Autor: perezitablog

  • El invierno

    Este invierno será distinto,
    quizás menos frío,
    ahogado
    y dolorido.
    Tal vez más significativo por haber sentido o,
    mejor dicho,
    vivido.
    Las flores se van,
    pero las de mi ser interno no,
    ya no.
    Se quedan, están y crecen.
    Van floreciendo poco a poco al son del amanecer.

  • Una pausa

    Me paro aquí a pensar, a sentir.
    Es una pausa, un momento de escribirme. Sin tapujos, sin miramientos, y con muchos anhelos que se quedan ahí, en el cielo. Porque no sé, quiero crear un sueño y hacerlo realidad. O más de uno. Mirarme en el espejo, recrearme en aquel invento y decirme «Yo puedo, yo quiero».

  • Es amor

    La vida
    no son dos días
    y tres suspiros
    sino que son
    cuatro segundos;
    la primera mirada,
    una vibración en el corazón,
    el acto de volar
    y, luego,
    el verbo
    en descendente
    -morir-.

  • Quiero vivir

    Que quiero volar sin importarme la caída, quiero sentir vértigo y la adrenalina recorriendo mi cuerpo. Quiero vivir, pero de verdad.
    Siento que el tiempo corre y yo no corro con él. Siento que no siento y, no sé, es una sensación extraña. Rara. Incomprensible, quizás.
    Vivo metida dentro de la rutina. Lo de siempre. Y no me disgusta, pero me aburre.
    Me gusta sentir(me) y por eso necesito ascender hasta estrellarme contra el suelo. Y me da absolutamente igual todo. De hecho, quiero caer, petarme el corazón y morir si hace falta.
    Echo de menos el aleteo de mis alas, que quieren y no saben o, simplemente, no pueden porque están agotadas.
    Olfatear,
    escuchar,
    ver,
    oír
    y tocar es todo lo que me debo.
    Hace tiempo, uno indefinido, que he dejado de abrirme al mundo.
    ¿Quizás ahora es un nuevo comienzo?


  • Estoy aquí (conmigo)

    Me hubiese gustado quedarme un rato más para conversar sobre la existencia de nuestras vidas. Para preguntarte, quizás, si alguna vez me quisiste. Si ahora aún sigues haciéndome el amor con la mirada.
    Al irme, te noté triste, nostálgico.
    ¿Un abrazo?
    ¿Un «estoy aquí» sería suficiente?

  • Domingos

    Este domingo, justamente,
    como todos los otros
    -los pasados y futuros-
    no me apetece hacer nada y,
    aún así,
    he hecho cosas.
    Dormir,
    leer,
    escuchar música,
    conversar,
    y sentir.
    ¿No sería eso algo como vivir?

  • Como yo

    Necesito pegarme dos tiros,
    el primero en la sien
    y el segundo en mi corazón
    para que pete -yo- de una vez.
    Para estallar y derramar la sangre
    en mi muerte (súbita).
    Será mi sombra,
    y el cielo
    ese día
    llorará,
    pero no de dolor
    sino de amor.
    Y en mi funeral
    sólo habitarán los que deambulan por las calles,
    los que viven muertos.
    No los llames «zombies»,
    llámalos como seres sin alma.
    Son las personas vacías.

  • Sentir(se)

    Y los sábados son para no hacer nada de lo planteado. Para levantarse y salir a la calle. Experimentar, rememorar momentos y vivir. Es decir, el acto de sentir(se).

  • ¿Cómo ser constante con tu blog?

    En primer lugar, para ser constante con tu blog tienes que tener ilusión por lo que haces, por lo que escribes. Además de motivación, ganas, voluntad y esfuerzo. Sí, porque todo proyecto conlleva esforzarse.

    Además, es interesante que te preguntes diariamente o cada equis tiempo por qué tienes tu blog y para qué lo haces. ¿Por qué escribes? Por necesidad, por gusto, por curiosidad e interés…

    Si la respuesta es afirmativa, es decir, que lo haces porque te gusta, entonces sigue blogueando. Si la respuesta es negativa, replantéate las cosas porque probablemente estás invirtiendo tu tiempo en algo que no te gusta, que no te apasiona y que no es lo tuyo porque, simplemente, no es lo que quieres o necesitas en esta etapa de tu vida.

    La conclusión a todo esto es que lo hagas porque te apasiona. El después ya llegará. Que siempre llega.

    Photo by lilartsy on Pexels.com

    Herramientas útiles

    Mi forma de ser constante con mi blog consiste en tener una organización realista y seguirla. Para ello lo llevo a cabo mediante un calendario editorial.

    Pero, ¿Qué es un calendario editorial?

    Un calendario editorial es ni más ni menos que una organización sobre tu blog. Allá organizarás qué publicas, qué día de la semana subirás equis entrada… Además, también consiste en planificar cuando escribirás cada post. Dependiendo de tu tiempo libre, de tus horarios, lo harás de una forma u otra y en un tiempo determinado u otro.

