Quizás se trate de mirarse el alma a través del espejo.
Quizás se trate de salvarse justo al instante que te tiras por el borde del precipicio.
Quizás se trate de caerse boca abajo y, aun así, sentirse flexible, como quien nunca se rompe.
Quizás se trata de dejarse llevar por la corriente del viento.
Quizás se trate de morirse por un beso y, de tanto morirse, acabar dándolo.
Quizás,
tal vez,
quizás.
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