Etiqueta: poesía

  • Nada

    Hoy no he hecho nada,
    me he derrumbado
    como se marchita una rosa por la noche;
    esa soy yo.
    Me necesito más que nunca
    y lo único que siento
    es un vacío,
    ahí,
    siento un vacío.
    Hasta lo escucho palpitar,
    porque a cámara lenta
    se muere,
    se mata.

  • Quizás mañana ya sí

    ¿Qué ha pasado?
    Después de tanto tiempo,
    de tantos cuentos si fin,
    de tantas copas con hielo
    y cicatrices sin curar.
    Heridas con gangrena,
    con historias
    y muchas vidas.
    No querer sufrir más
    y acabar siendo dolor porque sí.
    Tu cabeza te juega malas pasadas,
    páginas que serás incapaz de pasar,
    libros imposibles de cerrar.

  • Páusate

    Estamos destruyendo la Tierra,
    no sé porqué
    pero tengo la necesidad
    de decirlo,
    de escribirlo
    y de describirnos en vano.
    Hemos evolucionado,
    aunque nuestras neuronas
    se han derrumbado.
    Una a una,
    pedazo a pedazo
    y subiendo o bajando
    de peldaño en peldaño
    en ningún momento
    se nos pasó por la cabeza decir «basta».
    Al tiempo,
    al cielo,
    al viento,
    al sexo,
    al amanecer
    y al anochecer.
    Al llanto,
    a la risa,
    al poder de decir no.
    Al acto de sentir.
    ¿Lo véis?
    Nunca nos hemos detenido
    y, aún así,
    nos obligan,
    o quizás nos obligamos,
    a seguir.
    Ya no se trata de querer o no querer,
    esto es una necesidad,
    un grito a la esperanza,
    al silencio -tan querido- de la pausa.

  • Brevedad

    Por un instante se me olvida el presente, el ahora, donde estamos y de donde venimos. Es cierto que cada uno de nosotros -como seres humanos- somos arte, a nuestro antojo y de nuestra forma. Se nos olvida algo: aquellos que fueron, en pasado. Y que ya no están, y que sí son. De ellos nació un caos hermoso. No sé muy bien a quien dedico esto, ni hacia donde se dirige. Sólo sé que estoy aquí y se lo agradezco al cielo. A mi cielo; a mi andar, a mi pelo y a mi corazón. Mi forma de ser humana. De ser yo: mujer. Porque quizás, por no decir probable, en un mañana ya nada. Nada de nada y nadando nos vamos, me voy. Un despido, un cruzar la acera, un girar la esquina, un correr y un querer(se) constante. Créeme, ya no somos ni seremos, pero siempre -siempre- volaremos.

  • Oír

    Escuchar el sonido de la calle,
    como las personas hacen cosas;
    como se mueven,
    sienten
    y viven.
    El repiquetear de los corazones tranquilos,
    pausados
    y queridos.
    Hay paz.
    Porque es verano,
    uno con abundacia de calor
    y poco dolor.
    También hay relleno
    y un rellano en el que me despido contigo cada dos por tres;
    por el momento
    somos.
    Es…, Bonito.

  • El espejo y yo

    ¿Por qué no estamos destinados a ser amor eterno?
    Porque el destino, la vida, así lo decidió.
    Así zanjó nuestra historia.
    Quizás nuestro amor simplemente fue un romance, y ya.
    Y eso.
    Tanta soledad,
    incomprensión
    y dolor.
    Compañía,
    abrazos,
    caricias,
    deseos,
    miradas
    y te quieros
    sin amor,
    sólo con dolor.
    Qué triste, ¿No?
    Míranos, partidos en dos,
    divididos,
    separados a pesar de estar juntos,
    pero sin ser.
    Sin ya querer(me).

  • Revoltijos, y yo

    La gente riendo y
    yo llorándome.
    Porque siento cosas
    (sentimientos)
    que son revoltijos en mi estómago,
    y corazón.
    Lo siento,
    pero voy a ser egoísta,
    voy a pensar en mí.
    Voy a brillar.
    Y punto.

  • Estallido

    Ayer el concierto,
    la música,
    la letra
    o la melodía
    te rompió el corazón.
    Fue el momento,
    recordar tu pasado,
    aquel tan doloroso que parecía no tener salida.
    Tu destino es ser ser,
    pero hay veces que ni uno mismo se entiende,
    se reconoce,
    se quiere.
    Así que,
    o arreglas tu pasado volviendo a él
    o lo cierras para siempre.