    El calendario editorial lo puedes hacer desde el Excel de Google Drive hasta en una aplicación o incluso en papel con bolígrafo y lápiz. Adáptalo a ti.

    Es necesario ser realista. No te pongas metas inalcanzables y tampoco metas sencillas de conseguir. De esta forma evitarás procrastinar.

    Photo by Anete Lusina on Pexels.com

    Los objetivos

    Los objetivos son una forma eficaz de conseguir tus metas a corto y largo plazo. Por ejemplo, si estás empezando, una meta alcanzable es publicar dos posts a la semana: uno de escritura creativa y otro que aporte utilidad a tus lectores. Otro ejemplo es aumentar el tráfico: 50 visitas más cada mes.

    Recuerda pensar objetivos realistas y concretos.

    Photo by Olya Kobruseva on Pexels.com

    Conclusión

    En definitiva, no hay una clave para ser constante, pero sí que hay distintos consejos y herramientas útiles que te pueden servir.

    Aquí lo más importante es tener una organización y seguirla. Ni más ni menos.


    PD: Gracias por leerme

    ¡Nos leemos!

  • Vaivén

    No aprendo,
    no aprendo,
    no aprendo.
    Y esto va y viene,
    el vaivén de mi corazón,
    los pensamientos que surgen de este
    hacen que me replantee mi existencia,
    mi forma de vivir,
    de ser.

  • La vida, la luna y yo

    ¿Qué estoy haciendo con mi vida?
    Me ahogo.
    Soy más pálida que la luna,
    que me observa desde la lejanía,
    des del cielo nocturno.
    Una vez me dije «hazlo, y punto» y,
    con ese lema en mi cabeza,
    hice todo lo que estaba fuera y dentro de mis manos,
    de mis posibilidades.
    La fastidié no una
    sino hasta más de quince veces.
    ¿Qué aprendí?
    Algo de mí:
    lo caótica que puedo llegar a ser.

  • Amanecer

    Aquí,
    desde donde se observa un cielo nublado.
    Es un día gris, pero no para mí sino para el mundo.
    (Este).
    Y es bonito también.
    Porque rompe esquemas
    y mentes.
    El corazón de la vida es eso:
    ser mientras todo se quiebra y,
    luego,
    presenciar una sonrisa con la salida del sol.

  • Estoy sanando

    No te apures, estoy sanando. Sí, florezco y también me marchito. No pasa nada, solo fluyen sentimientos, emociones y pensamientos. Es divertido ese vaivén -ese caos- llamado (mi) vida. Es una bomba explosiva porque arrasa, al igual que yo. Pero no te preocupes porque así es, así se va y se vuelve. Y no hay nada más bonito que ser ser.

  • Mis alas

    Quiero leer(me) aquello lleno de sentimiento,
    de vivir sintiendo el tacto,
    rozando el pacto que hice
    conmigo misma
    de ser gerundio a cada rato.
    Quiero un libro caótico y a rebosar de heridas,
    de cicatrices sin cicatrizar.
    Explicarme una y otra,
    y otra vez
    que el mundo
    -el mío-
    no es tan malo,
    ni vacío
    ni descolorido.
    Porque,
    al fin y al cabo,
    siempre estarán mis dos esperanzas:
    las alas de mi espalda con las ganas recargadas,
    a punto de alzar el vuelo hacia un nuevo terreno.

  • Aleteos

    La cuestión más hermosa es esa. (No saberla). Pero sentirla. Como se siente aquello más amado, arrebatado por algo o alguien (tu mismo) sin saber el porqué. Es tan sencillo y a la vez tan complejo. Es quitarle la voz a la mariposa. Qué triste ¿Verdad? Déjame contarte esta realidad: el vacío que siente ella, la que en su momento creció, floreció y se sanó de aquel pasado dolorido. Aunque, por mala suerte o voluntad, regresó. Esa sensación de perdición, de no saber el qué ni el cuándo ni el cómo. En definitiva, de no (querer) saber. Porque para ella la vida que le esperaba eran dos alas y muchos vuelos donde florecer. La vida es así. Te quitas y te das. Vas y vienes -contigo mismo- para luego despegar, levitar y caer. Y otra vez, vuelta a empezar.

  • En nuestro corazón, siempre

    Es curiosa la vida: cómo todos venimos de esos estudios humanísticos, siendo unos jovenzuelos, dirigiéndonos a estudiar aquello que creemos amar. La literatura, la lengua y la cultura de cualquier idioma. Maravilloso. ¿Porque realmente la amamos? Para mí, leer y escribir me salva, me sana y me rompe. A veces en ascendente y, otras, voy del revés. De cabeza hacia abajo. Y me gusta, me encanta. Me enamoro (de mí). Porque siendo como soy -caótica de pensamiento, firme de sentimiento y con el instinto al vuelo- aterrizo y subo como quiero, como puedo. Quizás es algo bueno, quizás no. Me ayuda a crear arte, a sacar de ahí, de mi ser interno, lo que siento y lo que viví en pasado y en un presente eterno.
    Al fin y al cabo,
    un escritor,
    un texto,
    un poema,
    una frase
    y una palabra
    siempre quedará en nuestro corazón.

