos días después de aquella mañana tan emotiva. Estuvimos haciendo manualidades. Entonces, se me acercó uno de los niños preguntándome si podíamos salir fuera de la biblioteca. Quería contarme una cosa. Susurrando, sopló el peso de las palabras. Arrastrándonos hacia una unión entre los dos: él y yo. Se me divide el corazón en dos. Acurruca su cuerpo entre mis brazos. Había otro niño aún más pequeño. Le digo que le abrace. «¿Cómo afrontamos la muerte?», Me cuestiono al segundo siguiente de besarle en la cabeza, como si fuese mi hijo. ¿Cómo le digo a ese niño de ocho años que así de cruel es la vida? Que un día estás, y al siguiente, ya no. Que todo lo imposible se cumple, pero que los seres humanos, no tenemos ese poder de curar o revivir. Así que le dije: recuerda a tu abuelo con alegría, celebra la vida. Porque él quiere que tú seas feliz. Y sí, tendrás momentos alegres y otros más tristes.
Queriéndome
Bonito día se quedó, será que es martes. Y un amanecer del otro viernes. ¿Vienes? ¿Nos echamos el café por encima? Que estoy cansada de tanta vida. Quiero quemarme y salir a surfear entre las nubes. Los inicios de semana van cuesta arriba, y suman días. Justamente hoy soy libre. Me estoy comiendo el final feliz porque lo construyo de suspiro en suspiro y tiro porque agarro el dado y me lo como a bocados. Soy alas, viento y la bruma espesa del cielo de ayer. La lluvia ya sube en vez de bajar. Y joder, qué bien se siente tocar de pies al suelo, sin arrasarlo y con instintos de saber que estoy pintando mi libreta, aquella negra, desgastada y con la goma floja (que afloja), llenándola de semillas. Siento que crecerán, que florecerán. Tiempo atrás morí y otro golpe suicida ya no habrá. Seré mi propia flor, algún día. Lo sé. Después de tantas lágrimas con llamadas de emergencia ahogadas en silencios y mucha sequía, llegué. Me encontré, me derrumbé y, ahora, estoy tirándome pétalos hacia mi ser. Se le dice: queriéndome.
Me siento bien
He visto cielos y qué profundos son. Se rompen en el precipicio de la nada, regresando para vivir, o morir más. No sé. Sigo, pero no sé. Pierdo el tiempo, ya no invierto. Aún así, bebo el agua salada que emana de mi piel. Me siento bien.
¿O creemos que estamos queriéndonos?
Abro los ojos, estoy pisando dos cafeterías al día. ¿Qué me sucede? Pues que estoy muriéndome en vida. A ras del suelo van mis alas, ya rotas y desgastadas. Aún así, me miro en el espejo y, por fe, lo único que veo es una sombra que traspasa mis luces y se carcome mis ganas. Ayer tuvimos sexo. Fuimos carnívoros. ¿Nos estamos queriendo? ¿O creemos que estamos queriéndonos?
Libro gratuito
Buenas tardes, actualmente el libro «¿Hola?» está gratuito en Amazon.
Gracias por leerme, ¡Nos leemos!
Un simple cruce de miradas
A veces necesitamos un simple cruce de miradas, un «lo estás haciendo bien», que nunca llega. Nos arrastramos por el suelo, vamos cayendo caricia a caricia por un precipicio infinito de dudas. Las cicatrices ya no duelen. Somos inmunes, eso creemos. Creamos sentimientos -sangrientos- que surgen de la nada y, esta, se convierte en todo. Cuando eso pasa, la vida ya ha pasado.
Se ha volatilizado.Salir de mi ser
Quiero salirme, no solo de mí, de mi ser, sino del bucle. Ahora está pausado, pero cuando siento y, luego pienso, muero (otra vez) sin querer(me). Y créeme que se hace cuesta abajo. Que estoy tocando con el rostro al suelo. Anhelo levantarme y caminar con algo que me palpite dentro. Me estoy autodestruyendo porque, se ve que soy adicta a recrearme en mis recuerdos más tristes. Cada quien con su propia mierda. Pues si emocionalmente me ves mal, cágate cuando te sonría. ¿Las ves? Está rota, y vacía.
Estaré en una resaca sentimental del desamor, tanto ajeno como propio, que flipas, me observas y te marchitas. Si te marchas, planta la semilla por mí y riégame que, yo, ya no estoy para revivir. Vente cada dos días, así la espera se hace menos eterna y la esperanza aumenta.
Lo nuestro
Que jodido, no el texto sino lo nuestro.
Porque nuestro amor se sostiene con dos pinzas -tu corazón y el mío- en una cuerda floja que afloja y aprieta y desgarra los cuadros melancólicos del pasado, que ya ni cicatrizan, que ni se pintan. Están descoloridos.
«Pero yo te quiero».
«¿Eso qué tiene que ver?»
¿Que ver el qué? ¿Con qué? ¿Y para qué?
Pues que se trata de que te estoy queriendo para amarte.
