¿Quemando el libro, quizás? Tirándolo en la hoguera o por el retrete. Ya no sé, ¿o sí? Y es que desde que lo coloqué, ahora solo suceden acontecimientos bonitos, como los amaneceres hermosos, y los cielos, que dejan de estar ennegrecidos, y mis recovecos lloran felicidad y a océanos, quiero decir, a mares en una…