  • Diario de pensamientos

    ¿Qué es para mí un diario de pensamientos?

    Un diario de pensamientos es una libreta donde plasmas todo lo que sientes y piensas. Puedes escribirlo de forma literal o en sentido figurado.

    Para mí es un lugar donde refugiarte. Un sitio donde sacas todo aquello que tienes en tu pecho. Consiste en vomitar palabras, una detrás de otra. Sin pensar. Sin querer buscar la perfección. Lo que hay ahí dentro es lo que sale. Y eso está bien. Porque está bien estar mal. Y es muy necesario escribirlo para luego poder afrontar las situaciones, lo que crees que se te viene encima y te machaca creyendo que te va a matar. Pero como lo acabas plasmando en el papel, te salvas. Sales a la superficie y vuelta a empezar. Vaya proceso más hermoso, ¿Eh?

    Photo by Greta Hoffman on Pexels.com

    ¿Para qué sirve y por qué hacerlo?

    Pues, básicamente, sirve para desahogarte. Posteriormente, te ayudará a entenderte. Y, después de un tiempo, podrás afrontar el problema, es decir, aquello tan sentido que fue incomprensible en su momento.

    Si lo haces, y de forma constante, en un futuro no habrás solucionado tus problemas, pero sí los tendrás detectados.

    Cuando digo problemas me refiero a los intríngulis que tenemos todos dentro de nuestro corazón y cabeza. Es decir, los problemas son sensaciones.

    ¿Cómo lo llevo a cabo?

    Simple. Sólo necesitas una libreta y un bolígrafo.

    Y escribe. Esa es la clave. Escribir sin pensar, sólo sintiendo.

    En mi caso, llevo un registro de mis sentimientos en el bloc de notas de mi móvil porque es la forma más rápida de plasmar lo que siento en cualquier instante. También es una bonita manera de llevar un registro de tus pensamientos o sentimientos.

    Aunque, para empezar, te recomiendo hacerlo a papel y escribir de forma literal, sin tapujos y sin miedos. Así evolucionarás en la escritura y aprenderás a pasar lo que tienes en tu mente o en tu corazón a papel, ganando consciencia de tu realidad, eliminando el estrés y aprendiendo a comunicarte con más claridad.

    Photo by Pixabay on Pexels.com

    Tipos de diario de pensamientos

    El más típico es el diario personal, pero hay muchos más como, por ejemplo:

    1. Diario de emociones: se trata de expresar todo lo que sientes con cada experiencia cotidiana.
    2. Diario personal de gratitud: plasmar aquello que agradeces en tu vida.
    3. Diario personal de logros: es un listado de todo aquello que quieres conseguir, ya sea a largo, medio o corto plazo.
    4. Diario personal de autoestima: es un acto de superación diario y reflejar en él todo aquello que has logrado, registrar los ejercicios que estés haciendo… Puede ser muy útil para quererte un poco más cada día.

    Espacios donde escribirlo

    Para escribir aquello que sientes no es tan importante el lugar sino sentirse cómodo mientras estés escribiendo tus sentimientos.

    Sí que es cierto que hay personas que crean una rutina: escribir media hora antes de irse a dormir. O por las mañanas.

    Sólo te digo que hacer esto es escribir sin personalidad, es decir, no creas tu esencia porque haciendo esto provocas una rutina y la acabas inculcando tanto dentro de tu mente, de tu día a día, que llegará el momento en que no sepas qué escribir. Te bloquearás.

    Mi recomendación es que escribas cuando sientas que debes hacerlo. Sin más. No te compliques. Hazlo cuando lo necesites.

    Conclusión

    Comencé a escribir en diarios a los nueve años donde con el tiempo fui puliendo mi técnica. Es emocionante y a la vez curioso leer mis escritos porque se puede observar una evolución muy importante. Y gracias a ello me encuentro y reconozco qué me pasó o que me está pasando.


    PD: Nos leemos,

    ¡Gracias por leerme!

  • Sin leerte

    Me puse palida al escuchar tus primeras palabras. La tensión recorrió mis venas y mi corazón palpitaba de prisa, sin detenerse. Comenzaste a narrar tu historia. Mis sentidos estaban a flor de piel y la razón que me quedaba se esfumó. A medida que ibas explicándome la situación, fui comprendiendo. Eso, se llama empatía. Me puse en tus zapatos, en tu ropa. Por suerte, tu relato terminó con un buen final. Luego, me carcomí los sesos y el cerebro. Sí, porque volví a recrearme en ti, a ser un tú en el pasado, en ese verano. Me dolió, me rompió. «Finges bien», pensé. No te descifré, no pude entre ver la verdad, la angustia que suspiraba -frágilmente y en silencio- tu corazón.