Ahora están sonando las alarmas, los semáforos de la ciudad se ponen en rojo. ¿Será aquella señal de la esquina que me dice «Nena, frena»?
Quiérete un poco, date amor. Valora tu tiempo, aprecia el cariño que has dejado de brindarte. Busca tu propio color. Tu arte, tu alma.
Cuando me miro en el espejo, provoco ese mismo acto, y no me observo. Y lloro internamente y siento tanto que finjo.
Sí, así te lo solté. De balazo en balazo y disparas porque te ha tocado ser arma.
Soy la herida.
Una vida falsa,
una sonrisa intacta,
pero hipócrita que se llena de mentiras,
de desilusiones
y de mucha muerte.
Los muertos ya no son cenizas después de esto. El amor siempre será un hechizo sin polvos mágicos. Y, yo, bueno, soy de carne y hueso, aunque con líos y corazonadas que buscan, esperanzadas, otro espacio vital. Un hogar donde, al fin, puedan refugiarse.
Huyendo
Me estoy escapando,
de mí.
Los colores descoloridos,
el océano lleno de nubes flotando al son de la música.
Las olas ya no bailan,
la espuma ha dejado de flotar.
Pequeña, pero también infinita y efímera.
Duelen las palmas de mis manos,
y las paredes.
Corazonadas que están ahí y no se marchan.
Son instintos o miles de vacíos juntos
que se apellidan de ti,
de ti,
-de ti-.Siento sentimiento(s)
Siento que mi vida cada vez va a peor. Escalón a escalón va bajando, sí, la depresión, hasta llegar y sentarse en el columpio de la vida. Se balancea. Y muere y muere. Dame amor, deshaz todas las promesas que me hiciste tiempo atrás. Enlaza las acciones, una detrás de otra. Cojamos un avión. Vámonos, te canto ahora a ti desde fuera del espejo. Ya no soy reflejo sino humana. Me toco los brazos, observo mis pestañas desde el recuerdo. Tengo piel, cicatrices y alma. Unas cuantas arrugas en el corazón rememoran lo que siento, y sentí. Créeme, soy pez y paz. Dolor, alegría. Vivo por vivir y para la morir. Derramo cada vaso. De ellos caen gotas de sangre disecadas. Es el mar de dudas, que está en sequía. Estás más roto que aquella paloma que voló y se fue con su familia, pero se quedó perdida en otro cielo más bonito, más roto.
El infierno
¿Puedo irme de aquí? ¿De nuestro ser y de nosotros? Es que me estoy rompiendo a trozos. Siento que ya no puedo más. Veo un chispazo de luz. Muero en los intentos. Las puertas se abren de golpe, de portazo en portazo y me estrello porque no hay más remedio. Créeme cuando dicen que las palomas están viniendo para marcharse. Tú eres uno de esos, uno de esos vuelos hermosos, pero tan dolorosos. El único que tiene el poder de hacerme daño. La que acaba recomponiéndose soy yo. Sola y dentro de una tristeza profunda. Porque las oleadas acompañan mi idea de desaparecer, de ir al otro lado de la ventana. Hay tanto cielo, ¿para qué? Me pregunto. Si todos acabamos en el mismo infierno: el amor.
Recuerdos empapados de lágrimas
Las ventanas abiertas dicen mucho y los cielos también. Son mundos ajenos, otros pájaros donde ellos vuelan o se suicidan. A la vez. Quizás, no sé, nosotros somos un tú y un yo que ya no nos pertenecemos más. Simplemente han sido unos días, años, bonitos de recuerdos que se quedarán empapados llenos de nostalgia. Porque, tal vez, espero equivocarme, dejamos de ser para convertirnos en dos seres humanos distanciados (para siempre). Y quieres hacerme feliz el resto de mis días, ¿pues a qué esperas? Vente conmigo, seamos uno. En un futuro, nuestro pasado conjunto será una historia disecada enmarcada en un cuadro, que llorará por un amor que jamás salió a flote. Fuimos incapaces de sacarle jugo a la manzana o de florecernos. Ese acto tan doloroso nos fue matando paso a paso. Créeme, te sigo amando. Cuando llegue el final lo seguiré haciendo, eso de amarte. Tú también siempre tendrás un hueco en mi corazón. Nos quedaremos, al fin y con suerte, en enamorados y nuestra historia se titulará como «un romance pasajero». ¿En serio quieres eso? Me marchito por dentro.Mis libros
A continuación, te presento todos mis obras literarias solo en formato digital, que las encontrarás en Amazon.
En primer lugar, Descendent, escrita en catalán. Es una novela realista con toques de fantasía. Adjunto el prólogo.
