Sorteando el dolor

Y saber y entender y no querer.

Por amor al arte,

estampándome contra Marte.

Un porro medio deshecho,

se quedó en el lecho de la vida;

pura y divina.

De cabeza al infierno fue,

siendo infiel.

Y su buena amiga, honesta y bondadosa, aguantándole los pies.

Porque de tanto andar se quedó del revés.

Era fiel a su instinto más salvaje,

pensaba con el corazón y no con la mente y, por tonta, cayó con el más demente, de mente.

Y vete a saber. Vete.

No seas idiota niña pequeña,

que te vas a romper.

Y de tanto caer no vas a poder.


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