Te sueño, quiera o no, te sueño.
Hoy te he soñado otra vez;
Y, no sé por qué motivo, te pedía la moto. Quería conducirla, tal vez. Pero no podía porque no sabía. Y tú estabas allí presente, siempre lo estás. Aunque en la realidad jamás.
No puedo decir nada, porque no lo sé. No sé qué siento, ni qué quiero pero, quizás, te echo de menos.
Y es que entre nosotros somos inexistentes, porque éste, el vinculo que de alguna manera debería -debe- vincularnos, no existe.
Y no es la primera vez, y creo que ya son más de tres. Y de todo ello sólo recuerdo aquel beso.
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