Vull desaparèixer. Vull marxar, lluny d’aquí. Anar a un lloc, aquell que només existeixi per a mi i per a ningú més. Allà, enmig de la soledat. Allà, on ningú em pugui trobar, on no pugui trobar a ningú. Vull perdre’m, perdre’m per un temps infinitament infinit. Vull no tornar mai i quedar-me allà per sempre més. Vull anar en un món on no hi hagi ningú que et critiqui, ni que et jutgi pel que fas o el que dius, on puguis ser tu mateix i oblidar-te de tothom. I també vull plorar sense parar. Que per cada gota que caigui dels meus ulls s’esborri una tristesa, un mal moment i així successivament fins poder oblidar tot el meu passat sencer. Per poder començar de nou una nova vida i tornar a ser jo, la que era fa temps. Però no vull tornar aquí, en aquest merda món, sinó en un altre, en aquell on només existeixi jo. On pugui fer qualsevol cosa en qualsevol moment sense preocupar-me pel que puguin dir els altres. On pugui ser feliç cada dia, sent jo mateixa, amb tots els meus defectes inclosos. On hi hagi derrotes i victòries per igual. On la felicitat sigui necessària per viure i on la tristesa sigui un delicte.
En segundo lugar, la bilogía ¿Hola? y Hola que trata sobre un amor adolescente idílico, imposible y sincero. Los capítulos se dividen en breves narraciones poéticas.
Pequeños extractos de mi corazón juvenil; una historia enlazada a sentimientos y emociones.
¿Hola?
Todo comenzó aquel día, cuando te envié allá, a tomar por saco. Porque me fijé y tú te fijaste en mí durante unos breves segundos. Fue todo tan efímero que no fue nada.¿Qué pasa cuando te atrae alguien y lo envías todo al traste por haberla fastidiado tanta veces?Enamorarse está bien y es muy bonito, pero claro, cuando los días van pasando y lo que quieres con ansias que pase, no pasa, ¿Qué sucede? Que nace el odio, o el amor…Y ahí relatos entrelazados entre sí, con un principio definido y un final aún por esclarecerse.
Hola
Todo continuó hasta que acabé estallando -de amor-. Porque sufrí, y lo viví tanto -sintiéndolo- que acabé escribiéndole para sanar. Acabé muriendo en el acto de amar. Fue duro, pero también hubo un alivio en cada palabra escrita que fui siendo cada vez más libre. Esta es la segunda parte y la última de la bilogía ‘¿Hola?’, donde hay relatos entrelazados entre sí, llenos de sentimiento y puro dolor.
En tercer lugar, horas, breves relatos sobre el desamor, narrado por una quinceañera quien añora ser feliz y estar en paz con ella misma. Podemos ver, de alguna forma, cómo evoluciona la protagonista.Un corazón, un libro, que bombardea sin ser feliz, escrito por una chiquilla de quince años que aún no ha sentido palpitar la felicidad en su cuerpo. Que se siente alcoholizada por una tristeza que le invade a todas horas, a instantes. A vuelos arrasando el suelo; una muerte constante. Aquella era yo cinco veranos atrás.
En cuarto lugar, Café Frío y Otoño Nevado, es una trilogía aún por terminar. Está en proceso. Dejo los prólogos para que los leas.
Café Frío
Quería, quería que le brotaran de sus ojos océanos, los más inmensos. Quería que navegaran por el rostro entero, rápidamente, tocando cada fibra sensible de su ser. Quería que saltaran como cascadas, cansadas ya de aquella explosión que había en ella. Quería que gritaran, cantaran, hablaran y bailaran. Quería que la llenaran. Quería que la liberaran, pero un bucle de suciedad incrustada en su pecho se lo impidió y, ella, quería. Y no podía. Maldito cielo, maldito infierno; hechiceros de un universo, encadenado por sentirse enamorado. Pero ella quería llorar de felicidad, una vez más.
Otoño Nevado
Querían teñirse, no a anhelarse, amarse. Querían destruirse, odiarse; hundirse. Besarse, quererse carnalmente, hasta llegar a la fuerza mental. Era amor, y desamor. Luchar, morir y a veces ganar. Si se hubiesen querido antes, podrían, tal vez, haber evitado el dolor. Si se hubiesen querido antes, no sería tan tarde para reempezar, para cortar el sentimiento que ya anduvo su curso –ardiendo, rompiendo con todo-, el sufrimiento. Si se hubiesen querido antes, ya no habrían vivido.
Y, para finalizar, ¿Te puedo escribir algo?.
«Habla, este poemario, del desamor propio y como, lentamente, me voy alejando aunque esté. Aunque siga siendo conmigo, en un baile.
Porque es un intento -de querer(me), de hablarle al espejo y al reflejo-«.
En definitiva, todos ellos son mis obras.
Pd.: Gracias por leerme, nos leemos.
A toda hostia, la vida y un deseo
Sentirme a tres kilómetros del suelo. Estoy del revés. Mátame, por favor. ¿Por qué yo? Me cuestioné tiempo atrás por otra situación y, ahora, la misma pregunta, distinto rumbo que, por cierto, no sé a dónde va. ¿A dónde nos vamos? Yo sólo quiero volar un rato a toda hostia y, esta, me estrella. La vida, reflexiono. Pues jodida mierda, afirmo. A veces te sorprende. A mí cada día. Invítame a dos copas y bésame el corazón que se me está desangrando de tanta tristeza, caos y poca cerveza. Ojalá, deseo que jamás se cumplirá. Vaya.