  • Palabras afiladas

    Dudas que se me quedan atragantadas en el corazón, que luego duelen porque se llena de suciedad, de incerteza.
    Empieza a frustrar y a doler,
    a matar por dentro
    y a apretar lentamente
    como si te estuviesen clavando una espada
    en el pecho
    al son de una balada.
    ¿A que mata?
    Pues así me siento yo;
    triste,
    y cada vez más rota,
    más hueca.
    -Menos yo-.

  • Autoreflejo

    A veces siento como la vida se me cae encima,
    tu recuerdo y el mío
    -nosotros siendo otros-
    en la orilla del mar
    con el corazón colgando
    como si estuviésemos agarrando un cigarro
    a punto de marchitarse,
    de esfumarse
    y perderse en la nada.
    Piénsalo,
    siéntelo.
    Dolía,
    y ahora todo es más sano
    menos tóxico
    porque día tras día
    por las mañanas me miro al espejo
    y cuando veo mi reflejo sonrío
    queriéndome,
    sosteniendo mi alma al son del viento
    que aunque baje y suba
    nunca se detendrá
    y siempre caminará.

  • Emociones

    Borroso mi corazón
    -emocionado-
    que se llena de sentimiento
    y de amor
    gracias a ti.

  • Acto de fe

    Aunque sea escribir sólo una frase,
    un párrafo,
    aquello efímero lleno de eternidad.

  • Siempre conmigo

    Quererme en gerundio,
    es hora de decirse a una misma:
    me amo y, por encima de todo, me seguiré amando;
    aunque sea caos,
    guerrera
    o desastre.
    Siempre conmigo.

  • Te echo de menos

    Te echo de menos en todas mis facetas,
    la de niña pequeña,
    la de guerrera,
    la de amante
    y cuando soy aquella mujer que te dice «Te quiamo».
    No hay nada más bonito que el acto
    de que sigamos siendo.

  • Océano

    Porque soy mar,
    alma que corre salvajemente
    y se adentra en la aventura
    del amor.

  • Escribiéndonos

    Tú en la ducha,
    yo en el comedor
    escribiéndote
    mientras amo tu forma de ser,
    de ver
    y de querer.
    Y dime loca o tonta o rara,
    pero sí.
    Sí quiero,
    y más.

  • Instantes

    Pólvora que se evapora,
    que se desvanece
    y se va.
    Y luego,
    vuelve
    a sentir
    y a querer
    el instante de un beso.
    La ceniza,
    el aire
    y el amor.
    No pido nada;
    un quererse constante
    para el resto de nuestros días
    y que si es sólo un segundo
    que sea eterno
    que yo te quiero demasiado
    (para amarte).

  • Volando

    Un revolcón en el coche,
    o dos
    o tres.
    Piel con piel
    y alma con alma.
    La adrenalina,
    el sudor
    y el amor;
    lo más bonito que hicimos aquella noche de verano con las estrellas en el cielo brillando
    y nosotros volando.
    Saltamos el precipicio,
    fluimos entre cuatro paredes
    y los colores
    viviendo,
    siendo nosotros mismos.

  • Amor mío, yo, me quiero

    Y me gusto tanto, que así me pierdo queriéndome. Y es tan sano, pruébalo. Eso, de comerte. Eres dulce y salada a la vez. Es bonito quererse, amarse. Hazlo siempre que aunque cueste sólo debes mirarte con una sonrisa y los ojos llénalos de ilusión. Y que si en ese instante no te quieres porque no puedes, mírate con más deseo, con aquel anhelo de que te querrás en un futuro todavía más.
    Perdónate por todo aquello que no hiciste, pero no te lamentes.
    Y, por encima de todo, pruébate.

  • Viviéndome

    Quiero escribir un relato, un cuento, una historia de fantasía y morir en el intento si no puedo, si no surge. Como mínimo, intentarlo. Porque lo sé, soy arte y vivo en Marte. Y hay días, por no decir todos, que voy con las ojeras caídas, que soy de sonrisas perdidas en un mundo sin salida y con mucha vida.
    A momentos, a ratos, lo intento. El acto de escribir. Y borro, elimino y reescribo. Últimamente no hay manera ni forma de, bueno, no lo sé exactamente… ¿De vivirme? Sí. Dime loca o poco cuerda. Realmente siempre he sido buena, demasiado.