Por ser tú,
porque me lees entre pestañas y me descífras entre miradas. Siempre siendo hijo de lo natural, de lo real. De la pureza del bien y no del mal. Porque me cantas entre olas cuestionándome cada certeza mía. La tristeza se fue al igual que los pájaros en invierno, y la fe está regresando. Sólo tengo miedo al quebrantamiento. Y me pregunto si esta vez aguantaré, si lo soportaré. Pero como sentí tiempo atrás, debes estallar como un volcán para sacar la furia y el dolor fuera. Para sentirte libre, para sentir que vuelas.
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