Follar en el coche; qué gloria.
Con los calcetines puestos y el vestido tirado por el suelo.
En una callejuela escondida entre la ciudad, dentro de una caja, burbuja de ensueño, los dos -enamorados y llenos de pasión- entre las hierbas malas. Y luego, paz. Conducir hacia la metrópoli de la ciudad y bebernos, a sorbos, una cocacola. Qué hermoso, tú. Y la vida.
El acto de follar
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Comentarios
Una respuesta a «El acto de follar»
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Cuando la oportunidad, la suerte quizas, coincidian… el deseo era aun mas intenso que el climax posterior
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